Con la pandemia de COVID-19, la población ha tomado conciencia de la relación que existe entre la presencia de determinados microorganismos en animales y la aparición de enfermedades en humanos. Pero esta relación no se limita a los coronavirus.
Ya en 2006, un grupo de científicos –médicos y veterinarios– puso en marcha la iniciativa One Health (“Una Sola Salud”). Su idea era ni más ni menos que impulsar un enfoque interdisciplinar en el cuidado de la salud de las personas, los animales y el medio ambiente, entendiendo que todas están ligadas entre sí.
Fiebre del Nilo occidental en Andalucía y fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en Valladolid
Este año 2020, además de la pandemia de COVID-19, ha habido un importante brote de Fiebre del Nilo occidental en Andalucía. La enfermedad afecta fundamentalmente a los caballos, con gravedad variable. Pero también es transmitida por algunos mosquitos a los seres humanos, pudiendo causar desde una enfermedad casi asintomática a una enfermedad severa e incluso mortal.
Que haya surgido aparentemente “de la nada” se explica, sobre todo, por las aves migratorias que son portadoras de este virus. De hecho, estas aves son responsables de que desde hace años esta enfermedad se haya ido extendiendo por el mundo, llegando a zonas muy distantes de su foco original.
Para colmo, hace unas semanas se anunciaba que varias personas en España estaban afectadas por la Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo. Algo que se viene repitiendo desde hace ya varios veranos. Esta enfermedad se transmite fundamentalmente por una especie de garrapata, y ha pasado de ser casi exclusivamente detectada en África Central, a extenderse por el centro y el sur de Europa. Garrapatas, aves, caballos, humanos, mosquitos… Todo conectado.
En ambos casos, como en la COVID-19, se trata de zoonosis (o enfermedades zoonóticas), que es como se denomina a aquellas que los humanos adquirimos a partir de animales. Pueden ser transmitidas por insectos, o a través del contacto con los animales que portan el microorganismo y que pueden estar enfermos o ser asintomáticos.
También existen zoonosis inversas: enfermedades transmitidas desde los humanos a los animales. Que, ojo, también son importantes. Es más, en este momento, se trabaja en protocolos para prevenir la transmisión de la COVID-19 a la fauna salvaje por contagio desde sus cuidadores o investigadores.
¿Por qué han empezado a aparecer estas enfermedades en zonas donde antes no se detectaban?
Una primera razón es la mayor movilidad humana y animal (mascotas, ganado), que hacen que los microorganismos puedan viajar de una punta a otra del planeta en cuestión de horas.
Pero también influyen las alteraciones que se están produciendo en los ecosistemas, muchas de ellas debidas a la acción humana. La “salud medioambiental” se resiente, cambia el clima, y los insectos que antes no podían vivir a las bajas temperaturas europeas, ahora se multiplican sin problemas. Además de ésto, el cambio climático ha hecho que cambien las rutas migratorias de las aves, dispersando los microorganismos que portan hacia nuevos territorios.
Otro elemento a tener presente es la urbanización de determinadas zonas remotas, unida a la construcción de carreteras y otras infraestructuras. Esto hace que tengamos contacto directo o indirecto con animales que normalmente estaban en ecosistemas aislados del ser humano. Este tipo de actividades ha llevado a la aparición de enfermedades como las causadas por algunos arenavirus o por el virus Nipah.
La deforestación también nos sale cara. Al fin y al cabo, pone a los humanos y a los animales domésticos en contacto con murciélagos, roedores y otras especies animales. Y eso implica relacionarnos con nuevos microorganismos, desconocidos para nuestro sistema inmune.
La iniciativa “One Health”, “Una sola salud”
En este contexto, la iniciativa One Health –Una sola salud– hace hincapié en que la salud humana, la de los animales y la “salud” del medio ambiente deben considerarse como un todo. Lo que ocurre en cada una de las partes repercute en las demás.
Los veterinarios lo tienen reflejado en el lema que figura en su escudo: Hygia pecoris, salus populi (La higiene del ganado es la salud del pueblo). Esta frase indica la importancia de la higiene del ganado en la salud de las personas.
Volviendo a la pandemia de COVID-19, por un lado, el virus tiene su origen en un animal (lo que conecta la salud humana con la salud animal). Pero la pandemia ha provocado un incremento exponencial en el uso de guantes, mascarillas, productos desechables etc., lo que repercute directamente en el medio ambiente.
Otro campo en el que también es importante el concepto de “Una sola salud” es el de la resistencia a antibióticos. El uso excesivo de antibióticos en veterinaria, tanto para mascotas como para animales de producción, provoca la selección de bacterias resistentes, que pueden transmitirse a los humanos y causar infecciones muy difíciles de tratar. Sin obviar que abusar de los antibióticos repercute en la salud animal.
Muchos de los residuos de antibióticos no son eliminados adecuadamente, contaminan los suministros de agua y provocan la aparición de bacterias resistentes en la fauna salvaje. Se han detectado microorganismos resistentes a múltiples antibióticos en animales de zonas tan aisladas como la Antártida.
Parece evidente que debemos comprender y asumir que nuestra salud y la de los animales (domésticos y salvajes) son interdependientes y están unidas a la salud de los ecosistemas en los que vivimos. Solo tenemos un mundo y una única salud: la de todo el planeta.
Sobre la autora
María Teresa Tejedor Junco, Profesora Titular de Microbiología, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Ir al artículo original.