Elena Paunero Ruiz, destacable botánica española en tiempos difíciles

Vidas científicas

Entre 1928 y 1973 desempeñó su trabajo en el Real Jardín Botánico de Madrid la doctora Elena Paunero Ruiz (1906-2009), gran investigadora y docente considerada hoy por sus colegas «una figura excepcional en la historia de la botánica española del siglo XX».

Elena Paunero Ruiz.

Nacida en Valladolid el 21 de septiembre de 1906, era hija de los maestros de escuela Jerónimo Paunero y Elena Ruiz. Con posterioridad, la familia se trasladó a Madrid, donde Elena creció y cursó el Bachillerato en el Instituto «San Isidro». Como han señalado los investigadores del CSIC, Paloma Blanco y Pedro Montserrat, en aquellos años los profesores de ciencias llevaban frecuentemente a sus alumnos al Museo Nacional de Ciencias Naturales, buscando despertar el interés y la curiosidad de sus estudiantes.

Formando parte de aquel alumnado se encontraba la joven Elena, quien muy pronto por su dedicación y talento destacó en los estudios. Ciertamente, cuando estaba en el último curso del Bachillerato los profesores del Instituto, conscientes de las aptitudes que tenía para la ciencia, decidieron proponerla como colaboradora auxiliar en la docencia; responsabilidad que ella aceptó y desempeñó con acierto.

El profesor del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla, Benito Valdés, ha escrito que Elena Paunero Ruiz terminó el Bachillerato con Matrícula de Honor, y decidió estudiar Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid (hoy Universidad Complutense), compartiendo su tiempo entre los estudios universitarios y las clases que impartía en el Instituto. En 1926, con solo 20 años de edad, acabó su carrera, y en 1927 recibía el Premio Extraordinario de Licenciatura en Ciencias, Sección de Naturales. Asimismo, desde esas fechas fue miembro de la Real Sociedad Española de Historia Natural.

Antes de acabar la licenciatura en 1924, Elena Paunero ya había comenzado a dar sus primeros pasos en el ámbito de la investigación científica, incorporándose al prestigioso grupo de Micología de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE), institución creada en 1907 para promover la investigación y la educación científica en España.

En este centro, Elena Paunero inició un proyecto de investigación dedicado al estudio de los mohos en cultivo. Recordemos que los mohos son hongos microscópicos que viven en diversos sustratos, entre ellos la materia vegetal o animal y contribuyen a su descomposición. La investigación sobre los mohos constituyó la tesis doctoral de la joven Paunero Ruiz, que defendió en 1929 en la Universidad de Madrid, siendo galardonada con el Premio Extraordinario de Doctorado. Por entonces ya era Preparadora Técnica de la Sección de Fitografía (rama de la botánica que se ocupa de la descripción de las plantas) del Jardín Botánico, plaza que había obtenido por oposición en 1927.

Paralelamente, describen Paloma Blanco y Pedro Montserrat, la científica continuó impartiendo clases de bachillerato, y el 7 de diciembre de 1935 fue nombrada Profesora Adjunta de Ciencias Naturales del Instituto Nacional de Enseñanza Media «San Isidro» de Madrid, donde permaneció hasta el 6 de julio de 1960, fecha en que se trasladó al Instituto «Lope de Vega», como Profesora Adjunta Numeraria.

En 1930, el cargo de Preparador Técnico cambió su nombre por el de Conservador, y la doctora Elena Paunero Ruiz «lo obtuvo en virtud de oposición siendo nombrada Conservadora de la Sección de Herbarios del Jardín Botánico de Madrid» (Blanco y Montserrat, 2007). Como conservadora se ocupó con gran energía de diversas tareas de estructuración y tratamiento de los herbarios.

En el año 1933, la excelente dibujante Paula Millán Alsolete (1899-1979) obtuvo la plaza de auxiliar artística en el Jardín Botánico, y muy pronto se convirtió en una valiosa colaboradora de la Paunero, siendo ella la que realizaría la mayor parte de los dibujos incluidos en las publicaciones de la científica. En 1937, juntas formalizaron un inventario de las famosas láminas de Mutis, correspondientes a la Flora de Nueva Granada, haciendo una revisión cuidadosa de éstas y un riguroso recuento.

