Selma K. Dritz, epidemióloga pionera en el rastreo del sida

Vidas científicas

Selma K. Dritz (1917-2008) fue una médica estadounidense cuya labor en salud pública y epidemiología resultó crucial en los albores de la epidemia del VIH/sida. Ante la aparición de brotes misteriosos de neumonía y cáncer que afectaban a hombres jóvenes de la comunidad gay de San Francisco, Dritz fue de las primeras en postular que se trataba de una nueva enfermedad infecciosa de transmisión sexual, y aportó datos esenciales para comprender su propagación.

Selma Dritz. Fuente: UCSF.

La trayectoria profesional de Selma Dritz tuvo un comienzo inesperado. Nacida como Selma Kaderman el 29 de junio de 1917, en Illinois (EE. UU.), su vocación inicial fue la música. Tuvo una breve trayectoria como concertista de piano antes de decidir que quería ser médica. Cursó sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad de Illinois, donde obtuvo su título en 1941. Posteriormente, realizó una residencia en pediatría en el Cook County Hospital y trabajó, primero como pediatra en la práctica privada y luego como asesora pediátrica en el Departamento de Salud del Estado de Illinois, hasta 1947.

Transición hacia la vigilancia epidemiológica

Ese año, Selma pausó su carrera profesional para dedicarse por completo a la crianza de sus tres hijos, fruto de su matrimonio con Harvey Fred Dritz –se divorciaron en 1973, pero ella conservó su apellido de casada–. Retomó su carrera al cabo de 20 años, en 1967, año en que obtuvo una maestría en Salud Pública por la Universidad de California en Berkeley. Ese logro marcó el inicio de su transición hacia el campo de la epidemiología.

Al cabo de pocos meses, Dritz fue contratada por al ayuntamiento de San Francisco como subdirectora de la Oficina de Control de Enfermedades Transmisibles. Durante más de una década, estuvo centrada en problemáticas típicas de la salud pública, como los brotes de hepatitis, las intoxicaciones alimentarias, la gripe o la vigilancia de enfermedades de transmisión sexual. Fue en ese contexto de salud pública local donde Dritz desarrolló un conocimiento profundo de patrones de transmisión y sistemas de vigilancia epidemiológica.

Vigilancia del VIH/sida emergente

En la primera mitad de los años 1980, Selma Dritz ocupó un lugar central en la respuesta inicial al VIH/sida. Junto con Erwin Braff, entonces director de la oficina, notaron una subida alarmante de casos de una neumonía extraña y virulenta que se extendía entre la población gay de la ciudad. Rápidamente sumaron otra observación entre la misma población: la del incremento de casos de una patología poco común, el sarcoma de Kaposi –un tipo de cáncer cuya manifestación clínica más característica son manchas ulcerosas de color violáceo en la piel–, que hasta entonces solo había afectado a hombres ancianos de la zona del Mediterráneo.

Selma K. Dritz.

¿Por qué hombres jóvenes, sanos y homosexuales, que no eran ancianos ni provenían Mediterráneo, desarrollaban enfermedades que apenas eran conocidas en EE. UU.? Preocupada por la situación, Dritz decidió reportar sus hallazgos al Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) en Atlanta, y sus informes fueron uno de los primeros casos de estudio de lo que se denominaría síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).

Más allá de notificarlo, Dritz se propuso trazar las cadenas de contactos entre pacientes. Aunque en ese momento la enfermedad no se había identificado aún como consecuencia de un virus transmisible, ella fue tenaz en sus investigaciones, empleando un método que era sencillo y directo: visitó clubes nocturnos y saunas hasta ganarse la confianza de las personas afectadas. Solo así pudo registrar las conexiones sexuales entre pacientes y documentar la cadena de infección.

Analizando metódicamente sus datos, la epidemióloga dedujo que se trataba de una enfermedad de transmisión sexual. En la actualidad, Selma Dritz es reconocida como una de las primeras personas en postular esta etiología, y la información que ella recopiló fue fundamental para que los epidemiólogos del CDC entendieran la velocidad de propagación, los grupos de riesgo y los mecanismos de contagio de la epidemia. Sus contribuciones marcarían el inicio de una respuesta global al sida.

Decisiones impopulares y legado

Parte del mérito de Dritz reside en haber adoptado un enfoque puramente científico ante una situación envuelta de pánico. Su compromiso con la salud pública la llevó a implementar medidas impopulares en la comunidad gay, como el cierre temporal de las saunas. También realizó una importante labor de sensibilización entre la comunidad gay sobre conductas de riesgo. Fue modelo de ética e integridad profesional frente al estigma, y rechazó tajantemente el uso de términos peyorativos como «peste gay» o «cáncer gay», muy extendidos en la época, mostrándose a favor el uso de la designación oficial –»síndrome de inmunodeficiencia adquirida»–.

Selma K. Dritz se retiró en 1984 y falleció el 3 de septiembre de 2008, a los 91 años. Sus documentos de investigación y correspondencia se conservan en la colección digital Selma Dritz Papers. Su rol en el rastreo del sida fue narrado por el periodista Randy Shilts en el libro And the Band Played On (Y la banda siguió tocando), libro que también cuenta con una adaptación cinematográfica (En el filo de la duda) en la que la actriz Lily Tomlin encarna a la científica. Dritz es recordada como una pieza clave cuya contribución fue fundamental para sentar las bases para el estudio y el tratamiento de una de las epidemias más grandes de la historia moderna.

Referencias

  • Samuel Loewenberg, Selma Dritz, The Lancet vol. 372, no. 9646 (2008) 1296
  • Staffan Hildebrand, Selma Dritz, Face of AIDS Film Archive, Karolinska Institutet University Library, 1998
  • Selma K. Dritz, Wikipedia

Sobre la autora

Edurne Gaston Estanga es doctora en ciencia y tecnología de los alimentos. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en organizaciones que fomentan la difusión del conocimiento de la ciencia y la tecnología.

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