Estamos en la década de los años 80 del siglo pasado y Margaret Bruce es profesora de diseño industrial en Reino Unido. Tiene muchas menos alumnas en comparación con el número de estudiantes de sexo masculino, por lo que busca datos para conocer si ocurre lo mismo en las empresas que diseñan y fabrican productos. Cuando lo averigua, el resultado es aún más desigual: en aquel entonces, estas firmas solo tenían una diseñadora por cada 100 diseñadores.
Esta realidad empujó a la profesora Bruce a poner en práctica un estudio. Quería saber qué ideas podían sacarse si se preguntaba exclusivamente a mujeres.
Para ello reunió a un grupo de mujeres y les pidió que pensasen ideas para el diseño de un coche. Surgieron algunas como pedales más suaves o cinturones de seguridad traseros. Eran diseños que no estaban en los coches que se utilizaban en aquellos años.
Otra de las ideas que recibió Bruce consistía en poner etiquetas para identificar las piezas del coche y facilitar el mantenimiento. Además, el grupo de mujeres propuso ideas relacionadas con el cuidado de bebés que aún hoy apenas se han explotado.
De forma más futurista, incluso pensaron un cambio radical para el transporte en ciudades. ¿Cuál? Pequeños vehículos tipo cápsula ubicados en espacios comunitarios como colegios y centros de salud.
Muchos conocimientos para un solo diseño
Margaret también pidió a recién graduados en diseño industrial que cambiaran el diseño del asa de una plancha de ropa. De nuevo se vieron diferencias: los hombres mejoraban el estilo del asa, mientras que ellas tenían ideas para necesidades como planchar mejor las mangas.
De nuevo se encontraban nuevas posibilidades de diseño. ¿Qué es lo que estaba sucediendo?
Para diseñar un producto se necesitan conocimientos técnicos, pero para realizar esta tarea hay otro conocimiento valioso que no está en los libros. Se llama “conocimiento tácito” y está en las experiencias, en las vivencias y es muy difícil de transmitir. Tanto que, para conseguir innovaciones rompedoras, se aconseja que las personas de un equipo de diseño interaccionen mucho cara a cara.
Desplegar las alas de la creatividad
El conocimiento de las mujeres puede aprovecharse para desarrollar nuevas formas, como el agarre de una plancha. También para encontrar diseños más radicales, como vehículos cápsula. Y para cambiar las prioridades, como el transporte de bebés en coches.
Por tanto, las ideas rescatadas por Bruce sirven para mejorar el diseño de productos. Por esto, el conocimiento tácito se valora mucho al diseñar.
Un mundo diseñado de forma desigual
Si el diseño no refleja la diversidad de necesidades de la sociedad, no cumple totalmente su cometido. En este sentido, Bruce llegó a dos conclusiones. La primera, que el conocimiento tácito de las mujeres no se estaba aplicando en el proceso de diseño. La segunda, que los productos orientados a las preferencias y preocupaciones de las mujeres estaban subdesarrollados.
A modo de ejemplo, han pasado casi cuatro décadas desde este estudio hasta que hemos contado con un maniquí de prueba de mujer que considere cómo es el cuerpo de ellas a la hora de analizar la seguridad en accidentes de coche.
El sacaleches es otro ejemplo de lo que decía la profesora Bruce. La revista Time incluyó un sacaleches portable y manos libres entre los 25 mejores diseños de 2017. A diferencia de otros, este sacaleches queda tapado por la ropa y permite a las mujeres realizar otras actividades mientras se extrae y almacena la leche. En resumen, aporta comodidad y libertad.
Cuando se necesita impulsar y llevar un líquido de un lugar a otro se utiliza un aparato denominado bomba. Este sacaleches utiliza una que permite que su tamaño sea más reducido. Se trata de una microbomba piezoeléctrica, que cambia la forma o el tamaño de un material cuando recibe una corriente eléctrica (piezoelectricidad inversa). Ese cambio rítmico es lo que conseguiría succionar la leche.
La microbomba piezoeléctrica fue patentada a mediados de los años 70 del siglo pasado. Habrá que cuestionarse por qué transcurren décadas hasta que una tecnología que resuelve algunos inconvenientes del sacaleches se aplique por fin.
Todos utilizamos objetos e interaccionamos en entornos diseñados. Así que el diseño tiene un papel clave en el mundo que nos rodea. La misión es entender y considerar todas las necesidades humanas y, en extensión, del resto de seres vivos cuando se diseña.
El legado de la profesora Bruce
Bruce propuso medidas para aumentar la representación de las mujeres en el diseño industrial y la inclusión de sus perspectivas. Entre ellas, realizar campañas de concienciación para destacar la importancia de la diversidad en los equipos de diseño.
Además, recomendó organizar competiciones de diseño para niñas (Technovation Girls) y redes de apoyo para diseñadoras profesionales.
El trabajo pionero de Margaret Bruce ha influido en investigaciones sobre diseño industrial y género. Entre ellas, el estudio de los roles y el reconocimiento de las diseñadoras industriales.
El diseño industrial puede responder a las necesidades específicas de las mujeres y romper con los estereotipos tradicionales. Juntos podemos impulsar un futuro más inclusivo y equitativo en la tecnología y el diseño.
Sobre la autora
Elena Mulet Escrig, Profesora del Área de Proyectos de Ingeniería, Universitat Jaume I
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Ir al artículo original.