Cuando nació en 1855, Catherine Alice Raisin era la única hija y la menor de todos los hijos del matrimonio formado por Daniel Francis Raisin y Sarah Catherine Woodgate. Debió ser la primera y última vez que Raisin fue la última en algo, porque toda su vida se dedicó a tumbar puertas que hasta ese momento habían estado cerradas a las mujeres.
Nació en Camdem New Town, en el condado de Middlesex, en Inglaterra, y recibió una sólida educación en todas las materias en el North London Collegiate School, uno de los colegios para niñas más antiguos de la región y cuya directora, Miss Buss creía fervientemente en la importancia de la educación femenina y empleaba solamente a profesores muy bien cualificados. Una vez terminados allí sus cursos, Raisin se quedó en la escuela y trabajó como profesora hasta 1875.
Un interés temprano por la geología
Desde muy pequeña sintió un interés especial por la geología. Principles of Geology, escrito por Sir Charles Lyell, fue, según sus palabras, uno de los primeros libros en provocar su entusiasmo. Al cumplir 18 años comenzó a acudir al University College London (hoy London’s Global University) y empezó a estudiar geología y luego mineralogía, disciplina que terminaría por convertirse en su especialidad.
En 1878 la Universidad de Londres comenzó a abrir sus puertas a las mujeres. Raisin se examinó y aprobó el examen de acceso, y comenzó a estudiar para obtener su título equivalente a una licenciatura en geología y zoología, y después el doctorado. Cuando lo consiguió en 1898 se convirtió en la segunda mujer inglesa en obtener esta titulación.
Durante su doctorado, Raisin se interesó en la petrología microscópica, el estudio de los componentes y la formación de las rocas a través de su análisis al mirarlo con equipos de aumento como los microscopios. Pero lo que siempre la fascinó fue el trabajo de campo: salir a estudiar las formaciones rocosas de determinados lugares con sus cuadernos de notas. Más adelante, cuando fue profesora de una universidad femenina, seguiría haciéndolo con sus alumnas.
El trabajo de campo como base de la investigación
Durante su carrera, Raisin publicó veinticuatro artículos científicos. El primero de ellos, en 1887, solo tres años después de terminar sus estudios. Este trabajo fue leído ante los miembros de la Sociedad Geológica de Londres, pero no por ella misma, ya que las mujeres no tuvieron permitida la entrada hasta varios años después. Publicó en la Quarterly Journal of the Geological Society y en la revista Proceedings of the Geologists’ Association, de la que formó parte durante 67 años. Era pulcra, detallada y precisa en sus trabajos, y creía firmemente en la observación e interpretación partiendo del trabajo de campo.
Realizó la mayor parte de su trabajo académico en el Bedford College para chicas. En 1890 ocupó el puesto de Directora del Departamento de Geología y al año siguiente fue nombrada también del de Botánica. Tanto su trabajo administrativo en esos puestos como el follón logístico que supuso una mudanza a otra ubicación de toda la institución y sus alumnas en 1913 fueron las grandes distracciones en el trabajo de Raisin, que por lo demás se dedicó durante décadas a la docencia y la investigación.
En 1898 fue nombrada vicedirectora del Bedford College y con ello se convirtió en la primera mujer en detentar ese puesto. Lo ocupó durante tres años, hasta que le fue ofrecido otro puesto a tiempo parcial en la University College of London. Durante ese tiempo siguió ocupando la dirección de los departamentos de Geología y Botánica. En 1907 pidió que se dividiesen en dos departamentos independientes y ella siguió dirigiendo solo el del Geología durante más de treinta años.
Raisin se hizo famosa por su estudio y conocimiento sobre las serpentinas, un tipo de mineral formado a partir de la alteración de los silicatos y cuyo aspecto se asemeja al de la piel de una serpiente, de ahí el nombre. En sus publicaciones describió una colección de unas 270 serpentinas distintas de diferentes regiones de Inglaterra.
Ávida impulsora de la educación femenina y el avance de las mujeres
También es conocida por su empeño, dedicación y apoyo a la educación femenina. Solía llevarse a sus estudiantes a hacer trabajo de campo, al que ella tanta importancia daba. A los 25 años, en 1880, ayudó a fundar el Club Somerville, un foro de debate para las mujeres que ansiaban este tipo de estímulos intelectuales pero que tenían la entrada vetada en los clubes masculinos mayoritarios. En su punto álgido el club llegó a tener más de mil socias.
Tenía ideas sólidas y un carácter seguro, y no tenía miedo en decir claramente lo que pensaba. En 1907 participó en las celebraciones del centenario de la Sociedad Geológica y dijo: «Con excepción de una representante del Belfast College, yo era la única mujer entre los delegados, y muchos se habrían arrepentido si no hubiesen incluido a alguna representante de las mujeres geólogas».
Además, fue una buena profesora que despertaba el cariño y la admiración de sus estudiantes, que la llamaban la Sultana, y la camaradería con sus compañeros. Debió tener una relación de especial cercanía con la otra jefa de departamento de Bedford College, Beatrice Edgell, ya que años después le dejó en su testamento 400 libras.
Raisin dedicó también sus esfuerzos a otra causa: la del fin del tabaco. En un movimiento que tardaría años en coger fuerza, la geóloga se unió a la Asociación Nacional de No Fumadores en cuanto se formó, en 1926, y solía recriminarle el hábito a la gente que fumaba en sitios públicos cerrados, como teatros o autobuses. En su testamento legó también 500 libras a los estudiantes no fumadores de Bedford College.
Referencias
- Catherine Raisin, Wikipedia
- Cynthia V. Burek, Catherine Raisin, a role-model professional geologist, Geology Today, 19 (3), 2003, 107-111
- Catherine Alice Raisin. The Sultana of the Somerville Club, TowelBlazers
Sobre la autora
Rocío Pérez Benavente (@galatea128) es periodista.