Satsue Mito, la maestra que observaba a los macacos

Vidas científicas

Gran parte de lo que conocemos sobre el comportamiento de los primates procede de los estudios de muchas mujeres que, con inteligencia y capacidad de observación, han percibido sorprendentes peculiaridades de estos animales.

La profesora japonesa Satsue Mito tuvo un papel clave en uno de los estudios más citados de la historia de la primatología: el que afirma que los macacos tienen costumbres que se transmiten entre grupos y generaciones a través de la comunicación en lugar de la herencia biológica.

Satsue Mito. Wawaza.

Satsue Mito nació el 21 de abril de 1914 en Saeki-ku, uno de los ocho distritos de la prefectura de Hiroshima en Japón. Obtuvo su título de maestra en 1932, dos años más tarde se casó y se fue al norte de Corea a buscar trabajo. En 1940 su marido falleció repentinamente y ella y sus tres hijas se mudaron a Dalian (China), donde Mito trabajó en una escuela. Siete años más tarde regresó a Japón, y se alejó de una destruida y desconocida Hiroshima hacia la relativa seguridad del sur de Kyūshū; allí consiguió un lugar para vivir junto a la pequeña isla Kōjima. Y comenzó a fijarse en los monos que habitaban la isla.

Observando a los macacos

En 1934, la isla Kōjima y los monos que la habitaban fueron declarados monumento natural bajo la Ley de Monumentos Naturales de 1919 en Japón.

Kōjima había estado poblada desde siempre por una especie de monos llamados Nihon-zaru (macaco japonés). Durante la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de la población de esos primates fue aniquilada por personas que cazaban para alimentarse o venderlos. Los pocos que quedaban estaban en malas condiciones y en serio peligro de extinción. Satsue Mito comenzó a cuidar a esos monos enfermos y, poco a poco, las cosas mejoraron y la población de monos se recuperó.

El estudio científico de los monos de la isla comenzó en 1947. En la actualidad, el Instituto Japonés de Investigación de Primates mantiene en la isla a los macacos japoneses en condiciones salvajes para realizar estudios primatológicos. Allí se han realizado muchas investigaciones, como estudios de los cambios que se producen en la dominancia social a lo largo del tiempo o sobre cultura animal.

La preocupación de Satsue Mito por el bienestar de los macacos la llevó a colaborar con el equipo de investigadores en primatología de la Universidad de Kioto. En septiembre de 1953, fue ella quien detectó por primera vez una conducta inusual en uno de los componentes del grupo animal. Observó cómo Imo, una hembra de un año y medio de edad, realizaba una maniobra que nunca antes habían advertido: estaba lavando una batata en agua. Las observaciones posteriores confirmaron que el 74 % de los monos de la comunidad de Imo aprendieron a realizar este lavado de boniato gradualmente. Ninguno de los macacos que adquirieron esta costumbre era mayor, excepto Eba, la madre de Imo. La forma de realizar el lavado también cambió con el tiempo; Imo lavaba las batatas en agua dulce y con el tiempo pasó a realizarse en agua salada de mar. Se cree que este cambio podría haber surgido como alternativa en las temporadas de sequía, cuando el agua dulce escaseaba, o quizás también por el sabor salado que el agua del mar dejaba en el boniato durante el lavado.

El primatólogo Masao Kawai se hizo eco de la información recopilada por Mito en un artículo científico; lamentablemente, algunos colegas sospecharon que los monos habían sido entrenados por alguna persona.

Aunque viven en un pequeño islote rodeado por el mar, los monos de Kōjima no se adentraban nunca en el agua para bañarse, aunque sumergían las manos y los pies. En el verano de 1959, arrojando algunos cacahuetes al mar, Satsue Mito atrajo a los monos para que se metieran en el agua. El primer mono que se bañó fue Ego, un macaco de dos años. Solo tres años después, la práctica totalidad de los monos jóvenes se bañaban con naturalidad en el mar; no sucedía lo mismo con los macacos adultos excepto, de nuevo, en el caso de las madres influenciadas por sus hijos.

Y Satsue Mito continuó observándolos.

El legado de Satsue Mito

En 1970 Mito dejó su actividad docente para convertirse en miembro del equipo de primatología de la Universidad de Kioto en el Observatorio Kōjima; dedicó el resto de su vida a sus (como ella los llamaba) macacos.

Escribió varios libros para niñas y niños hablando sobre los Nihon-zaru de Kōjima; alguno de ellos fue especialmente reconocido y premiado.

Umeyo Mori, su segunda hija, comenzó a trabajar como investigadora de campo de monos en el Centro de Primates de la Universidad de Kioto, tras graduarse.

Satsue Mito falleció a los 97 años, el 7 de abril de 2012.

La isla Kōjima vista desde el continente. Wikimedia Commons.

Hoy, 70 años después de que Satsue Mito descubriera a Imo lavando por primera vez un boniato, esta práctica continúa en manos de los nuevos macacos que habitan la pequeña isla Kōjima.

Referencias

Sobre la autora

Marta Macho Stadler es doctora en matemáticas, profesora del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaboradora en ::ZTFNews y la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.

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