Viaje al fondo del Adriático con Mira Zore-Armanda

Vidas científicas

Mira Zore-Armanda, oceanógrafa croata, decía que “los avances tecnológicos no han hecho avanzar el humanismo” y si viera el estado actual del Mar Adriático, al que dedicó gran parte de su vida, seguramente se reafirmaría en esta sentencia. Contaminado y sobreexplotado, ella fue una de las pioneras en este golfo alargado que forma parte del Mar Mediterráneo, donde estudió los impactos del cambio climático y la polución. En los años de 1960, tiempos en los que Jean Jacques Cousteau se hacía famoso en el mundo, Zore-Armanda encontraba serios problemas para embarcarse en expediciones por ser mujer. Aquello no fue óbice para que se convirtiera en una prolífica investigadora, abriendo el camino a temas que hoy son de gran actualidad.

Mira Zore-Armanda con el Mar Adriático de fondo. Imagen generada a partir de ésta.

Zoe-Armanda nació en Zagreb el 6 de enero 1930, cuando Croacia era parte de la Yugoslavia bajo la esfera soviética. En 1952 se graduó en la rama de geofísica de la universidad de su ciudad, donde tuvo como profesor al reconocido físico Josip Goldberg, que se considera el padre de esta disciplina en el país. Nada más terminar la carrera, Mira empezó a trabajar como asistente de hidrografía en el Instituto de Oceanografía y Pesca (IOF, por sus siglas en inglés) de la ciudad de Split, en la costa dálmata, y allí permaneció hasta que se jubiló en 1989. Una década después de entrar, en 1963, obtenía el doctorado de la Universidad de la Sorbona en París.

Cuando llegó al IOF, la presencia femenina era apenas testimonial. Además, a nivel internacional la oceanografía croata tenía muy poca credibilidad, algo que ella cambió. En sus primeros años, Mira comenzó haciendo trabajos en las estaciones permanentes del instituto. En una estancia en Split conoció a Miljenko Buljan, un biólogo que estudiaba las propiedades hidrográficas del Adriático. Buljan y Goldberg fueron quienes la implicaron en un proyecto de gran envergadura: analizar las corrientes y las masas de agua en el Adriático gracias a los datos de expediciones hechas años antes. El resultado sería el tema de su tesis en la Sorbona y su primer artículo científico.

En 1956, gracias a una beca del gobierno noruego, hizo su primer gran viaje, a la India. Sus trabajos sobre corrientes marítimas, a los que daba un enfoque teórico y empírico, ya comenzaban a ser conocidos. Al año siguiente, no solo era ya miembro del comité organizador del Congreso Geofísico Internacional, sino que lideraba su primer crucero investigador por el mar al que dedicó su vida. Estos viajes de estudio la enriquecieron con nuevos conocimientos que no eran solo científicos: de la India volvió fascinada por la posibilidad de decir cualquier cosa sin ofender a la gente, mientras que en Francia, donde presentó la tesis, aprovechó para aprender sobre su cultura. Tres años después se casó con el químico Igor Armanda y comenzó a utilizar también su apellido en sus trabajos científicos, algo que hizo toda la vida.

El Atlantis y las mujeres

Mira Zore-Armanda, durante casi 20 años, fue la única persona volcada en estudiar la física de Adriático. Su papel fue fundamental en la organización de una investigación con el Woods Hole Institute de Massachussets (EE. UU.), con los que realizó expediciones en el buque oceanográfico Bios. Por cierto, nada bien la sentó que no la dejaran subir a otro buque implicado, el Atlantis, porque todavía en 1962 las mujeres tenían prohibido embarcar aunque fueran conocidas investigadoras.

De sus muchos resultados científicos destaca que ella fue quien demostró la causa de los cambios estacionales en el flujo de las corrientes del Adriático: observó que el norte, poco profundo, se calentaba más en verano y se enfriaba más en invierno que el sur porque está expuesto a la afluencia del río Po y otros ríos del norte de Italia. No solo localizó donde se formaban las aguas frías o más cálidas según la temporada, sino también cómo circulaban y se mezclaban verticalmente a grandes profundidades. Esos conocimientos los utilizaría después en investigaciones con biólogos, con los que definía modelos sobre capturas pesqueras. De hecho, gracias a su trabajo, se estableció un vínculo entre los parámetros del clima, los oceanográficos y la producción primaria.

