El legado de las mujeres en las terapias dirigidas contra el cáncer de mama

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Desde su introducción en la clínica, las terapias dirigidas han supuesto una auténtica revolución en el tratamiento del cáncer, marcando un antes y un después respecto a las terapias convencionales como la quimioterapia y la radioterapia. A diferencia de éstas, las terapias dirigidas actúan de manera más precisa, reconociendo moléculas específicas en las células tumorales, bloqueando su crecimiento y minimizando el daño a tejidos sanos.

Un ejemplo destacado de este avance ha sido en el tratamiento del cáncer de mama HER2-positivo. Este tipo de cáncer se caracteriza por la sobreexpresión de una proteína llamada HER2, la cual promueve el crecimiento celular descontrolado, favoreciendo la proliferación tumoral. El cáncer de mama HER2-positivo representa aproximadamente un 20 % de los casos de cáncer de mama, y la presencia de HER2 es una de las claves para determinar el tratamiento adecuado.

Hace ya más de 25 años, la introducción de terapias dirigidas como Herceptin, transformó radicalmente el pronóstico de las pacientes con esta forma de cáncer, al reducir significativamente las tasas de recaída y aumentar la supervivencia. Sin embargo, la verdadera revolución ha llegado con los anticuerpos conjugados a fármacos (ADCs, por sus siglas en inglés), una innovadora estrategia terapéutica que ha demostrado mejorar la eficacia de los tratamientos y prolongar la calidad de vida de las pacientes. Fármacos como Enhertu han logrado resultados prometedores, ofreciendo nuevas oportunidades a quienes no respondían a las terapias previas.

Además, esta tecnología ha abierto nuevas puertas para pacientes con un subtipo de cáncer de mama conocido como HER2-low, que representa aproximadamente el 70 % de los casos y que hasta ahora no se había beneficiado de terapias dirigidas contra HER2. Gracias a los últimos estudios clínicos, se ha demostrado que Enhertu también puede ser efectivo en este grupo, redefiniendo el tratamiento y ampliando las posibilidades terapéuticas.

Esferoide de células tumorales de mama en una matriz de colágeno marcado con sondas fluorescentes
para su visualización en el microscopio confocal Opera Phenix. La imagen muestra el núcleo necrótico
(naranja); células tumorales (azul) y el fármaco Herceptin rodeando al esferoide tumoral (verde).
Imagen proporcionada por la autora.

El desafío de la resistencia a los tratamientos

A pesar de estos avances, uno de los mayores retos en oncología sigue siendo la resistencia a las terapias dirigidas. Las células tumorales tienen la capacidad de adaptarse y desarrollar mecanismos para evadir el efecto de los tratamientos, activando nuevas rutas de señalización o modificando su interacción con el sistema inmunológico.

Para abordar este problema, en el grupo de investigación Resistencia a Terapias Contra el Cáncer, en CIC bioGUNE, trabajamos en estrecha colaboración con la clínica para comprender mejor los mecanismos de resistencia y poder identificar qué pacientes podrían beneficiarse más de estos tratamientos avanzados.

Uno de los aspectos clave en esta investigación es el papel de la glicosilación tumoral, un proceso en el que las células cancerosas alteran la capa de azúcares que las recubre para evitar ser reconocidas y atacadas. Este fenómeno ha cobrado especial relevancia gracias a los estudios de la científica Carolyn Bertozzi, pionera en el análisis de cómo estos cambios en los azúcares de la superficie celular pueden influir en la respuesta a los tratamientos. Su trabajo ha sentado las bases para el desarrollo de nuevas estrategias destinadas a vencer la resistencia terapéutica y mejorar la efectividad de los fármacos dirigidos.

Izquierda: Esquema que ilustra la interacción entre células tumorales (naranja) y
del sistema inmunitario (morado) en presencia de anticuerpos como terapia dirigida.
Derecha: detalle del esquema ilustrando la capa de azúcares que recubre la proteína
HER2 en la superficie tumoral. Imagen proporcionada por la autora.

Más allá del tumor: el papel del microambiente tumoral

Frente al desafío de la resistencia a terapias, la investigación actual está expandiendo el foco más allá de las células tumorales para considerar la función del microambiente tumoral, es decir, el entorno en el que estas células crecen y se desarrollan. Este ecosistema, compuesto por células inmunitarias, vasos sanguíneos y otros elementos, juega un papel fundamental en la progresión del cáncer y en la resistencia a las terapias.

En este contexto, se están explorando nuevas estrategias combinadas que no solo ataquen directamente a las células tumorales, sino que también modifiquen el microambiente para hacerlo menos propicio para su crecimiento. Terapias como los inhibidores inmunitarios y los moduladores metabólicos están emergiendo como herramientas prometedoras en esta dirección.

El papel de las mujeres en la investigación oncológica

Es importante destacar la contribución de las mujeres en la investigación contra el cáncer. Científicas como la Dra. Carolyn Bertozzi han abierto nuevas vías para entender cómo las modificaciones en las células tumorales afectan la eficacia de los tratamientos. Su trabajo es un claro ejemplo del impacto que tiene la participación de las mujeres en la ciencia, no solo enriqueciendo la diversidad de perspectivas, sino impulsando descubrimientos clave en la lucha contra el cáncer. Visibilizar estos referentes no solo honra su legado, sino que también inspira a las futuras generaciones de científicas, mostrando que su trabajo y su voz son fundamentales para continuar avanzando en la investigación y en el progreso de la medicina.

Las terapias dirigidas han marcado un hito en la lucha contra el cáncer de mama, ofreciendo tratamientos más precisos y efectivos. Sin embargo, la resistencia terapéutica y la complejidad del microambiente tumoral siguen siendo desafíos importantes que requieren enfoques cada vez más sofisticados y personalizados.

Superar estos retos solo será posible mediante la colaboración entre la ciencia básica y aplicada, con el apoyo de equipos multidisciplinares y el liderazgo de investigadoras y científicos comprometidos con el avance del conocimiento. La innovación y la investigación seguirán siendo las claves para desarrollar tratamientos más eficaces, accesibles y adaptados a las necesidades de cada paciente.

Sobre la autora

Ana Ruiz-Sáenz es doctora en Biología Molecular por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha desarrollado su investigación en la Universidad de California en San Francisco, en el Erasmus University Medical Center en Países Bajos y actualmente dirige el grupo de investigación de Resistencia a Terapias contra el Cáncer en el centro CIC bioGUNE en Bilbao.

Sobre el BRTA

Basque Research & Technology Alliance (BRTA) es un consorcio que se anticipa a los retos socioeconómicos futuros globales y de Euskadi y que responde a los mismos mediante la investigación y el desarrollo tecnológico, proyectándose internacionalmente. Los centros de BRTA colaboran en la generación de conocimiento y su transferencia a la sociedad e industria vascas para que sean más innovadoras y competitivas. BRTA es una alianza de 17 centros tecnológicos y centros de investigación cooperativa y cuenta con el apoyo del Gobierno Vasco, SPRI y las Diputaciones Forales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.

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