Rose E. Collom, una botánica en el desierto de Arizona

Vidas científicas

Para adentrarnos en la vida de la botánica Rose Eudora Collom hay que viajar con la imaginación al Lejano Oeste, entre coyotes y en caravanas de diligencias. Descubridora de un buen número de especies de flora, hoy se considera que fue la primera botánica profesional de Arizona, y más en concreto del Gran Cañón del Colorado, una pionera que se enfrentó al ‘status quo’ de su época y que se abrió espacio en el mundo de la ciencia gracias a sus investigaciones sobre un desértico territorio en el que encontró mucha vida.

Rose E. Collom.

Rose nació en el estado de Georgia el 20 de diciembre de 1870, cuando su país aún se recuperaba de la Guerra Civil y miles de migrantes llegaban a sus costas. Allí estudió en el Lindenwood College para ser maestra entre los 16 y los 19 años y allí, en 1907, se casó con Wilbert B. Collom. Unos años después, en 1914, se trasladaron a la lejana Arizona, donde la familia de él tenía una mina en propiedad. Aquello le cambió la vida, iniciando, a sus 44 años, una historia de amor con las plantas que la haría pasar a la historia.

Ella misma contaría después que su vocación tardía se inició de forma casual. La pareja pasó de vivir en un lugar muy poblado a un área aislada del condado de Gila, en las estribaciones de las montañas de Mazatzal. “Al principio pensé que me volvería loca. Mi marido se pasaba los días trabajando en la mina y yo, más allá de cocinarle la comida y remendarle la ropa, no tenía nada que hacer excepto sentarme… y contemplar estas colinas”, diría después, como se recoge en Arizona Producer. En esas declaraciones contaba también que, pese a no ser oriunda del desierto, nunca tuvo miedo de “los coyotes que aullaban en las crestas ni de un puma que gritaba en el cañón”, así que empezó a dar largas caminatas en los que recogía esquejes y semillas para hacer un jardín en su terreno. Así, poco a poco, fue aumentando su interés en las plantas y empezó a apuntar información de todo cuanto encontraba.

Los descubrimientos de Rose

Con el ánimo de saciar su curiosidad y mejorar su conocimiento, encargó varios libros de flora e inició una correspondencia con notables botánicos de su época, como Joseph Rose, Thomas Henry Kearney y Robert Hibbs Peebles, a los que consultaba dudas o comunicaba hallazgos. Así, de forma autodidacta, se convirtió en una gran experta en la materia y comenzó a ser reconocida como tal por renombrados científicos, pese a ser mujer y no tener detrás una formación académica. A lo largo de los años, Rose no solo les descubría especies desconocidas, sino que hacía relevantes y novedosas observaciones sobre cómo las condiciones ambientales afectaban a las plantas nativas de su territorio. Por ejemplo, intuyó que algunas plantas de gran altitud podían adaptarse a altitudes más bajas. Los expertos J. J. Thornberry, botánico de la Universidad de Arizona, y F. J. Crider, director del Boyce Thompson Arboretum, la alentaron en esta teoría de la aclimatación progresiva, así que comenzó a plantarlas en su jardín, para más tarde trasplantarlas en Fénix, donde sobrevivían. Así promovió que especies autóctonas se utilizaran en el paisajismo, tanto de jardines privados como junto a las carreteras, en un momento en el que el tráfico de especies era habitual.

Dudleya saxosa collomiae. Wikimedia Commons.

También son muchas las nuevas especies de plantas que descubrió. Entre ellas, se recuerdan especialmente algunas que llevan su nombre: Dudleya collomiae, Ranunculus collomiae y Galium collomiae. En éste último caso, el científico John Thomas Howell, de la Academia de Ciencias de California, explicó: “Es un placer y un honor nombrar con esta distinción a esta planta de Arizona en honor a la señora Rose Collom, quien ha realizado tanto trabajo de campo crítico en ese estado”.

Tenía ya 68 años cuando, en 1939, tras contactar con el cofundador de la Asociación Nacional de Historia del Gran Cañón, éste le ofreció una beca de investigación para recoger especímenes en ese inmenso lugar. Así se convirtió en la primera botánica remunerada, y por tanto profesional, que hubo en el parque nacional. También fue la presidenta de Horticultura de la Federación de Clubes de Jardinería de Arizona y miembro destacada de la Sociedad de Cactus y Flora Nativa. Esta organización fue la que fundó el Jardín Botánico del Desierto en 1937.

Rose E. Collom estaría becada y trabajando con la flora del Gran Cañón hasta 1954, ya con 84 años. En todo ese tiempo, recolectó más de 800 especímenes de plantas, contribuyendo con cientos de ellos al Herbario Nacional de Estados Unido, siempre con el ánimo de potenciar el estudio de la flora en un lugar que se veía, sobre todo, como un desierto inhóspito para la vida. Hoy, también hay parte de su colección en el Jardín Botánico del Desierto, la Universidad de Arizona o el Real Jardín Botánico de Kew (en Gran Bretaña), entre otros lugares. Con sus propias palabras, expresaba con claridad lo importante que había sido para ella esa parte de su vida:

Cuando uno vive año tras año apartado del mundo, a kilómetros de vecinos, ciudades y ferrocarriles, las flores se convierten en compañeras y uno no sólo las disfruta, sino que aprende mucho de ellas. Nuestras flores silvestres de Arizona son únicas, hermosas, resistentes y valientes. A menudo crecen, florecen y dan frutos en las condiciones más desalentadoras. Uno las vigila y las saluda como a viejas y fieles amigas, y seguramente de ellas uno puede sacar fuerza, coraje y fe.

Para cada una de esas amigas, hacía cuidadosas observaciones y descripciones detalladas de sus hábitats, las épocas de floración, las condiciones de crecimiento o sus usos tradicionales. De hecho, se convirtió en una de las colaboradoras imprescindibles de los botánicos Kearney y Peebles para su libro Plantas con flores y helechos de Arizona, como así dejaron constancia por escrito en la obra.

Mentzelia collomiae. Fuente: Carol Blaney.

Rose E. Collom se mantuvo en activo hasta 1956, cuando falleció nada más cumplir los 86 años en el mismo lugar donde pasó casi toda su vida. Ese mismo año fue incluida en el Hall de la Fama de las Mujeres de Arizona. Todavía décadas después de su fallecimiento, en 1997, fue nombrada otra especie en su honor: Mentzelia collomiae, una pequeña y preciosa planta de flores amarillas que únicamente se conoce en Arizona. Es una superviviente en un desierto que buscó y encontró su nicho de supervivencia, como la propia Rose.

Referencias

Sobre la autora

Rosa M. Tristán es periodista especializada en la divulgación científica y ambiental desde hace más de 20 años. Colabora de forma habitual en diferentes medios de prensa y radio de difusión nacional.

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