En una fecha actualmente desconocida con exactitud, nació en Londres Mary Lawrance, una notable ilustradora especializada en flores cuyos trabajos se hicieron públicos entre 1794 y 1830. Escribió varios libros e incluso expuso sus pinturas en la Real Academia de las Artes (Royal Academy of Arts) de Londres. Asimismo, fue una profesora de arte botánico muy popular en su entorno.
Con solo 20 años de edad, en 1796 empezó a trabajar en su primer libro dedicado a las diversas variedades de rosas cultivadas en Inglaterra. Pintaba en su casa, donde vivió con sus padres hasta 1813, cuando se casó con Thomas Kearse. Tras su matrimonio la pareja se mudó a una casa muy próxima donde ella continuó con su trabajo.
Su libro más famoso, A Collection of Roses from Nature, salió a la luz en 1799, aunque la fecha varía pues algunas referencias apuntan a 1800. El doctor por el Birkbeck College, profesor y botánico David Marsh señalaba en 2019 que se trata de un volumen muy bien encuadernado que «contiene en sus primeras páginas un frontispicio altamente ornamentado, al que siguen 90 láminas en color todas dibujadas desde modelos vivos por la propia Mary». Seguidamente, Marsh también comenta con cierto asombro que Lawrance «debe haber sido una mujer con una notable voluntad y determinación porque ella también se encargó de la impresión, la publicación y la venta de su libro».
Mary Lawrance mostró su arrojo al conseguir exponer sus pinturas en la Royal Academy of Arts, y al respecto Marsh recuerda que «este centro, fundado en 1768, ha sido conocido porque solo tuvo dos miembros mujeres en sus primeros años, y ninguna más fue admitida hasta 1922, hecho del que se desprende lo tradicionalmente aceptado: allí no había lugar para las mujeres». Sin embargo, continua el profesor, «Mary usó las exposiciones para dar a conocer sus pinturas y también como publicidad para su trabajo, ya que ella era profesora de dibujo botánico».
No obstante, la ausencia de mujeres en aquellos tiempos es discutible, como indica la doctora en historia del arte por la Universidad de Princeton y colaboradora en la Universidad de Harvard, Paris Spies-Gans. Apuntemos que esta experta centra el foco de su investigación en el estudio de mujeres artistas, analizando con perspectiva de género sus escritos, pinturas, dibujos y más obras en la cultura de Gran Bretaña y Francia durante los siglos XVII, XVIII y XIX.
El primer libro de Spies-Gans, A Revolution on Canvas: The Rise of Women Artists in Britain and France, 1760-1830, se publicó recientemente, en junio de 2022. En él, la autora arroja luz sobre la verdadera presencia femenina en los países citados, y cómo las mujeres fueron capaces de sortear las barreras sociopolíticas con que se encontraban. Lograron así abrir caminos para participar en sus sociedades mediante diversas formas de expresión intelectuales y creativas.
Por ejemplo, la investigadora acentúa que con regularidad las mujeres fueron parte destacada en las exposiciones de verano de la Academia de las Artes (Academy’s Summer Exhibition); y, desde que estas exhibiciones empezaron en 1769 hasta 1830, pudieron contemplarse las obras de cerca de setecientas mujeres, entre ellas las de Mary Lawrance. Tales estudios nos llevan a preguntarnos si la presencia femenina no existió o simplemente se ha ignorado. Pero este es otro debate.
Volviendo al libro de Lawrance, A Collection of Roses from Nature, Marsh ha recordado que su primera lámina lleva la fecha de julio de 1796 y estaba dedicada a la reina Charlotte (1744-1818), esposa del rey George III. Esta monarca era una mujer con un serio y notable interés por las plantas; fue mecenas de las artes, coleccionista de arte botánico y gran protectora e impulsora de los Jardines Botánicos de Kew, en Londres. Además, mantuvo una estrecha amistad con la artista botánica Mary Granville Delany (1700-1788), muy respetada en aquellos años por la originalidad de sus obras.
En esta primera obra, Mary Lawrance dibujó numerosas láminas que incluían un elevado número de especies diferentes de la familia de las rosas. Pese a la extensión de su trabajo, aparte del título de las láminas, la artista no ofrece ningún tipo de texto explicativo. Sin embargo, la conocida botánica y horticultora inglesa Ellen Willmott (1858-1934), en su libro The Genus Rosa, 1910, ofrece una pista sobre la procedencia de tanta diversidad.
