Ruth Bleier: combinando excelencia académica y compromiso social

Vidas científicas

A partir la década de 1970 tuvo lugar una vigorosa proliferación de artículos, libros científicos, conferencias y diversos escritos de divulgación que empezaban a cuestionar abiertamente la neutralidad de la ciencia y del conocimiento en general. Su objetivo básico era incorporar una necesaria crítica al androcentrismo presente en las diversas áreas de la ciencia, entre ellas la biología, con el fin de corregir las distorsiones que la sociedad patriarcal y el establishment habían utilizado para enmascarar y ocultar las aportaciones de las mujeres científicas.

Ruth Bleier. Imagen: NMHM.

Pese a la ingente labor realizada, eliminar sesgos, prejuicios y estereotipos largamente arrastrados ha sido, y aún lo es, una muy difícil batalla, por lo que su gran objetivo todavía no se ha alcanzado plenamente. Como señalara en 2017 la bióloga Angela Saini, «el legado del sexismo aún prevalece en la ciencia». Ciertamente, la infravaloración de las contribuciones científicas de las mujeres puede considerarse, sostienen diversas autoras, «la estrategia histórica más eficaz y sutil que ha mantenido el control del espacio académico y científico bajo la autoridad masculina».

La doctora Marta Velasco Martín, del Instituto de Filosofía, CSIC, lo ha apuntado claramente: «los trabajos históricos de recuperación de las mujeres y las nuevas perspectivas con que abordan el desarrollo de la actividad científica, han mostrado que éstas no sólo hicieron trabajos influyentes en muchos ámbitos científicos, sino que también [aplicaron] sus estrategias para combatir la misoginia que trataba de expulsarlas de las actividades científicas y académicas».

Con este post intentaremos recordar brevemente, dentro del ámbito de la biología feminista, la figura de la acreditada médica y neurofisióloga norteamericana Ruth Harriet Bleier (1923-1988), cuya vida y obra son hoy consideradas de indiscutible valor referencial.

El impulso de una notable científica al pensamiento crítico con perspectiva de género

Ruth Bleier fue una de las primeras académicas feministas en explorar y denunciar que los sesgos de género han afectado profundamente a las ciencias biológicas. Nacida en New Kensington, Pensilvania el 17 de noviembre de 1923, hija de emigrantes rusos, su carrera consistió en combinar conjuntamente sus intereses académicos y su compromiso con la justicia social para las mujeres. Estudió en el Woman’s Medical College of Pennsylvania, donde se graduó en 1949. A lo largo de los siguientes diez años, ejerció como médica en el Sinaí Hospital, Baltimore, Maryland.

En marzo de 2020, Maia Truesdale-Scott, profesional del Museo Nacional de Salud y Medicina (National Museum of Health and Medicine, EE. UU.), señalaba que durante la década de 1950, Ruth Bleier compaginó su trabajo de médica hospitalaria con la dirección del Comité para la paz de Maryland (Maryland Committee for Peace), una organización cuyo objetivo era la defensa de los derechos civiles a finales de la guerra de Corea. Muy pronto, llamó la atención del senador conservador Joseph McCarthy y de la Casa de actividades anti-americana (House Un-American Activities Committee), encargada de identificar las amenazas supuestamente comunistas a los Estados Unidos.

La destacada posición de Ruth Bleier como directora del Comité para la paz se consideró un desafío a McCarthy, y provocaron que acabase incluida en la infame «lista negra» elaborada por el senador y su equipo. Fue entonces llamada a declarar y terminó perdiendo su licencia para ejercer la medicina.

Ruth Bleier y Wally Welker preparando moldes de cerebros.
Imagen: NMHM.

En 1957, continúa relatando Truedale-Scott, Bleier optó por matricularse en la Johns Hopkins School of Medicine, donde estudió neurofisiología con Jerzy Rose, figura destacada en los descubrimientos neurocientíficos. En 1961, Bleier completó la beca postdoctoral de que disfrutaba, y unos años más tarde, en 1967, se incorporaría al Departamento de Neurofisiología de la University of Wisconsin-Madison. En el Centro regional de primates (Wisconsin Regional Primate Center), dependiente de la universidad, la científica llevó a cabo a lo largo de veinte años un intenso trabajo de investigación y se convirtió en una respetada especialista en anatomía del cerebro, estudios del comportamiento y de la evolución de los animales. En dichos temas publicó diversos trabajos de alta valoración por la comunidad científica.

Ruth Bleier llegó a ser una gran autoridad en anatomía cerebral, especializada en el hipotálamo. Se trata de una estructura de gran importancia porque regula funciones vitales, incluyendo la temperatura del cuerpo, la presión sanguínea, la producción de hormonas, el ciclo del sueño y el control del peso. El mantenimiento de estas funciones, colectivamente conocidas como homeostasis, es crítico para la buena disposición y eficiencia humanos.

Según ha expresado Truedale-Scott, «las múltiples publicaciones de Ruth Bleier tuvieron una poderosa influencia en la siguiente generación de neurocientíficos y neurofisólogos. Su extensa investigación y amplios conocimientos sobre el hipotálamo propiciaron relevantes investigaciones acerca del papel de esta estructura cerebral en las defensas de cuerpo contra el ataque de patógenos al cerebro».

Estudios con perspectiva de género

En la década de 1970, Bleier empezó a analizar los efectos del sesgo de género presente en los modelos científicos y en su metodología. Expuso razonados argumentos en contra de la sociobiología y su explicación convencional sobre los roles de género.

