Rita Rapp, pionera de la alimentación espacial

Vidas científicas

La fisióloga estadounidense Rita Rapp (1928-1989) dedicó su carrera al aseguramiento del buen funcionamiento de los cuerpos y estómagos de los astronautas. Ideó nuevas maneras de conservar alimentos mediante combinaciones de técnicas de deshidratación, termoestabilización, irradiación y control de la humedad. Sus desarrollos gozaron de popularidad más allá de la NASA, y algunos llegaron al mercado comercial de alimentos.

Rita Rapp.Wikimedia Commons.

Rita Rapp nació en Piqua, Ohio, Estados Unidos, el 25 de junio de 1928. En 1950 se licenció en Ciencias por la Universidad de Dayton, y fue una de las primeras mujeres en ser aceptadas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Saint Louis, donde obtuvo una maestría en anatomía en 1953. Completó su formación en investigación y fisiología en la Universidad de Giessen, en Alemania.

Nada más terminar su maestría, en 1953, Rapp comenzó a trabajar en los laboratorios aeromédicos de la Base de la Fuerza Aérea Wright-Patterson. Como fisióloga, su primera labor fue evaluar los impactos de una elevada fuerza g –medida que determina la aceleración producida por la gravedad terrestre en un objeto o individuo– en el cuerpo humano, especialmente en los sistemas sanguíneo y renal.

A principios de la década de 1960, cuando los Mercury 7 –los primeros astronautas estadounidenses– comenzaban a entrenarse, Rapp se unió al Grupo de Trabajo Espacial de la NASA y allí continuó investigando sobre los efectos centrífugos.

Reconocimiento a sus contribuciones

Después de que comenzara el programa Apolo en 1966, se sumó al equipo de Apollo Food System, centrándose así en el estudio del almacenamiento de alimentos en el espacio. Uno de los objetivos del equipo era convertir la comida espacial de «cubos y tubos» en algo que los astronautas pudieran comer de forma convencional en tierra.

Rapp y su equipo trabajaron con nutricionistas y profesionales de la empresa Whirlpool Corporation con el fin de mejorar la manera en que se empaquetaba y preparaba la comida espacial. Aquella colaboración daría lugar a los «spoon bowls», es decir, paquetes de plástico con cierre zip que contenían alimentos deshidratados. Inyectando una pequeña cantidad de agua caliente en el envase, los astronautas conseguían descomprimir el alimento y comerlo con cuchara, ya que la humedad hacía que la comida quedara pegada en el cubierto. Posteriormente surgieron los alimentos termoestabilizados que los astronautas comerían en latas.

Rita se convirtió, de manera natural, en la principal interfaz entre el laboratorio de alimentos y los propios astronautas. Tomaba nota de las preferencias de cada persona para intentar diseñar menús que satisficieran sus gustos, además de sus necesidades. A veces necesitaba varias iteraciones, pero casi siempre lo conseguía.

Preparaba comidas individuales para cada astronauta por separado, y empleaba códigos de colores para diferenciar los utensilios de cada uno. Cuentan que sus famosas galletas de azúcar eran utilizadas como moneda de cambio entre miembros de los equipos de tripulación.

Me gusta darles de comer lo que les gusta, porque los quiero sanos y felices.

Reconocimiento a sus contribuciones

Rapp fue autora o coautora de más de veinte artículos técnicos sobre alimentación espacial, y recibió numerosos galardones por su trabajo. En 1971, sus «extraordinarias contribuciones al Programa Apolo» fueron reconocidas con el Premio Federal a la Mujer que le otorgó la Comisión de Servicio Civil de los Estados Unidos, el más alto galardón del gobierno federal de ese país, siendo una de las primeras mujeres en conseguirlo. En 1975 fue la primera mujer en recibir el Premio Rohland A. Isker en reconocimiento a sus contribuciones a la conservación de alimentos. En 1980, Rapp ganó el Premio Alumni de la Universidad de Dayton. Al año siguiente recibió la Medalla al Servicio Excepcional de la NASA.

Rita Rapp murió el 12 de julio de 1989, tras una larga enfermedad. Tenía 71 años.

Su biografía está incluida en el libro A Galaxy of Her Own: Amazing Stories of Women in Space de Libby Jackson. La biblioteca pública de Piqua tiene en su haber una colección de archivos relacionados con la vida de esta científica. En el Centro Espacial Johnson de la NASA cuelga una placa que reconoce el compromiso de esta mujer con la seguridad, la salud y la comodidad del eslabón más débil de cualquier programa de vuelo espacial tripulado: las personas a bordo.

Referencias

Sobre la autora

Edurne Gaston Estanga es doctora en ciencia y tecnología de los alimentos. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en organizaciones que fomentan la difusión del conocimiento de la ciencia y la tecnología.

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