Alicja Dorabialska, química polaca, pionera de la radiactividad que guiaba a Marie Curie por las calles oscuras de París

Vidas científicas

Si la construcción del conocimiento es el objetivo último de la investigación científica, poder compartir ese conocimiento es imprescindible para progresar en ese objetivo. Sobre los descubrimientos de quienes vinieron antes que ellas, las mentes científicas se elevan cada vez más y hacen nuevos descubrimientos. El uso de un sistema estandarizado para compartir ese conocimiento, el de las publicaciones y revistas científicas, ha sido por tanto esencial a pesar de que sea un modelo imperfecto y hoy sometido a más que justa crítica.

Alicja Dorabialska.

No es casual que gran parte de esas publicaciones, y desde luego muchas de las más relevantes, se hayan producido desde hace décadas en el mismo idioma, en inglés. Si hablamos de compartir conocimiento, el uso de un idioma común parece algo lógico y en definitiva eficaz. Pero esto tiene también sus inconvenientes, siendo uno de los más importantes el hecho de que los científicos, y aún más las científicas, que han trabajado y publicado en otras lenguas lo tenían más difícil aún para hacerse el hueco que muchas veces merecían.

Un hogar lleno de patriotismo polaco

Un ejemplo de este problema es el que representa Alicja Dorabialska. Esta química, que investigó junto a Marie Curie en 1925, cuando Curie ya tenía dos premios Nobel, dedicó su vida a la ciencia y fue muy reconocida por sus descubrimientos en su Polonia natal, pero apenas fue y es conocida en otros países, en gran medida porque sus más de ochenta publicaciones aparecieron en revistas polacas.

Dorabialska nació el 14 de octubre de 1897 en Sosnowiec, en lo que hoy es Polonia, una ciudad minera. Su padre trabajaba en la oficina de correos local y su abuelo materno era un patriota polaco detenido por las autoridades rusas por sus ideas políticas y enviado a Siberia. En su casa se vivía una mezcla de nostalgia, revolución contra los rusos y canciones patrióticas. Como en la región no había escuelas polacas, Dorabialska fue educada en casa por su madre.

En 1908, sin embargo, sí se matriculó inmediatamente en una nueva escuela técnica recién abierta, un lugar en el que se sintió a gusto desde el primer día. En 1913 ella y su madre se mudaron a Varsovia, donde ya vivía y estudiaba su hermana. En 1914 terminó la educación secundaria en la Escuela Técnica de Varsovia.

De Varsovia a Moscú

En ese momento su deseo era estudiar matemáticas en la Universidad de Varsovia. Sin embargo, la guerra acababa de comenzar en los Balcanes y rápidamente se extendió por toda Europa, dejando en el aire el siguiente comienzo del curso universitario. Al llegar el otoño Dorabialska pudo finalmente matricularse, pero al año siguiente, a causa de los distintos avances y retiradas de los distintos ejércitos, ella y su familia se vieron obligados a trasladarse hacia el este.

Alicja Dorabialska y Wojciech Świętosławski.
Foto: Archivos de la Sociedad Química Polaca.

Los siguientes cursos terminó estudiando en la Universidad de Moscú. Aunque por aquel entonces las universidades rusas no dejaban graduarse a mujeres, sí existía la posibilidad de hacer unos cursos especiales para mujeres que equivalían a los títulos universitarios. Dorabialska pasó los últimos cursos de su formación universitaria en el Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad de Moscú.

En 1916 conoció a Wojciech Świętosławski, físico químico polaco considerado uno de los impulsores de la termoquímica moderna, que sería su amigo y mentor. Tras obtener su título dejó a su familia y volvió a Polonia con Świętosławski, que había aceptado el puesto de presidente del Departamento de Física Química de la Universidad de Varsovia y le había pedido a ella que se incorporase también a ese departamento. Se incorporó al puesto en agosto de 1918 y aunque el contrato inicialmente era para un periodo de dos años, terminó ocupándolo durante 16, hasta 1934. Hasta 1922 compaginó un trabajo docente con la investigación para obtener su doctorado. Publicó sus dos primeros trabajos como única autora en 1921, dedicados a los cambios de temperatura que se dan en las reacciones químicas entre distintos elementos.

La amistad con Marie Curie, casi ciega por la radiactividad

Marie Curie siempre había sido un modelo a seguir para Dorabialska, pero no fue hasta después de obtener el doctorado cuando conoció a fondo qué implicaban sus trabajos sobre la radiactividad. En 1922 se apuntó a un programa sobre esta rama de la ciencia en la Escuela de Radiología de la universidad, en el que realizó un amplio número de experimentos y manejó el instrumental relacionados con la radiactividad.

Alicja Dorabialska (en el centro), Instituto del Radio de París (1925). Foto: Museo Maria Skłodowska-Curie.

En 1925 tuvo oportunidad de conocer a Curie en un viaje que ésta hizo a Polonia para la inauguración del Instituto Radiológico, un regalo del gobierno polaco a la científica en el 25 aniversario del descubrimiento del polonio y el radio. Tras unas breve conversación, Curie invitó a Dorabialska a trabajar con ella en el Instituto Curie de París al curso siguiente. Llegó allí con su madre y su hermana el 1 de octubre de 1925. Durante su estancia combinó sus conocimientos previos sobre cambios de temperatura con su nuevo interés por la radiactividad, estudiando cómo los cambios en los elementos radiactivos liberaban calor. Fue una de las primeras investigaciones sobre el enorme potencial energético presente en la manipulación de la radiactividad.

Curie y Dorabialska se hicieron colegas y amigas. Curie estaba por esa época prácticamente ciega debido al efecto de la radiactividad y su hija Irene solía acompañarla en sus paseos para orientarla. Cuando ésta se casó, Curie pidió a Dorabialska que fuese su guía, y solían pasear por París manteniendo nostálgicas conversaciones en polaco, a menudo hablando de cómo habían sido sus vidas en Varsovia. Según un biógrafo de Curie, Dorabialska la acompañaba a menudo en las noches oscuras desde el laboratorio hasta su casa. En esa época ella misma reconocería que aún no entendía del todo el efecto de la radiactividad en el cuerpo humano pero que sospechaba que era la causa de los problemas de salud que sufría.

Pionera de la radiactividad ignorada por publicar en polaco

A su vuelta a Polonia en 1926 retomó su trabajo con Świętosławski. Ambos diseñaron un microcalorímetro, un instrumento capaz de medir con precisión los cambios de temperatura que se dan al transformarse un elemento en otro, con un interés especial en los elementos radiactivos. A pesar de que en los años previos a la Segunda Guerra Mundial la radiactividad fue un tema de ávido interés científico, tanto por su potencial como fuente de energía como por su posible (y al final efectivo) uso como arma de guerra, los trabajos de Dorabialska, publicados en polaco, fueron completamente ignorados. En 1929 volvió una temporada a París, aunque en esta ocasión Marie Curie no estaba allí.

En 1931, Dorabialska recibió la oferta de cubrir un puesto de profesora de física química en la Universidad de Leópolis, hoy Ucrania. Esto abrió un agitado debate en dicha universidad sobre si era adecuado que una mujer ocupase un puesto de esa categoría. El debate tuvo en ese momento muy poco efecto en ella: era feliz en la Universidad de Varsovia y no tenía ninguna prisa en marcharse de allí. Pero sí terminó haciéndolo en 1934. Aunque fueron años de muchos logros científicos para ella, no toda la experiencia fue agradable: en esa época en antisemitismo iba en alza, había grandes tensiones y polarización entre los estudiantes y ella sentía por eso una gran impotencia y tristeza.

Profesora para la resistencia

En 1939 volvió a estallar la guerra en Europa. El momento en que las tropas alemanas invadieron Polonia, ese 1 de septiembre, la pilló de vacaciones con su familia. Decidió volver a la universidad, pero la contienda pronto alcanzó Leópolis: el 17 de septiembre Alemania ocupó la ciudad y poco después la entregó a la URSS. Durante los años que duró la guerra Dorabialska participó en el movimiento de resistencia polaco, dando clases nocturnas en el Instituto Politécnico de Varsovia.

Alicja Dorabialska (1966).

Tras la guerra, ocupó primero el puesto de profesora de química del refundado Politécnico de Varsovia, y luego un puesto similar en otro instituto politécnico con mejores instalaciones cerca de Lodz. Pocos años después este centro abrió su propio Departamento de Química Física y Dorabialska fue nombrada su directora. En los años de la posguerra su interés científico viró hacia la radioquímica, el estudio de procesos químicos utilizando isótopos como marcadores. Con los beneficios por sus publicaciones creó un monumento en el cementerio de Varsovia en memoria de sus colegas caídos durante la contienda.

Dorabialska vivió en Lodz hasta que se jubiló en 1968, momento en que volvió a su ciudad favorita, Varsovia. Murió allí en 1975 y fue enterrada en el cementerio junto al monumento que ella había impulsado años atrás.

Referencias

Sobre la autora

Rocío Benavente (@galatea128) es periodista.

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