Margaretta Morris, la entomóloga que descifró las dos voces del coro de cigarras que resurge cada 17 años

Vidas científicas

Si este verano le va a pillar en Estados Unidos, sobre todo en la costa Este, prepare los oídos porque le espera una tremenda cigarrera, es decir, una escandalera organizada por enormes bandadas de cigarras. Estas cigarras en concreto llevan 17 años preparando el concierto, que promete ser algo para recordar.

Se las conoce como cigarras periódicas y aunque viven mucho tiempo comparadas con la mayoría de los insectos, pasan la mayor parte de ese tiempo, entre 13 y 17 años, bajo tierra. Después emergen para aparearse y eso incluye intensas sesiones de canto por parte de los machos. Ellos son los que hacen vibrar sus abdómenes para generar ese sonido intenso y achicharrante (no en vano a estos animales también se les llama chicharras).

En ese coro, para un oyente con buen oído, hay distintas voces cantando juntas porque hay más de una especie de cigarra periódica, y esto lo sabemos gracias a Margaretta Morris, entomóloga americana que dedicó parte de sus investigaciones a estudiar a estos insectos y a asignar cada uno de las voces del coro a sus dueños.

Observación de insectos en tarros de cristal

Margaretta Morris nació el 3 de diciembre de 1797 en Filadelfia, una de los seis hijos de un abogado llamado Luke Morris. Como era costumbre en la época, fue educada en casa por distintos tutores, algunos de ellos reputados naturalistas y entomólogos de la época. Margaretta y su hermana Elizabeth Carrington Morris, que se decantó por la botánica, mostraron un especial interés por sus estudios científicos y terminarían formando parte de una nutrida comunidad científica que se conformó en Estados Unidos durante el siglo XIX.

Margaretta Morris. Wikimedia Commons.

De hecho, Margaretta y Elizabeth vivieron siempre juntas. Margaretta nunca se casó y dedicó su vida a sus estudios y experimentos. A pesar de que no llegó a recibir una formación oficial o reglada sí se convirtió en una conocida entomóloga que estudió distintas poblaciones de insectos desde su casa, observando a los animales en tarros y jarras, tomando notas de sus hábitos de apareamiento y sus patrones de alimentación.

Publicó su primer artículo científico en 1841 sobre la mosca del trigo, una especie invasora que arrasaba cosechas de cereales a su paso, causando enormes pérdidas económicas y que motivó que en Europa se prohibiese la entrada de cosechas de trigo procedentes de América. En su investigación, Morris detalló el ciclo de vida de este insecto tras observarlo en su entorno natural y también al detalle en uno de sus tarros. Así descubrió que ponía sus huevos sobre los granos de trigo, y no sobre los tallos. No había forma de librarse de los huevos sin destruir el propio grano, y la única forma de librarse de la plaga era conseguir grano limpio desde el origen.

En 1846 su interés había virado a las polillas: publicó una serie de artículos sobre la polilla de las manzanas, las polillas en general y cómo preservar los cultivos de algodón de estos insectos, así como otros sobre las chinches y cómo librarse de ellas.

Dos voces a coro cada 17 años

A Morris también le interesaban las escandalosas chicharras. Recordaba haberlas escuchado y analizado periódicamente, en 1817 y de nuevo en 1934. En 1846, a los 49 años, publicó sus descubrimientos, aunque cuando los presentó ante la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia en 1850 tuvo que ser su colega el naturalista Louis Agassiz quien presentase sus resultados ya que en ese momento no estaba permitida la participación de las mujeres en las reuniones. Ese año, ella y la astrónoma Maria Mitchell serían las dos primeras científicas admitidas en la asociación.

Comparación de dos especies de cigarras periódicas de
17 años: Cicada Septendecim (izquierda, A) y Cicada
Cassinii (derecha, B). BHL.

Morris había descubierto varias cosas interesantes respecto a las cigarras, entre otras cosas cómo se las apañan para sobrevivir tantos años bajo tierra. Escarbando bajo los árboles frutales de su jardín, había encontrado a las larvas de estos insectos alimentándose a base de succionar las raíces. También observó que algunas de ellas eran significativamente más pequeñas que otras. “Me inclino a pensar que hay dos especies suficientemente distintas en tamaño”, escribió en sus documentos.

Una de ellas, la más grande, tenía movimientos más lentos y hacía un sonido más zumbón. La otra, la pequeña, era mucho más activa, de movimientos repentinos y un sonido más agudo y estridente. En la presentación que hizo Agassiz en su lugar, Morris relataba el descubrimiento de esta segunda especie desconocida en aquel momento. Ella publicó sobre ello en varias revistas e invitó a otros científicos y entomólogos a observar los descubrimientos de su jardín, creando una red de apoyo a sus conclusiones y sus métodos.

Y aún así, el nuevo insecto recibió el nombre científico de Cicada Cassinni en honor a John Cassin, ornitólogo que tras leer los artículos de Morris reclamó como suyo el descubrimiento de esta nueva especie en 1851.

Morris falleció el 29 de mayo de 1867.

Referencias

Sobre la autora

Rocío P. Benavente (@galatea128) es periodista.

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