En los años 30 se describió por primera vez, en Cantón, un gusano que parasitaba el pulmón de las ratas. Durante años, este tímido descubrimiento pasó inadvertido, hasta que la misma especie fue sorprendentemente detectada en el líquido cefaloraquídeo de un paciente con meningitis en Taiwán y más tarde en Hawái en personas que habían ingerido babosas crudas.
Este fue el inicio de la fascinante y aterradora historia del gusano pulmonar de la rata, el principal agente causal de la meningitis eosinofílica en humanos. Desde entonces, ha infectado a miles de personas en más de 30 países del mundo y hoy amenaza con establecerse en Europa.
La meningitis, cuyo día mundial se conmemora cada 24 de abril, es una inflamación de las membranas que protegen y rodean el cerebro y la médula espinal (meninges).
Puede ser resultado de infección por virus, bacterias, hongos y parásitos. Aquella causada por el gusano pulmonar de la rata se caracteriza por un incremento de los eosinófilos (un tipo de glóbulo blanco) en el líquido cefaloraquídeo o sangre.
¿Qué es el parásito pulmonar de la rata?
Su nombre científico es Angiostrongylus cantonensis. En las zonas donde habita esta especie de nematodo (gusano fino) transita silenciosamente entre ratas y gasterópodos (caracoles y babosas).
Cuando una rata se alimenta de estos invertebrados, las larvas microscópicas del parásito empiezan un largo recorrido por el cuerpo del roedor. Su ruta incluye un paso obligado por el cerebro. De ahí, llegan al pulmón, donde crecen y se reproducen. Las larvas hijas terminan saliendo con las heces al medio externo donde infectan nuevos gasterópodos.
Este proceso circular, típico de los parásitos, adquiere en el caso del A. cantonensis forma de estrella de muchas aristas ya que además de las ratas, el parásito puede infectar muchas especies de aves y mamíferos, incluyendo humanos.
En estos hospedadores accidentales, las larvas no completan su desarrollo y quedan secuestradas en el cerebro. La lista de los invertebrados es también extensa e incluye, además de caracoles y babosas, cangrejos, camarones de río y ciempiés. Los anfibios y reptiles pueden actuar como hospedadores de transporte.
Esta extraordinaria capacidad de infectar todo lo que se encuentra a su paso ha convertido al A. cantonensis en una suerte de “parásito promiscuo”, un puzle científico de infinitas piezas.
¿Qué síntomas causa cuando llega a las personas?
Algunos pacientes describen la meningitis causada por este parásito como increíblemente dolorosa. Puede ir acompañada de náuseas, vómitos, rigidez de nuca y sensación de hormigueo. En casos severos puede causar incontinencia urinaria, secuelas neurológicas, ceguera, coma, parálisis y muerte. Los síntomas varían dependiendo de muchos factores, como la inmunidad de la persona, el número de parásitos, su localización, etc.
El dolor de cabeza, náuseas, vómitos y la rigidez de nuca son síntomas típicos de todas las meningitis. En niños, la enfermedad puede ser mortal en uno de cada diez casos.
Lamentablemente, aún no contamos con tratamientos eficaces ni herramientas precisas para el diagnóstico de este evasivo parásito. Por suerte, solo nos infectamos al ingerir caracoles (o babosas) crudos o poco cocinados, por lo que la prevención funciona.
¿Cómo protegerse?
Debemos informar a la población (sobre todo a los niños) de las medidas para protegerse, que fundamentalmente son estas tres:
- Evitar que los niños jueguen con caracoles o babosas.
- Eliminar roedores, caracoles y babosas de las casas e impedir su entrada en depósitos de agua.
- Lavar bien los vegetales y revisar que no haya restos de estos gasterópodos en aquellos que se coman crudos.
Así llegó a Mallorca el parásito de las islas
Se podría escribir un libro entero que narre el extraordinario proceso de expansión de este parásito. Otro sobre la historia de los “cazadores de parásitos” que, fascinados, los han buscado en remotos rincones del planeta.
Gracias a ellos sabemos que, a mediados del siglo pasado, este parásito habitaba, además de en Asia y Australia, en las paradisiacas islas de los océanos Índico y Pacífico. Poco a poco, el parásito fue migrando hacia occidente, pasando por Egipto y la India, hasta llegar a las Américas en 1980. Posiblemente, fue transportado en embarcaciones que cruzaban el Pacífico por los lazos políticos que unían a Cuba con Laos, Vietnam y Camboya.
Años después llegaría al sur de los Estados Unidos. En los 90 alcanzaría nuevos paraísos, las islas del Caribe y, a inicios de este siglo, empezaría a expandirse por Sudamérica.
Aunque el año 2010 llegó a Tenerife, nada anticipaba su pronta incursión en Europa, pues los fríos inviernos del continente parecían limitar la expansión de esta especie tropical. Sin embargo, en el año 2018 lo detectamos en Mallorca, nuestro paraíso particular.
Cacería de gusanos
Esta historia comienza cuando, con ayuda de estudiantes de la Universitat de les Illes Balears, y en colaboración con el centro de recuperación de fauna balear COFIB iniciamos una modesta cacería de parásitos de fauna silvestre en Mallorca.
El año 2018 llegaron al centro erizos con signos de afección neurológica: parálisis, flacidez muscular y movimientos erráticos. Un cuadro discapacitante del que finalmente no se recuperaban.
Las necropsias del cerebro mostraron que los erizos estaban parasitados. El análisis de ADN no dejó lugar a dudas, estábamos frente a la primera incursión del parásito en la región temperada del continente. Para nuestra mayor sorpresa, encontramos una hembra con huevos, abriéndose nuevos interrogantes científicos sobre el rol de los erizos en la transmisión.
Hoy colaboramos con investigadores de instituciones internacionales para conocer más de este evasivo parásito. Los erizos se han convertido en valiosos centinelas que nos alertan de su presencia en esta parte del mundo. Los hospitales de Baleares incluyen a la neuroangiostrongyliasis dentro del diagnóstico diferencial de las meningitis. Además, trabajamos para proteger las granjas de caracoles del Mediterráneo.
El parásito pulmonar de la rata ha evidenciado la valiosa labor de los centros como el COFIB (Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Illes Balears) en la detección temprana de patógenos emergentes. Estamos convencidos de que solo mediante un trabajo multidisciplinar, bajo el enfoque de ‘Una Salud’ y el compromiso de las autoridades, podremos hacer frente a los nuevos retos de la llegada de este parásito sin fronteras.
Sobre las autoras
Claudia Paredes Esquivel, Profesora titular de universidad. Departamento de Biología. (Especialidad: Parasitología), Universitat de les Illes Balears y Sofia Delgado Serra, Estudiante predoctoral en Parasitología, Universitat de les Illes Balears
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Ir al artículo original.