La exquisita belleza de estas láminas nos lleva a abrir un breve paréntesis y recordar que se trata de una colección de dibujos elaborados durante la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada (1783-1817), liderada por José Celestino Mutis y que permitió la recopilación y clasificación de más de 20 000 especies vegetales originarias de la actual República de Colombia. Dicha colección se conserva en el Archivo del Real Jardín Botánico y en la actualidad se considera un referente mundial de la ilustración botánica (página web del Jardín).

La incorporación al Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Elena Paunero Ruiz se dedicó durante diez años a la Micología, materia sobre la que publicó varios trabajos de considerable interés. No obstante, describe el profesor Valdés, «la Guerra Civil, los años que la precedieron y los inmediatamente posteriores significaron para el Jardín Botánico un periodo de penuria en el que la falta de medios hacía difícil el desarrollo de las investigaciones».

Elena Paunero Ruiz.

Por fortuna para la ciencia, el 24 de noviembre de 1939 se creó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que con el tiempo se convertiría en la mayor institución pública de España dedicada a la investigación científica y técnica. Poco después de su fundación, se incorporaba al CSIC el Jardín Botánico de Madrid y, como ha descrito el profesor Valdés, sus actividades y medios empezaron gradualmente a mejorar.

Por aquellas fechas Elena Paunero Ruiz estaba empezando un proyecto de investigación sobre las gramíneas españolas. Grupo que, como ella misma explicaba, era uno de los peor conocidos del país, ya que sus contemporáneos habían dado preferencia a la Geografía Botánica. Valdés recuerda que esta disciplina daría paso más tarde a la Fitosociología, que comenzó a predominar en el mundo de la botánica española a partir de la década de los cuarenta.

Durante casi doce años la doctora Paunero, doña Elena, como la llamaban sus colegas y alumnado, se dedicó a estudiar las gramíneas de los herbarios del Jardín y a clasificar gran cantidad de material siguiendo el sistema de clasificación de Engler. Cabe señalar que éste constituye el primer sistema de clasificación de plantas concebido como filogenético, esto es, basado en las relaciones de parentesco, después de que Darwin difundiera su teoría de la evolución. Fue desarrollado por el botánico alemán Adolf Engler (1844-1930) cuya primera publicación salió en 1892. Paunero Ruiz recibió la aprobación y diversas felicitaciones de numerosos especialistas por aplicar tan valioso sistema de clasificación a su trabajo.

La revisión taxonómica de los diversos grupos de gramíneas, basándose en caracteres morfológicos y anatómicos, llevaría bastante tiempo a la científica. El cuidado estudio realizado, explicita al respecto el profesor Valdés, provocó que doña Elena pasase un periodo de tiempo sin publicar ningún trabajo de investigación, y que luego floreciera una importante serie de estudios «de los que no faltaron uno o dos prácticamente cada año».

En su mayoría, los resultados salieron a la luz en los Anales del Jardín Botánico de Madrid entre 1946 y 1975, «todos bajo su única firma, indica Valdés, excepto una nota publicada en colaboración con María Antonia Rivas, quien se había incorporado al Jardín en 1964»; Rivas fue discípula de Paunero y continuadora en las investigaciones sobre gramíneas. Esta investigadora ha sido, hasta su reciente jubilación, catedrática de Botánica de la Universidad Autónoma de Madrid.

Todos los dibujos que aparecen en las numerosas publicaciones sobre gramíneas los realizó la citada Paula Millán. Acerca de estas láminas, sostiene el profesor Valdés que se trata de «magníficos grabados en los que la artista representó fidedignamente las secciones anatómicas de hojas y otros órganos, así como de las porciones de epidermis sobre todo foliares, que doña Elena utilizó como parte de los caracteres para la identificación de las especies».

En 1948 se fundó el Laboratorio de Agrostología (estudio de las gramíneas), y la doctora Elena Paunero Ruiz pasó a ser la jefa. La científica, apuntan Blanco y Montserrat, ayudada por escribientes contratados, supervisó la confección de fichas, todas manuscritas, del material almacenado, lo que permitió el surgimiento de los primeros ficheros del citado laboratorio. Asimismo, organizó un sistema de préstamos de material solicitados por otros centros, promocionando de esta manera las bellas y extensas colecciones del jardín.