Señalemos que Ellen Willmott fue una botánica y horticultora muy activa, cultivó un elevado número de especies de plantas y patrocinó expediciones para descubrir otras nuevas. En el año 1897 fue galardonada con el premio más prestigioso que concede la Sociedad de Horticultura Británica (Royal Horticultural Society, RHS); la Victoria Medal of Honour, como reconocimiento a su trabajo.
En el citado libro de Willmott sobre rosas, la autora apunta que «todo lo que era interesante y bello en los viveros Vine Nursery, en Hammersmith, pronto llegaban a casa de Mary […]. La mayor parte de los jardineros deseaban enviarle sus flores nuevas para que ella las dibujase. Se consideraba un honor para el propietario y también para la flor que Miss Lawrance la pintase».
Valga aclarar que durante el siglo XVIII el número de tipos de plantas cultivadas en Europa occidental, y principalmente en Inglaterra, se incrementó en unas 5000 especies nuevas. Los viveros Vineyard Nursery, situados al oeste de Londres, estaban entre los más dinámicos, pues en ellos se cultivaron numerosas plantas silvestres procedentes del sur de Europa, Sudáfrica, Este de Norteamérica y, hacia finales del siglo también de Australia (Wikipedia).
Gracias a estos viveros, un elevado número de plantas importantes recientemente descubiertas, por ejemplo, la primera «rosa china» hallada en 1787, estuvieron ampliamente disponibles para los jardines botánicos o jardines individuales de gente adinerada. Vineyard Nursery, debido al elevado número de plantas que fue incorporando, hacia 1920 se había convertido en el vivero más importante de Gran Bretaña, e incluso del mundo.
La introducción de tanto material vegetal tuvo importantes consecuencias para la botánica, ya que impulsó muchas cuestiones de identificación y nombres que deberían afrontarse, desencadenando así un enorme interés científico. De hecho, regularmente proporcionaron abundante material para ilustraciones botánicas, que luego se incluirían en la célebre revista Curtis’s Botanical Magazine, y otras publicaciones.
En suma, esta es la razón por la que Ellen Willmott afirmaba que «todo lo que era interesante y bello en Vineyard Nursery, pronto llegaba a casa de Mary para que ella lo dibujase». Por otra parte, la acreditada historiadora de la horticultura Jennifer Potter, apunta en su libro The Rose que «además de las plantas que recibía, es probable que Mary cultivara algunas en su propio jardín».
Ahora bien, independientemente de la procedencia de las plantas, narra Ellen Willmott, cuando «las láminas [de Lawrance] se publicaron, crearon tal sensación que la demanda estuvo muy encima del número de copias producidas». Willmott sostiene que tal hecho probablemente era debido a que «las rosas estaban comenzando a adquirir un lugar prominente en los jardines y por ello fueron ganando popularidad con rapidez».
Algunos comentarios sobre el primer libro de Mary Lawrance
Tras su meticuloso estudio sobre la obra de esta artista botánica, David Marsh ha afirmado que «el libro de Mary es impresionante por su calidad. Las láminas están bellamente hechas y, pese a que a veces la coloración manual resulta algo plana, presenta también toques en ciertos lugares que dan brillo a partes de las hojas y de las flores». Además, añade Marsh, «de acuerdo con Willmott, Mary “siempre concedía la máxima importancia a la calidad de sus colores, todos ellos preparados en su casa bajo su propia supervisión”.»
Este autor también opina que puede aceptarse que «las ilustraciones de Mary no son tan buenas como las más grandes del arte botánico, pero comparadas con las de muchos de sus contemporáneos, son más que competentes».
No todos, sin embargo, están de acuerdo con esta afirmación. Por ejemplo, el siguiente libro dedicado por completo a las rosas, publicado en Alemania entre 1802 y 1820, definía el trabajo de Lawrance como «bastante impreciso… raramente tiene en cuenta las estructuras características… y solo aquí y allá pueden encontrarse rosas que sean indudablemente reconocibles».
El acreditado profesor de arte, escritor y artista Wilfred Blunt en The Art of Botanical Illustration (1950), fue incluso más crítico, recuerda Marsh; alegaba que algunas ilustraciones, «pese a ser lo suficientemente decorativas, dejaban la convicción de que Miss Lawrance, por muy buena profesora que fuera, no era realmente capaz de llevar a la práctica lo que predicaba».
Por otra parte, la botánica y escritora Blanche Henrey (1906–1983) considerada una de las más eminentes entre los bibliógrafos botánicos, opinaba que Mary Lawrance podría no haber sido la mejor dibujante, pero «sus láminas, en general, tenían un gran impacto ya que la ilustradora representaba bien los caracteres de la planta que dibujaba». Además, esta experta en arte añadía que Lawrance «tenía un maravilloso sentido del color, pese a que en algunos casos esa aplicación del color estuviera poco trabajada».
Asimismo, la biblioteca de Auckland, Nueva Zelanda, que en 2014 adquirió A collection of roses from nature, ha valorado que esta obra es casi veinte años anterior al famoso libro del pintor belga Pierre Redouté, (1759-1840), muy conocido por sus pinturas de plantas a la acuarela, especialmente de rosas, altamente elogiado en detrimento de la artista inglesa.
Ciertamente, el libro de Pierre Redouté tendió a eclipsar el de Mary Lawrance, pues a ella se la acusó de ser superficial, incapaz de dibujar con fidelidad, y otras críticas en la línea que hemos apuntado; además, después de su muerte, la ilustradora y su obra fueron penosamente olvidadas. Una prueba de ello es que, como se revela en la página web de la Biblioteca Auckland, «hasta ahora se sabía muy poco de Mary Lawrance».
Por el contrario, la obra de Redouté fue constantemente recordada y citada en multitud de espacios. Sin embargo, alega la página web, «el libro de Mary Lawrance era mucho más original; era el resultado completo de su propio esfuerzo, desde el dibujo y el coloreado hasta la edición y publicación, mientras que la de él era producto de un trabajo en equipo; Redouté pintaba, pero el resto de la labor hasta que salía editado lo realizaban otros».
La página web de la biblioteca de Auckland que, insistimos, posee el volumen original, recalca que «una mirada al complejo frontispicio con que se inicia el libro nos muestra una vibrante y cuidadosamente acabada obra de arte […], totalmente elaborada a mano, ofreciendo una enorme riqueza de tonalidad y variedad en sus luces y sombras».
Quizás, concluye Marsh, la descripción que hoy se ofrece sobre el volumen de la botánica inglesa en New York Public Library contiene la más justa de las críticas. Aquí se razona que, «aunque sus ilustraciones son menos delicadas en el dibujo y el coloreado que las de Redouté, las rosas de Mrs Lawrance tienen cierto encanto por la belleza que se asocia con los esfuerzos particularmente en el estilo inglés de una “aficionada” extremadamente habilidosa».
Los trabajos posteriores
La comunidad especializada ha señalado que Mary Lawrance solo produjo otro libro con una calidad semejante al primero; se trata de A Collection of Passion Flowers Drawn and Coloured from Nature, 1799-1802, también editado por ella misma. Consta de 18 láminas pintadas a mano a partir de los originales vivos de Passiflora caerulea, comúnmente conocida como «flor de la pasión». La obra se publicó en seis partes con tres láminas cada una, que llevaban el nombre grabado, pero sin texto.
Con posterioridad, en este caso siguiendo su vocación de profesora de arte, publicó un manual de dibujos botánicos para estudiantes bajo el título de Sketches of Flowers from Nature, 1801.
Mary Lawrance también es conocida como Mary Lawrance Kearse, ya que después de casarse añadió a su nombre el apellido de su marido.
Señalemos como nota final, que se desconoce con precisión la fecha de su fallecimiento; algunos autores señalan que fue en 1830, mientras que otros apuntan que vivió hasta 1845. Su obra, como hemos apuntado, permaneció olvidada durante largo tiempo. Afortunadamente, los fructíferos trabajos con perspectiva de género realizados en las últimas décadas han permitido recuperar la hermosa obra de una artista botánica realizada hace más de 200 años.
Según nos informa Wikipedia, actualmente su trabajo se encuentra cuidadosamente conservado en New York Public Library, en Auckland Libraries Heritage Collection, y en Cleveland Museum of Art.
Referencias
- A collection of roses from nature, 1796-1799 / Mary Lawrance. Auckland Libraries research centre and heritage collection. blogspot.com. (16 January 2017)
- Henrey, Blanche. 1975. British Botanical and Horticultural Literature. Oxford University Press, London, 1975
- «Lawrance, Mary«. Dictionary of National Biography. London: Smith, Elder & Co. 1885–1900
- Lester, Francis Edward (2015). My Friend the Rose. 1st ed. 1799. Harrisburg, Pa., J. Horace McFarland Company, 1942
- Marsh, David (13 April 2019). A Maiden’s Blush: the first book of Roses. The Garden Trust. Wikipedia
Sobre la autora
Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.