La médica y educadora Eliza Maria Mosher rompió ese molde de su época, que aún hoy perdura en algunas sociedades, de que la mujer es el ‘sexo débil’. A lo largo de su vida, esta investigadora norteamericana llegó a ser una pionera al poner en marcha un enfoque educativo centrado en la salud y el estado físico, especialmente de las mujeres, desafiando las normas sociales en una sociedad que a menudo relegaba a sus coetáneas a roles muy limitados.
Eliza Maria Mosher nació el 2 de octubre de 1846 en el estado de Nueva York, cerca del lago Cayuga. Su familia vivía en una zona muy aislada, donde eran grandes terratenientes pero sin servicios médicos a mano, así que desde niña Eliza vio como su madre curaba y cosía heridas en caso de accidentes. Se cree que aquello la influyó para despertar su vocación hacia la medicina. Aunque sus allegados trataron de persuadirla, a los 26 años cumplió su deseo y se fue a estudiar esa carrera a la Universidad de Michigan, donde se graduó en 1875, apenas cinco años después de que se abriera la matrícula para las mujeres, hasta entonces excluidas por su género. Ya antes de terminar, y viendo sus habilidades, la permitieron ser asistente en anatomía.
Tras terminar los estudios, Mosher decidió abrir un consultorio con una compañera de clase, pero aquello duró poco. Enseguida fue nombrada médica residente en la Reformatorio para Mujeres de Massachusetts, donde llegó a ser la responsable de casi toda la atención médica, quirúrgica y dental. Tres años después, y tras regresar de una estancia en Londres donde siguió formándose, ascendería al cargo de superintendente de la prisión, algo que en principio no le atraía mucho –tenía a su cargo a 375 reclusas y unos 40 empleados y ella prefería trabajar en el ámbito de la salud– pero donde acabaría dejando su huella por su forma de reorganizar la institución. Debido a una lesión accidental en una rodilla, tuvo que dimitir de ese puesto en 1883, fecha en la que regresó a la medicina privada con su colega Lucy M. Hall, con quien compartía consulta y también se turnaba en la cátedra de Fisiología de Michigan.
Deporte para la autoconfianza
En 1896, el presidente de esta institución, que la había conocido como estudiante, decidió nombrarla decana de las mujeres. A finales del siglo XIX cada vez eran más las que se matriculaban en medicina y se pensaba que requerían una atención individualizada. ¿Quién mejor que Eliza para ello? Durante su mandato, el primero de una mujer, compatibilizó ese cargo con el de responsable del departamento de educación física, que era lo que más le gustaba. Allí desarrolló un novedoso enfoque integral que incluía actividades como la gimnasia, la natación y la danza para las 600 alumnas que tenía a su cargo. Su método se centraba en conseguir el bienestar físico mediante el desarrollo de la fuerza y la confianza personal. Para ponerlo en práctica tenía el recién inaugurado gimnasio Barbour, el primer edificio del campus exclusivamente femenino. Con el tiempo, el lugar se convirtió en el centro de la vida social de las jóvenes del campus.
Una de las estudiantes que la conocieron comentaría sobre ella:
Su nombramiento como decana no pasó inadvertido para quienes percibieron la necesidad de que las alumnas tuvieran una orientación al llegar a un lugar donde eran muy minoritarias. Algunos consideraron que aquel fue el comienzo de la aceptación generalizada de las mujeres como profesoras en las universidades mixtas, algo difícil de conseguir hasta entonces.
En el campo de la investigación, Eliza Mosher se interesó especialmente en la influencia que tiene la postura en la salud física de las personas, hasta tal punto que incluso diseñó asientos para algunos tranvías y una silla ortopédica para niños. Podría decirse que inventó lo que hoy llamamos ‘mobiliario ergonómico’. De hecho, fue quien desarrolló un «modelo de postura» para evitar lesiones que aún es de utilidad. Pero su interés intrínseco va más allá: lo que quería era cambiar la percepción de la mujer en la sociedad mientras promovía un estilo de vida saludable. Ese interés se plasmó en su influencia para que la educación física se incluyera en el currículo escolar.
Finalmente, en 1902, debido a problemas de salud, renunció al decanato de la mujer en su universidad, aunque durante muchos años siguió participando en muchas actividades de divulgación. Había sido una de las fundadoras de la American Posture League, con la que siguió colaborando. Más adelante, entre 1905 y 1928, se convirtió en la editora principal del Medical Women’s Journal y en 1912 publicó Health and Happiness: A Message to Girls, un libro que más de un siglo después sigue siendo un referente. También fue miembro de la Sociedad Médica del Condado de Kings, la Sociedad Patológica de Brooklyn, la Asociación Estadounidense de Electroterapia, la Asociación Estadounidense de Salud Pública y de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Educación Física.
Eliza Maria Mosher falleció en el sanatorio Murray Hill de Manhattan el 16 de octubre de 1928, a los 82 años de edad, mientras convalecía de una fractura de pierna. Unos años después, en 1931, se construyó en la Universidad de Michigan la residencia de estudiantes Mosher-Jordan, en su honor y en el de Myra B. Jordan, que le siguió en el cargo en el decanato. Hasta el día de hoy, esta residencia alienta a las mujeres a estudiar medicina, ingeniería y ciencias, donde siguen siendo minoría en 2024.
Mosher, como señalan en la web de su universidad, siempre será un modelo a seguir para las mujeres de la residencia Mosher-Jordan, que siguen sus pasos con la dedicación de este alojamiento universitario.
Referencias
- Alison M. Wrynn, Eliza Maria Mosher: Pioneering Woman Physician and Advocate for Physical Education, The International Journal of the History of Sport, 27:7 (2010) 1173-1190
- Eliza Maria Mosher. American physician and educator, Britannica
- Dr. Eliza Mosher: The First Dean of Women, Michigan in the World, University of Michigan
- Eliza Mosher, LSA, University of Michigan
- Quique Royuela, Eliza Maria Mosher y la educación médica, Principia, 16 octubre 2019
- Eliza Maria Mosher, Wikipedia
Sobre la autora
Rosa M. Tristán es periodista especializada en la divulgación científica y ambiental desde hace más de 20 años. Colabora de forma habitual en diferentes medios de prensa y radio de difusión nacional.