Recordemos brevemente que, en el último tercio del siglo XX, la sociobiología alcanzó una notable difusión, sosteniendo que ciertos comportamientos sociales en los animales tienen una base genética. Sin duda, su punto más controvertido surgió al pretender aplicar este concepto al ser humano; de hecho, diversos críticos acusaron a esta disciplina de presentar un marcado determinismo reduccionista, razón que puede utilizarse para argumentar posturas racistas y sexistas.

Prestigiosos autores como, por ejemplo, Stephen Jay Gould y Richard Lewontin, criticaron duramente a la sociobiología por ofrecer una «perspectiva que anula los factores de libertad que anidan en el albedrío humano y lo sujetan al mandato de los genes». Como señalara en 1991 la doctora en psicología Janet Hyde, «los sociobiólogos creen que la mayor agresividad y dominancia de los machos es consecuencia de la selección sexual y está controlada por los genes. Por lo tanto, los hombres son genéticamente dominantes y las mujeres subordinadas, y esta subordinación ha de continuar porque es genética.»

Ruth Bleier estuvo entre las primeras feministas en responder con agudeza a ese argumento supuestamente científico. En su acreditado libro, Ciencia y Género: Una crítica a la biología y sus teorías sobre las mujeres, publicado en 1984, la científica disecciona el tema de la inferioridad biológica de las mujeres afirmando que «la ciencia, desde los tiempos de Aristóteles, ha estado inmersa en un elaborado mito para explicar la posición subordinada de las mujeres en las civilizaciones occidentales».

Explorando las bases científicas e ideológicas de las teorías contemporáneas sobre las diferencias de género, Bleier examinaba críticamente los estudios de sociobiología, manifestando con claridad que sus modelos carecen de rigor científico. Con su trabajo, conseguiría demostrar que el género, la sexualidad y la ciencia, en vez de ser estáticos y libres de sesgos, están constantemente cambiando en respuesta a los valores e ideas sociales.

Esta extraordinaria científica es en la actualidad considerada como una de las más importantes académicas que llevaron la teoría feminista a las ciencias naturales. Escribió diversas obras y numerosos artículos, y algunos de sus libros con relación a la biología y el feminismo se han convertido en lecturas de referencia en los estudios de mujeres. Así lo ha atestiguado, entre otras autoras, Truesdale-Scott: «sus libros aún se siguen usando hoy en los cursos de estudios de género.»

La marcada personalidad de Ruth Bleier dejó una clara huella en la Universidad de Wisconsin, generando un cambio tangible en la esfera académica y social de su entorno. La citada Maia Truesdale-Scott destaca la gran influencia que la investigadora tuvo en la formación y gestión del Departamento de género y estudios de mujeres (Department of Gender and Women’s Studies), que dirigió desde 1982 hasta 1986.

En su esfuerzo por coordinar la excelencia académica y el cambio social, esta brillante médica fue también fundadora de la Asociación de mujeres de la facultad (Association of Faculty Women). Apoyándose en sus estudios científicos, desafió a la administración para que reconociera el estatus y salarios de las mujeres de todo el campus, consiguiendo corregir vergonzosas desigualdades. Con su enérgica iniciativa, incluso logró habilitar los gimnasios, hasta ese momento solo disponibles para los varones, con el fin de que también pudieran usarlos las mujeres (Barbara Love, 2006).

Aspectos personales

Ruth Bleier estuvo casada con el psiquiatra Leon Eisenberg (1922-2009), con quien tuvo dos hijos. El matrimonio, sin embargo, no funcionó y terminó en divorcio, como se detalla en el blog Jewish Currents.

Por otra parte, en la biografía de la científica publicada en Changing the Face of Medicine, se explicita que «después del final de su matrimonio, Bleir se declaró lesbiana y se manifestó en contra de la tendencia a la segregación de éstas, luchando por sus derechos dentro del movimiento de las mujeres. Colaboró en la creación de una librería feminista llamada A Room of One’s Own (Una habitación propia); también participó en el establecimiento de un restaurante femenino, de nombre Lysistrata y, además, organizó una comunidad de actividades solidaria con las lesbianas. Asimismo, Ruth Bleir, junto a su compañera la doctora Elizabeth Karlin, formó parte de una campaña a favor del derecho al aborto».

Ruth Bleier en Lysistrata (1970). Imagen: UW-Madison Archives.

En el blog Women In Peace se revela que la muerte de Ruth Bleier en 1988, debida a un cáncer, «fue una sorpresa para todos los que la conocían, pues era una mujer con mucha energía que aparentaba ser notablemente más joven de los 64 años que tenía». Ella era, continúa el blog, «infatigable amiga para la gente que se enfrentaba a la discriminación y una generosa colaboradora con la causa de las mujeres».

En su memoria, la Universidad de Wisconsin concede anualmente una beca con su nombre, Ruth Bleier Scholarships, cuya finalidad es estimular a las jóvenes mujeres a seguir carreras de ciencias naturales, medicina o ingeniería. Además, el Departamento de Historia de la Medicina ha dotado una cátedra en su honor. Afortunadamente, su recuerdo es ahora una marca indeleble en una de las universidades más importantes del país que la vio nacer y luchar por causas nobles y justas.

Referencias

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

2 comentarios

  • Soy investigadora y este tema de género es mi campo. Me agrada el contenido de esta página

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