Claudia Joan Alexander (1959-2015) fue una destacada científica canadiense-estadounidense, especializada en geofísica y ciencias planetarias. Más allá de sus logros científicos, fue defensora de las mujeres y las minorías en los campos STEM, y una comunicadora científica apasionada.

Claudia Joan Alexander nació el 30 de mayo de 1959, en Vancouver, Canadá, aunque su familia se mudó a Silicon Valley, California (EE.UU.) a los pocos meses de su llegada. Su madre fue bibliotecaria corporativa en la multinacional tecnológica Intel y su padre era trabajador social; tenía un hermano y una hermana. Claudia creció siendo una de las pocas niñas negras en escuelas predominantemente blancas, lo que hizo que se sintiera bastante sola y aislada durante su infancia. Encontró refugio en la lectura y soñaba con ser periodista.
Sus padres, sin embargo, quisieron que su hija estudiara algo “útil” como, por ejemplo, ingeniería. Hubo un verano en el que Claudia encontró trabajo temporal en el departamento de ingeniería del Centro de Investigación Ames de la NASA, y así descubrió la división de ciencias planetarias, un área cuyo trabajo le resulto más fácil y fascinante de lo que había imaginado. Era la época de las misiones Pioneer al planeta Venus y los recorridos de las sondas Voyager por el sistema solar exterior.
Carrera académica brillante y comienzo de la profesional
Alexander obtuvo una licenciatura en geofísica –ciencia que estudia la Tierra desde el punto de vista de la física– por la Universidad de California en Berkeley en 1983. Prosiguió sus estudios con una maestría en geofísica y física espacial en la Universidad de California en Los Ángeles, que finalizó en 1985. En su tesis de máster profundizó en las variaciones solares en la radiación ultravioleta extrema de la ionosfera del planeta Venus, utilizando para ello datos del orbitador Pioneer. Más tarde, en 1993, obtuvo su doctorado en Ciencias Atmosféricas, Oceánicas y Espaciales por la Universidad de Míchigan, especializándose en la física de plasma espacial.
Su carrera profesional comenzó casi de inmediato con un contrato para estudiar la tectónica de placas en el Servicio Geológico de EE. UU.. Luego regresó a la NASA, en concreto a Ames, donde observó las lunas de Júpiter. En 1986 llegó al Laboratorio de Propulsión a Chorro –JPL, por sus siglas en inglés– de la NASA en California, un centro dedicado a la construcción y operación de naves espaciales no tripuladas para la NASA. Permaneció allí durante casi treinta años, hasta su muerte.
Con el paso de los años, Claudia Alexander se lamentaría de haberse lanzado al mundo laboral sin antes realizar un posdoctorado, una etapa que consideraba “crucial para concentrarse en una única pregunta científica y generar las publicaciones necesarias para cimentar una carrera”, algo difícil de lograr en el ámbito laboral, donde debía dividir su tiempo entre múltiples tareas.
Laboratorio de Propulsión a Chorro: Galileo, Rosetta y Cassini
Su compromiso con las misiones espaciales del JPL fue casi inmediato. Trabajó como coordinadora científica del instrumento de ondas de plasma a bordo de la nave espacial Galileo antes de asumir el rol de jefa de proyecto para la fase final de la misión, que concluiría en 2003. Recopilando datos de la atmósfera de Júpiter, le descubrieron 21 nuevas lunas al planeta y revelaron que su satélite Ganímedes posee una exosfera ligada a la superficie, lo que obligó a revisar la idea de que se trataba de una luna inactiva. Alexander tuvo un rol clave en la gestión de los recursos técnicos y humanos de la misión, así como en la interpretación de datos.

Desde el año 2000 hasta su fallecimiento en 2015, Claudia también fue la científica responsable de la contribución de la NASA a la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea –ESA, por sus siglas en inglés–, cuyo objetivo era estudiar y aterrizar en el cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko. Sus responsabilidades incluían la supervisión de instrumentos por un valor de 35 millones de dólares y la supervisión del seguimiento y navegación desde la Red de Espacio Profundo de la NASA. Gracias a su enfoque colaborativo, Alexander logró integrar equipos científicos de múltiples países y disciplinas.
Además de Galileo y Rosetta, Alexander también contribuyó a la misión Cassini-Huygens a Saturno, donde se involucró en funciones comunicadoras y divulgadoras que requerían un amplio conocimiento de la ciencia que rodea a Saturno.
Alexander fue miembro de la Unión Geofísica Estadounidense, donde presidió el comité de diversidad, centrándose en la educación y la diversidad en las ciencias de la tierra y el espacio. También formó parte de la Asociación de Mujeres Geocientíficas.
Defensora de las minorías en los campos STEM
La ciencia y la comunicación eran inseparables para ella: su propósito era inspirar. Claudia Alexander fue defensora de las mujeres y las minorías en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM); trabajó como mentora de estudiantes jóvenes en la Universidad de Míchigan, especialmente mujeres jóvenes negras interesadas en las STEM, animándolas a continuar con sus estudios superiores y sentirse representadas en la disciplina. Esta científica dejó una estela no solo en la ciencia, sino también en las vidas que ayudó a empoderar.
Más allá de lo profesional, Alexander sentía pasión por la escritura. Fue autora de libros infantiles y también se atrevió con la ciencia ficción. Además de escribir, le gustaba jugar al tenis, montar a caballo y viajar.
Entre los reconocimientos que recibió en vida están el nombramiento como University of Michigan Woman of the Year en Relaciones Humanas (1993), Premio al Mérito de Exalumnas/os de Ciencias Atmosféricas, Oceánicas y Espaciales (2002), y Emerald Honor for Women of Color in Research & Engineering (2003). En 2007 se estableció la beca Claudia Alexander en su honor, una ayuda que apoya a estudiantes con recursos limitados a que se especializan en ciencias climáticas y espaciales y/o en ingeniería en la Universidad de Míchigan.

Claudia Joan Alexander falleció a causa de un cáncer de mama el 11 de julio de 2015, tras una década de lucha contra la enfermedad. Su legado fue inmortalizado en 2015, cuando científicos de la misión Rosetta nombraron una característica del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, la C. Alexander Gate, en su honor. La Universidad de Míchigan y la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Estadounidense otorgan premios anuales en su memoria.
Referencias
- Eric Betz, Pioneering Rosetta mission scientist Claudia Alexander dead at 56, Astronomy Magazine, 13 julio 2015
- Kelsi Singer, Claudia Alexander: Be prepared to be flexible in your career, Women in planetary Science, 3 febrero 2011
- 67P/Churiumov-Guerasimenko, Wikipedia
- T. I. Gombosi, Claudia Joan Alexander (1959–2015), EOS, 12 enero 2016
- Claudia Alexander, Wikipedia
Sobre la autora
Edurne Gaston Estanga es doctora en ciencia y tecnología de los alimentos. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en organizaciones que fomentan la difusión del conocimiento de la ciencia y la tecnología.