Otras de sus muchas aportaciones tiene que ver con la influencia de las condiciones meteorológicas del Atlántico norte en el Mediterráneo y en la zona adriática. Mira relacionó la intensidad del intercambio de agua entre ambos con sus niveles de nutrientes y salinidad y fue pionera al señalar que la cantidad de hielo que hay en el Atlántico norte está correlacionada con ciertos fenómenos en áreas marinas alejadas, un enfoque hoy fundamental debido al deshielo en el Ártico por el cambio climático. Estudió también la relación entre el mar y la atmósfera, calculando los niveles de evaporación del Adriático.

Mar Adriático.

Cuando en la década de 1970 el IOF comenzó a interesarse por la contaminación marina, la oceanógrafa se volcó en la investigación costera, analizando la influencia de los flujos y corrientes en los vertidos. En un análisis de datos a largo plazo, demostró el impacto de los vertidos desde la costa en el mar abierto. En total, lideró hasta dieciocho proyectos medioambientales, entre los que hay que mencionar uno sobre una central nuclear y varios sobre exploraciones de gas y petróleo. Incluso presentó una hipótesis sobre posibles tsunamis en el Adriático.

Entre los años 1976 y 1978, fue nombrada directora del Instituto de Oceanografía y Pesca, pero no le satisfizo el puesto. Prefería seguir haciendo ciencia. Los 64 artículos científicos, 38 comunicaciones a congresos, 81 artículos profesionales y de divulgación, así como cinco libros y apuntes de conferencias que cuentan en su haber, dan idea de lo prolífica que fue su carrera. Durante esa década su presencia como experta de prestigio se reclamó en eventos por todo el mundo, ya fueran de la Unesco, la OTAN o la Royal Society británica. Dos veces fue nombrada vicepresidenta del Comité de Oceanografía Física internacional.

Una gran divulgadora

A su inmensa producción como investigadora hay que añadir que siempre dio mucha importancia a la formación y divulgación de una disciplina que la apasionaba. Con Buljan publicó un libro de texto para educación secundaria sobre oceanografía y meteorología marina con el ánimo de promover vocaciones y también escribió apuntes para quienes realizaban estudios marítimos. Además, fue docente de Física del Mar en su Universidad de Zagreb e impartía cursos de verano tanto en su país como en el extranjero. Desde 1976, también trabajó como editora de la publicación del IOF, Acta Adriática, que bajo su dirección se convirtió en una revista reconocida internacionalmente sobre oceanografía mediterránea. De hecho, aunque se jubiló en 1989, siguió trabajando en esa publicación con sus artículos. Solía decir:

No se puede ser un oceanógrafo de salón, ¡debemos hacer trabajo de campo!

Frente a los cambios políticos que experimentó su país durante su vida, Mira defendió que la ciencia debía estar al margen. “Manténganse alejados de los lobbies, para ellos todo es más importante que la protección del Adriático”, denunciaba. Decepcionada por la guerra en Croacia, en los años 90 dejaba traslucir su pesimismo hacia el futuro, aunque confiaba en que cuando su país fuera independiente, la riqueza del Adriático se protegiera mejor que hasta entonces, algo que no ha ocurrido.

Fue tras la muerte de su esposo cuando abandonó Split para irse a vivir a Oplatija con su hermana, donde pasó los últimos años de su vida, hasta que falleció el 8 de abril de 2012. En sus memorias dejó escrito lo que pensaba sobre la influencia de sus artículos científicos en la posteridad. Consideraba que se escribían muchos pero “pocas personas los leen más allá de diez años”, salvo que se fuera “un genio supremo”. “Al final de mi carrera, también me parece que todo lo escrito no significa mucho, apenas un poco más que nada. ¿En cuántos años quedará en el olvido?”, comentaba. Sin embargo, hoy sus investigaciones se siguen citando con frecuencia. Además, es recordaba por la férrea defensa de su profesión y su implicación con los jóvenes.

Referencias

Sobre la autora

Rosa M. Tristán es periodista especializada en la divulgación científica y ambiental desde hace más de 20 años. Colabora de forma habitual en diferentes medios de prensa y radio de difusión nacional.

1 comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *.