La imaginación ayuda a visualizar a algunos de nuestros primeros neandertales caminando por la sierra de Atapuerca hace unos 115 000 años. La investigación los sitúa concretamente en la Galería de las Estatuas en el complejo Cueva Mayor – Cueva del Silo. Actualmente, solo se puede acceder a esta cueva por el Portalón de Cueva Mayor, después de recorrer unos 300 metros.
Hace 115 000 años, esta galería se comunicaba con el exterior y permitía la entrada de los neandertales. Con el tiempo, la boca se colmató de sedimentos y la cavidad quedó aislada impidiendo a los Homo sapiens entrar y observar las columnas que dan nombre a la galería. Sobre el suelo por el que pisaron los neandertales se formó una gruesa plancha de calcita que selló el yacimiento para siempre.
Los restos de sus actividades cotidianas quedaron protegidos, esperando a los investigadores del futuro. Y, gracias a esos restos, concretamente gracias a los dientes de caballo que acumularon, hemos podido reconstruir la historia de nuestros primeros neandertales, y los geocronólogos datar el momento en que ocuparon la Galería de las Estatuas.
Porque Para siempre es mucho tiempo, incluso para la Geología.
Viajando 150 000 años atrás, al mundo neandertal
Calcular la edad de un yacimiento es hacer un viaje en el tiempo. Solo necesitamos una máquina que nos envíe al pasado y algo de combustible que la haga funcionar. En 2008, una máquina llamada “Equipo de Investigación de Atapuerca” comenzó este viaje rompiendo la plancha de calcita que había sellado el yacimiento durante 150 000 años.
En aquel momento se hicieron dos pozos de sondeo, los pozos GE-I y GE-II de apenas 9 m² y 6 m² respectivamente. Así entramos en el mundo neandertal.
Estos sedimentos resultaron ser un verdadero tesoro. Aparecieron herramientas de piedra de clara afinidad musteriense; restos fósiles de animales, incluyendo una gran cantidad de dientes de caballo; ADN mitocondrial y nuclear neandertal extraído de los sedimentos y el primer fósil neandertal encontrado en una cueva de la sierra de Atapuerca, una falange que corresponde probablemente al quinto dedo del pie derecho de un neandertal.
¿Cuántas primaveras tienen los neandertales de Galería de las Estatuas?
El último trabajo publicado en Quaternary Geochronology propone una edad bastante antigua para este yacimiento. Entre 92 000-104 000 años para GE-I y unos 115 000 años para GE-II.
El combustible utilizado para calcular estas fechas fue el esmalte dental de los dientes fósiles de caballo. La máquina que nos permitió viajar en el tiempo fue la Resonancia Paramagnética Electrónica (ESR).
Los resultados de nuestro estudio coinciden con las edades obtenidas en otro trabajo publicado en 2019. En este caso, los geocronólogos de la Universidad de Adelaide (Australia), analizaron granos de cuarzo para datar la edad del sedimento de la Galería de las Estatuas de Atapuerca. La técnica aplicada fue la Luminiscencia Ópticamente Estimulada (OSL).
Las edades obtenidas por OSL para el pozo GE-I son 80 000-112 000 años y unos 70 000-79 000 años para GE-II.
Estos trabajos confirman la edad del Pleistoceno superior del yacimiento de la Galería de las Estatuas. Y le convierte en uno de los yacimientos neandertales más antiguos de la Península Ibérica. Además, de ser el primer yacimiento con fósiles neandertales dentro de las cuevas de la sierra de Atapuerca.
El making of del viaje en el tiempo
En este reciente estudio se utilizaron siete dientes fósiles. Seis fueron recogidos en GE-I y uno, en GE-II. El objetivo principal era obtener las primeras edades aplicando el método de ESR combinado con las series de Uranio. La combinación de estos dos métodos radiométricos nos permite conocer la fecha de la muerte del animal.
Cuando el diente es enterrado, el esmalte dental comienza a absorber radiación natural. Esta radiación procede de los rayos cósmicos y de los radioelementos presentes en el sedimento y en los propios tejidos dentales.
Además, estos tejidos son sistemas abiertos para los elementos de la serie del Uranio-238. Eso significa que el Uranio puede entrar (incorporación) y salir (lixiviación) en cualquier momento del proceso de fosilización del diente. La principal dificultad de este tipo de datación es la complejidad del propio diente formado por dentina, cemento y esmalte.
Se trata de un método de datación destructivo. La preparación en el laboratorio de cada diente supone la separación de cada tejido. Esmalte, dentina y cemento son, posteriormente, pulverizados para poder ser analizados. La relación Uranio/Torio de cada tejido es medida para modelizar la cinética de incorporación del Uranio en el diente. Y el esmalte dental es medido por ESR con un espectrómetro de Resonancia Paramagnética Electrónica. El cruce de todos estos datos permite obtener una edad final para cada diente.
Hay un refrán que dice La basura de uno es un tesoro para otro. ¿Acaso podrían imaginar los neandertales que los restos de su cena permitirían conocer su historia a los arqueólogos del futuro? Sin saberlo, nos dejaron migas de pan en forma de dientes de caballo. Unos dientes desechados por no aportarles nada nutritivo que comer pero que para los geocronólogos son una fuente de información incalculable. Gracias a estas migas hemos podido confirmar que hace 115 000 años habitaron Atapuerca nuestros primeros neandertales.
Sobre la autora
Davinia Moreno, Investigadora en datación por Resonancia Paramagnética Electrónica, Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH)
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Ir al artículo original.