Margaret Melhase, la estudiante de química cuyo trabajo sobre la radioactividad nos dice cómo de viejo es un vino

Vidas científicas

¿Cuánto dinero consideras razonable pagar por una botella de vino?

Botella de vino (1945).

Probablemente la respuesta sería “depende”, porque hay muchos tipos de vinos y no a todos les damos el mismo valor. Aunque no es así en todos los casos, podríamos decir que, en general, cuanto más antiguo es un vino, más valdría, llegando a alcanzar un precio de miles de euros si hablamos de botellas especialmente antiguas y escasas. Por eso las estafas no son una rareza dentro de ese negocio.

Para evitarlas, o al menos reducir el riesgo de caer en una, se buscan métodos para datar el vino, esto es, determinar con la mayor certidumbre posible, cuándo se fabricó el contenido de una botella en concreto. Un método para hacerlo se basa en un isótopo radiactivo llamado cesio-137 descubierto por Margaret Melhase, una estudiante de química, en la década de 1940.

La cosa funciona así: la explosión de las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki, así como las pruebas previas detonadas en el Pacífico diseminaron por todo el mundo este elemento radiactivo, que se depositó, también, sobre los viñedos y sus uvas. Aunque esta radiactividad es inocua para el ser humano, sigue estando en el vino años después y puede ser detectada con instrumentos muy precisos. Pero solo estará ahí si fue embotellado después de 1945. Si el vino es anterior, no debería estar. Así que si se vende como un vino centenario pero tiene cesio-137… ajá. Pillado gracias al trabajo de Melhase.

“A ver qué puedes hacer con 100 gramos de nitrato de uranio”

Margaret Melhase nació en Berkeley, California, Estados Unidos, el 13 de agosto de 1919. Era hija única y su padre era geólogo. Ella se matriculó en la Universidad de California-Berkeley y se licenció con honores en Química. Mientras se decidía a estudiar o no un posgrado, un colega que trabajaba bajo la dirección de Glenn T. Seaborg (que ganaría el Nobel de Química en 1951 por el descubrimiento y estudio de diez elementos obtenidos a partir del uranio) le sugirió que intentase también trabajar con él.

Margaret Melhase (hacia 1941).

Así lo hizo, y la respuesta fue positiva. Seaborg acondicionó un espacio para ella en la planta alta de un viejo edificio del campus, conocido como la “Casa de las Ratas”, contaría ella años después. Seaborg estaba ya inmerso en el estudio de los elementos resultantes de la fisión del uranio, así que en marzo de 1941 le entregó a Melhase 100 gramos de un compuesto de nitrato de uranio irradiado con neutrones por un ciclotrón, un tipo de acelerador de partículas que evita el uso de altos voltajes para conseguir esa velocidad. Ella pasó los siguientes meses extrayendo los elementos ya conocidos y aquellos cuya radiactividad decaía rápidamente, en busca de un elemento que tuviese una vida activa media más larga.

El material resultante fue identificado como cesio, y presentaba un nivel de radiación medible con los aparatos más comunes y estable a lo largo de las semanas. Fue bautizado como cesio-137 y su vida media determinada en unos 30 años.

Un descubrimiento clasificado

A pesar de la utilidad de su descubrimiento, que en plena era del desarrollo de la radiactividad fue enseguida utilizado en proyectos bélicos y también relacionados con la medicina, entre otros, y de su indudable papel en él, el nombre de Melhase apenas fue reconocido. Precisamente por tratarse de un elemento con un gran potencial militar, todo lo relacionado con el descubrimiento y los desarrollos a partir de él fueron clasificados como secretos, y cuando por fin fueron desclasificados, años después, todo el tema se había enfriado notablemente. Aún así, Seaborg siempre reconoció y puso en valor el trabajo de Melhase en el descubrimiento del cesio-137.

Ella trató de matricularse en la Escuela de Posgrado de Berkeley, pero el director del centro se negó a admitirla, bajo el razonamiento de que la última mujer que se había matriculado se había casado poco después y abandonado la actividad científica “desperdiciando toda su educación”, según explicaría la hija de Melhase años después. Trabajó en algunas empresas y de 1944 a 1946 formó parte del Proyecto Manhattan, que daría como resultado la bomba nuclear.

En Berkeley conoció al matemático Robert A. Fuchs en un baile. Margaret formaba parte de una asociación de baile folk y organizaba eventos de ese tipo. Se casaron en 1945, Malhase cambió su apellido a Fuchs y poco después se mudaron a Los Ángeles.

Dejó de trabajar e investigar y se convirtió en madre y ama de casa a tiempo completo, aunque siempre fue muy activa en causas sociales: formaba parte de iniciativas contra el hambre, defendía los derechos y la mejora de la calidad de vida de los trabajadores migrantes y les ayudaba a encontrar vivienda en Los Ángeles.

Margaret Fuchs murió el 8 de agosto de 2006.

Referencias

Sobre la autora

Rocío Benavente (@galatea128) es periodista.

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