Además de toda esta actividad, desde 1940 Paunero Ruiz participó en tareas docentes en la universidad como auxiliar de la Cátedra de Fitografía y Geografía Botánica de la Facultad de Ciencias de Madrid, y a partir de 1941 hasta 1949 también colaboró como auxiliar de Ecología Vegetal (Valdés, 2007).

Cooperación con instituciones extranjeras

Paloma Blanco y Pedro Montserrat, recuerdan que «el hecho de dominar tres idiomas extranjeros, francés, inglés y alemán, junto a su espíritu abierto, facilitó que Doña Elena viajara a diferentes instituciones botánicas extranjeras, ya fuera para profundizar en sus investigaciones o para representar a su Institución». La científica, becada por el CSIC, estuvo en 1949 durante cinco semanas en el Instituto Botánico de la Universidad de Argel, y en el Departamento de Botánica del Instituto Científico de Rabat, dedicándose fundamentalmente a revisar en sus herbarios muestras del género Trisetaria (de la familia de las Gramíneas), revisión que publicaría en 1950.

En 1952 permaneció durante cuatro meses en el Jodrell Laboratory, un centro de investigación localizado en uno de los jardines botánicos más grandes del mundo: el Jardín Botánico de Kew, Londres. En este afamado lugar, Paunero perfeccionó las técnicas anatómicas aplicadas a gramíneas en colaboración con el botánico inglés Charles Russell Metcalfe (1904-1991), experto en histología. Al mismo tiempo realizó consultas en los herbarios de Kew Gardens y del British Museum (Londres), siempre relacionadas con gramíneas españolas. Posteriormente, Paunero recopilaría toda esta información en un magnífico tratado sobre anatomía de Gramíneas, de consulta imprescindible para el estudio de cualquier grupo de esta familia (Blanco y Montserrat, 2007).

Como representante del CSIC, asistió al VII Congreso Internacional de Botánica celebrado en 1950 en Estocolmo y asimismo al VIII, celebrado en París en 1954. En 1953 trabajó en el Laboratoire de Phanérogamie del Jardin des Plantes de París, consultando los herbarios y la biblioteca, consulta que repitió ocho años más tarde (Blanco y Montserrat).

Nuevamente becada por el CSIC, en 1963 viajó al Conservatorio y Jardín Botánico de Ginebra (Suiza) para consultar las importantes plantas de interés histórico del conocido herbario de Boissier. Asimismo, en 1964 visitó Portugal, examinando en Lisboa los herbarios de la Facultad de Ciencias y del Jardín Botánico de Ajuda, el más antiguo de Portugal. También aprovechó para visitar en Coimbra los del Instituto Julio Henriques.

El 6 de noviembre de 1962, continúan enumerando Blanco y Montserrat, Elena Paunero Ruiz fue nombrada por orden ministerial, Jefa de la Sección de Herbarios del Jardín Botánico de Madrid. Durante esa década prosiguió el estudio de la familia de las gramíneas, con atención especial a la flora española y mediterránea, tal como ha quedado reflejado en sucesivas publicaciones.

A comienzos de los años 70, bajo la dirección de D. Francisco Bellot, se plantearon dificultades para el personal del Real Jardín Botánico. Doña Elena, declaran Blanco y Montserrat, «que era el alma de la institución, fue víctima de un trato desconsiderado y por ello solicitó su prematura jubilación». Fue Conservadora de Herbarios hasta su cese el día 6 de marzo de 1973 y su último trabajo apareció en 1975.

Elena Paunero Ruiz.

Para concluir, traemos la voz de su antiguo alumno, el citado profesor Benito Valdés, quien ha escrito:

Doña Elena fue una investigadora incansable y eficaz, que puso toda su inteligencia y dedicación en las tareas que desarrolló en el Jardín Botánico durante más de medio siglo. De buen humor y fino espíritu crítico, supo estar siempre por encima de las circunstancias. Su nombre es conocido dentro y fuera de nuestro país por sus investigaciones en Agrostología, aún de plena actualidad […]. De ella aprendí no sólo metodología científica, sino que también me inculcó valores éticos y personales que creo haber seguido a lo largo de mi ejercicio profesional.

Doña Elena Paunero Ruiz falleció en Madrid el 9 de marzo de 2009, con 103 años de edad.

Referencias

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

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