Louise Arner Boyd era una rica heredera que había sufrido la pérdida prematura de sus hermanos y sus padres que decidió hacer de su vida algo excepcional. Dejó su cómoda mansión de California para viajar una y otra vez a las tierras heladas del Ártico donde realizó varias expediciones científicas. Louise se enfrentó a la misoginia de algunos y se ganó un profundo respeto de muchos.
Louise Arner Boyd nació el 16 de septiembre de 1887 en San Rafael, California. Era la pequeña de tres hermanos de una familia rica. Su padre, John Franklin Boyd, había hecho fortuna con el negocio minero y se había casado con Louise Cook Arner, sobrina de sus socios. Louise y sus hermanos Seth y Jack disfrutaban de la temporada de verano en la granja de Oakwood Park y pasaban el resto del año en San Rafael. Louise era feliz en la naturaleza, corriendo por la extensa propiedad familiar pero también se sumergía durante horas en la lectura de libros de exploraciones y asistía a la escuela para convertirse en una elegante dama de la alta sociedad.
La familia Arner disfrutaba de una vida alegre y privilegiada hasta que el destino se encargó de romper aquella felicidad. En 1901, Seth falleció a causa de una debilidad del corazón que también sufría su hermano. En la primavera del siguiente año, Jack también falleció. Louise tenía entonces quince años y quedo desolada. Sus padres intentaron sobreponerse a tan dura prueba y se volcaron en la única hija que les quedaba. Cuando Louise cumplió los dieciocho, su madre se empeñó en presentarla en sociedad y en buscar un marido para ella. Pero Louise no pareció encontrar a ningún hombre con el que compartir su vida. Así que pasó los siguientes años volcada en el cuidado de sus padres mientras continuaba leyendo sobre exploraciones a los Polos.
En octubre de 1919, falleció su madre y pocos meses después su padre. Se había quedado completamente sola en el mundo. Pasó un tiempo intentando descubrir qué hacer con su vida hasta que en 1924 un crucero a tierras escandinavas cambiaría su vida para siempre. Fue entonces cuando decidió que conquistaría las gélidas tierras del Ártico.
En el verano de 1926 se embarcó en el que sería el primera gran viaje de su vida. A bordo de un barco llamado Hobby, Louise hizo historia convirtiéndose en la primera mujer en organizar un viaje al Ártico. El Hobby llevó a Louise y a su tripulación hasta la Tierra de Francisco José que analizaron y fotografiaron con detalle. Cuando regresaron, Louise se había convertido en toda una celebridad que ya pensaba en su siguiente viaje.
En 1927 empezó a preparar su siguiente expedición. Al año siguiente, cuando supo de la operación de rescate internacional que se había organizado para encontrar al explorador noruego Roald Amundsen no dudó en ofrecer su barco y su equipo para unirse al operativo que por desgracia nunca lo encontró.
El espíritu inquieto de Louise la llevó a organizar varias expediciones más al norte y llegó a colaborar con el ejército norteamericano en operaciones estratégicas en el Ártico durante la Segunda Guerra Mundial. Su experiencia vital quedaría plasmada en varios libros que escribió entre viaje y viaje.
Louise Arner Boyd tuvo que hacer frente a las adversidades de un territorio gélido e inexplorado pero también a los prejuicios de algunos que no quisieron aceptar que una mujer fuera capaz de liderar expediciones de ese calibre. Con su esfuerzo y determinación demostró que sí era posible y terminó ganándose el reconocimiento de las sociedades geográficas y convirtiéndose en toda una celebridad. Recibió varios premios y reconocimientos como la Orden noruega de San Olaf o la prestigiosa medalla Cullum de la Sociedad Geográfica Americana.
Falleció en su casa de San Francisco el 14 de septiembre de 1972, a los ochenta y cuatro años.
Para leer más sobre ella
Joanna Kafarowski, La vida de Louise Arner Boyd. Las aventuras árticas de una millonaria americana, Ediciones Cassiopea, 2018
Sobre el artículo original
El artículo La dama del Ártico, Louise Arner Boyd (1887-1972) se publicó en el blog Mujeres en la Historia de Sandra Ferrer Valero el 20 de enero de 2019.
Un especial agradecimiento a la autora del artículo por permitir su reproducción en Mujeres con ciencia.
Sobre la autora
Sandra Ferrer Valero, periodista y apasionada de la historia, escribe en su blog sobre Mujeres en la Historia.