Marjorie Meinel, una astrónoma en busca de la forma de aprovechar la energía del Sol

Vidas científicas

Si entras sin avisar en la habitación donde esté Marjorie Meinel es probable que la encuentres ojeando una copia del libro que ella y su marido acaban de publicar, horneando pan, estudiando su biblia con ayuda de textos en griego y hebreo o jugando con sus nietos.

Así arranca un breve artículo que publicó el 8 de julio de 1976 el periódico Arizona Daily Star sobre la astrónoma y experta en óptica Marjorie Meinel.

Marjorie Meinel. SPIE.
Es interesante leerlo con ojos de ahora y con cierta conciencia sobre cómo funcionan las dinámicas de género en el entorno científico. La autora del artículo hace una gran labor al acercar la figura de la científica al lector (o lectora de a pie) pero para ello le quita peso a sus logros profesionales y científicos: la publicación del libro es compartida con su marido y por lo demás dibuja a una mujer tradicional, a una entrañable abuela.

Sería injusto decir que así continúa todo el artículo, porque no es cierto. El texto hace un repaso por su carrera científica y sus aportaciones a la astronomía, pero retoma más adelante el retrato familiar de la científica. Resulta llamativo porque, efectivamente, su marido fue también astrónomo y ambos colaboraron durante prácticamente toda su carrera, pero al repasar la hemeroteca sobre él, el historial familiar está mucho menos presente y no ocupa el arranque de los textos.

Ambos tuvieron la suerte, y la capacidad para aprovecharla, de encontrarse en un momento en el que confluyeron distintas vías de desarrollo tecnológico aplicables a la astronomía: los sistemas de vigilancia aérea tras la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría utilizando aviones espía y satélites, el interés y los avances en desarrollo para aprovechar la energía solar, la evolución en el diseño de telescopios y el avance de la óptica.

Hija de astrónomos, profesora de navegación

Marjorie Steele Petit nació el 13 de mayo de 1933 en Pasadena, California, Estados Unidos. Sus padres eran ambos astrónomos, de cuando la astronomía tenía “una belleza y un arte” que consideraba que se había perdido en parte al convertir esta rama del conocimiento en una ciencia exacta, contaría ella décadas después. Ella ayudó a su padre a obtener la primera grabación en formato time-lapse de las erupciones solares utilizando el telescopio que tenían en el jardín. Su hermana también se dedicaría a la astronomía.

Estudió en distintas universidades de California justo en los años en los que Estados Unidos se involucró en la Segunda Guerra Mundial, y participó en el esfuerzo de guerra al enseñar a pilotos de la Armada a navegar por el aire utilizando sextantes tradicionales. Varios de sus alumnos participaron en el bombardeo de Tokio que Estados Unidos llevó a cabo tras el ataque al puerto de Pearl Harbor. Tras graduarse empezó a trabajar en el Instituto Tecnológico de California en proyectos secretos para desarrollar cohetes que se utilizarían en la contienda.

Interés por el espacio, el aire, la óptica y el sol

Llevaba años saliendo con Aden Meinel, al que ella había animado a estudiar astronomía también. Se casaron en 1944 y durante el tiempo en que sus hijos (tuvieron siete) eran pequeños, ella no tuvo un empleo científico formal, aunque se mantuvo activa e involucrada en el desarrollo de la astronomía colaborando con Aden, acudiendo a conferencias y congresos, y editando los textos y trabajos que desarrollaban juntos.

Marjorie and Aden Meinel (1967). The University of Arizona.

En esa época fue coautora de dos estudios sobre el efecto de las erupciones volcánicas en la atmósfera, sugiriendo que los efectos ópticos que se perciben en la luz solar y los atardeceres en los periodos tras una de esas erupciones se deben a aerosoles que contienen azufre, y no simplemente a polvo volcánico.

Tras ese periodo volvió oficialmente a la investigación en la Universidad de Arizona, donde trabajó junto a su marido en el desarrollo de aplicaciones para la energía solar. Ambos se involucraron en proyectos que darían pie al aprovechamiento de la energía fotovoltaica a nivel industrial, argumentando que las posibles barreras para hacer uso de esta fuente de energía eran económicas, y no técnicas. Meinel llegaría a ser miembro de la Comisión de la Energía Solar de Arizona en 1976 y asesora del Congreso de Estados Unidos para esa misma materia en 1978.

El desencanto con la energía solar y vuelta a la astronomía

Sin embargo, para entonces ambos estaban algo desencantados sobre las perspectivas de futuro de la energía solar, argumentando en ocasiones públicamente que “la realidad se ha impuesto a medida que la barrera económica se ha vuelto cada vez más clara […] la energía solar es cara y no se puede depender de ella”.

En los últimos años de su carrera su interés volvió a centrarse en la astronomía, desde el punto de vista de la óptica: fueron reclutados por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory) para trabajar en el desarrollo de la siguiente generación de telescopios e instrumentos de observación espacial que debían continuar la labor del telescopio espacial Hubble.

A principios de los años 2000 la salud de Meinel comenzó a deteriorarse y poco después fue diagnosticada de alzhéimer. Publicó su último estudio en 2004. Falleció en 2008 por causas naturales.

Referencias

Sobre la autora

Rocío Benavente (@galatea128) es periodista.

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