Adela Breton, la copista arqueológica que dibujó los tesoros mayas

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Adela hizo el registro más completo de los murales de Teopancaxco. Su recreación de los colores de los murales es insuperable en comparación con las pocas reproducciones en color disponibles y, por lo tanto, constituye un monumento irreemplazable de las obras maestras ahora destruidas.

James Langley
Adela Breton copiando un fresco maya. Wikimedia Commons.

Adela Catherine Breton nació el 31 de diciembre de 1849 en Londres. Poco después de nacer, la familia se fue a vivir a Bath, en el condado de Somerset, en el sudoeste de Inglaterra; allí fue donde creció.

Su educación se centró especialmente en los idiomas, la música y el dibujo. Durante su infancia, su familia pasó tiempo visitando Francia, Suiza e Italia. Es probable que Adela estudiara arte durante su estancia en Florencia.

Bath fue fundada como un complejo termal por los romanos bajo el nombre Aquae Sulis en el año 43 d. C. Como Adela pasó gran parte de su tiempo en Bath, los Breton se interesaron por la arqueología y en el estudio de estos restos romanos.

Tras el fallecimiento de sus padres, a partir de 1887, decidió dedicarse a viajar: era financieramente independiente gracias a la acertada inversión de los fondos que recibió como legado.

Los viajes de Adela Breton

Comenzó su periplo en Canadá y Estados Unidos; allí pintó paisajes y regresó a Bath para realizar una exposición de sus obras.

En 1892 pisó por primera vez México y permaneció allí durante 18 meses. Para moverse con soltura, contrató a un guía local, Pablo Solario, con el que viajó a caballo por el país. Cuando llegó a México hablaba francés, italiano y alemán y, en comunicación con Solorio, aprendió español.

Dibujó frisos, tallas y otros tesoros arqueológicos mayas que se estaban desenterrando en Yucatán, tomó notas y realizó bocetos de todo lo que veía. Tras este año y medio de estancia, regresó a Inglaterra. Siguió visitando México, con estancias cada vez más largas. Con el tiempo sus observaciones se volvieron más científicas, incorporando la geología a sus análisis con el estudio de cañones y volcanes. Con el tiempo, aprendió fotografía y llevaba consigo una voluminosa cámara y placas fotográficas.

Su trabajo más conocido es el que realizó en 1894 con sus pinturas a color de los frescos descubiertos en el gran complejo arqueológico de Teotihuacán, en el sector de Teopancaxco ( “En la Casa del alfarero”).

Realizó copias en acuarela de las pinturas murales de los templos mayas, en particular las del Templo de los Jaguares en Chichén Itzá.

Adela Breton (1907): Reconstrucción en acuarela de los frescos del Templo de los Jaguares
en Chichén Itzá. Wikimedia Commons.

Sus viajes a México se vieron interrumpidos en 1910 a causa del inicio de la Revolución Mexicana a finales de ese año.

Murió en Barbados el 13 de junio de 1923 a la edad de 73 años. Después de su muerte, cayó en el olvido hasta que en la década de 1970 el arqueólogo especialista en cultura maya Eric Thompson redescubrió sus acuarelas; se expusieron por primera vez en el Museo de Bristol en 1989. Una parte de su obra se conserva en ese museo donde, en 2014, se inició un proyecto de digitalización para poder conservar los delicados rollos de pinturas y ponerlos a disposición para su estudio. Gracias a este proyecto, personas de todo el mundo pueden ver, por ejemplo, los bocetos de Breton de las pirámides circulares de Teuchitlán en Jalisco.

Adela Breton se convirtió en una copista arqueológica de renombre mundial gracias a sus dibujos de frisos, relieves tallados, yesos pintados y otros tesoros culturales, algunos de los cuales son ahora los únicos registros que quedan de objetos perdidos hace mucho tiempo por el vandalismo y la decadencia.

Matt Williams, Bath Royal Literary & Scientific Institution

Referencias

Sobre la autora

Marta Macho Stadler es doctora en matemáticas, profesora del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaboradora en ::ZTFNews y la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.

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