Hisako Koyama: la astrónoma amateur que acabó siendo la observadora solar más importante de la historia

Vidas científicas

Hoy traemos otra mujer olvidada… al menos, hasta hace poco. Son pocos los datos que hemos encontrado sobre ella y todos vienen más o menos de la misma fuente; el trabajo de dos científicos espaciales, una estadounidense y un japonés, y un historiador también japones, que quieren ensalzar, y con razón, la figura de esta japonesa, astrónoma amateur, que gracias a la pasión y la constancia, acabó siendo la observadora solar más importante de la historia. Hoy os presentamos a Hisako Koyama.

Hisako Koyama trabajando en el telescopio que utilizó
durante toda su vida (1951). Fotografía: Asahigraph.

Hisako Koyama nació en Tokyo (Japón) en 1916. Por desgracia, no podemos hacer una efeméride en el blog sobre ella porque, lo siento, no he sido capaz de encontrar su fecha de nacimiento exacta…

En una época (en torno a 1930) en las que las mujeres japonesas eran simplemente animadas a “traer niños y aumentar la población”, Koyama pudo cursar estudios superiores en una escuela para chicas gracias al empeño de sus padres. Pero no pudo ir más allá. Por suerte, el no poder seguir estudiando no fue un obstáculo para ella. Apasionada de la astronomía, se dedicó a leer y estudiar por su cuenta todo tipo de libros, e incluso fabricó un pequeño telescopio para poder desarrollar su pasión. Aquella pasión se vio aumentada en el año 1944, cuando Hisako pudo comenzar a realizar observaciones más “profesionales” gracias a un telescopio que le regaló su padre. Aquel telescopio tenía que haber sido para estudiar la Luna, pero debido a su baja potencia, acabó siendo el instrumento con en cual Hisako Koyama comenzó a estudiar el Sol.

Y tanto que lo estudió… Un mes más tarde ya tenía una pequeña pero exhaustiva descripción en forma de dibujo de lo que ella creía eran manchas solares. Las manchas solares son unas manchas oscuras que aparecen en la superficie del sol de forma temporal, donde la temperatura es menor que en la superficie de alrededor y la actividad magnética muy intensa. Hisako envió aquel boceto al presidente de la Sección Solar de la Oriental Astronomical Association (OAA), el profesor Issei Yamamoto, que quedó gratamente sorprendido. De hecho, no sólo confirmó que sí eran manchas solares, sino que animó a Hisako a continuar con su trabajo e incluso se convirtió en algo parecido a su supervisor. Animada por la respuesta positiva del profesor, Koyama siguió con sus observaciones y mandando informes periódicos de los mismos a la OAA.

Hisako Koyama trabajando en el telescopio.

Aquel arduo trabajo de dos años dio sus frutos; la época amateur de Koyama acabó en el año 1946, cuando comenzó su trabajo como observadora solar en el Museo de Ciencias de Tokyo (ahora Museo Nacional de Naturaleza y Ciencia) bajo la supervisión de Sadao Murayama, astrónomo jefe y director del museo. Aquel trabajó duró hasta su retiro oficial en 1981. Durante todos aquellos años Hisako Koyama se dedicó a observar, describir y dibujar manchas solares, llegando a esbozar en el año 1947 la mancha solar más grande descrita en el siglo XX. Exhaustiva, mandaba informes mensuales de sus observaciones a instituciones astronómicas de todo el mundo, además de escribir artículos científicos sobre la metodología de observación y formas de contar manchas.

Para el año 1984 localizó y categorizó más de 8 000 grupos de manchas solares e hizo más de 10 000 dibujos. Recogió todo su trabajo en el libro “Observations of Sunspots 1947-1984. La importancia de aquel trabajo recae en el hecho de que Koyama no solo recogió datos durante más de cuarenta años, además siguió la misma metodología y utilizó el mismo telescopio. Aquellos registros se han convertido para la comunidad científica en la base de trabajo para el estudio y normalización de manchas solares. De hecho existe un proyecto orientado a analizar los últimos 400 años de historia de observaciones de manchas solares, donde el trabajo de Hisako Koyama se estudia junto con otros grandes astrónomos como Pierre Gassendi, Johann Caspar Staudacher, Heinrich Schwabe, Rudolf Wolf o Galileo Galilei.

Ejemplo de una descripción de mancha solar hecho por
Hisako Koyama fechada el 5 de abril de 1947. Fotografía:
Museo Nacional de Naturaleza y Ciencias de Tokyo.

Además de una astrónoma de primer nivel, Hisako también se dedicó a otro aspecto de gran importancia en ciencia; la divulgación. Fue la cara visible del museo durante mucho tiempo, atendiendo visitas, organizando eventos en torno a eclipses, conjunciones planetarias y demás acontecimientos astronómicos y organizando seminarios y charlas.

Aunque no haya encontrado mucha información sobre ella, parece que tuvo cierto reconocimiento en su país, o al menos, en el ámbito científico de su país, ya que recibió el premio OOA Prize of Encouragement of Academic Research. Además, el asteroide 1951AB fue renombrado 3383 Koyama en su honor.

Hisako Koyama murió en 1997, a la edad de 81 años, y con una espectacular carrera científica a su espalda. Hoy por fin parece que hemos empezado a reconocer su trabajo. Un trabajo obtenido gracias a la pasión, la perseverancia y la constancia. El mayor trabajo de observación solar de la historia nacido de la vocación de una mujer. La vocación por observar.

I simply can’t stop observing when thinking that one can never know when the nature will show us something unusual (Simplemente no puedo dejar de observar pensando que una nunca sabe cuándo la naturaleza le mostrará algo inusual).

Hisako Koyama

Referencias

Sobre la autora

Aitziber Lopez (@lopez_aitzi) es doctora en química por la UPV/EHU.

3 comentarios

  • A pesar de las reatricciones que siempre hubo para las mujeres, algunas lograron sobresalir, gracias a su perseverancia, responsabilidad y gusto por la lnvestigación. Honor y gloria, para esas valientes mujeres!!!

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