Cada vez que converso con una arqueóloga me llevo la impresión de que no hemos inventado casi nada. El mundo en el que vivimos ha evolucionado, se ha hecho más tecnológico, pero en esencia, asienta sus cimientos en la época antigua y, de alguna forma, ya estaba allí cuando las leyes romanas, más que sus legiones, dominaban el mundo Mediterráneo.
Sonia Gutiérrez Lloret (Alicante, 1962) es una arqueóloga atípica. Aunque por su formación principal es altomedievalista, en realidad, casi no hay rincón de la historia que se le resista. Catedrática del Departamento de Prehistoria, Arqueología, Historia Antigua, Filología Latina y Filología Griega de la Universidad de Alicante, acaba de ser reelegida Directora del Instituto de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH).
Javier San Martín (JSM) Cuando se reelige a una persona al frente de la institución que dirige, es que se están haciendo las cosas bien…
Sonia Gutiérrez Lloret (SG) El Instituto es un proyecto ilusionante pero muy joven, llevamos dos años de andadura. Cuando hicimos el reglamento decidimos que ese fuera el periodo máximo de mandato y que la persona elegida sólo pudiera presentarse a una reelección.
(JSM) ¿Cuatro años no es poco tiempo?
(SG) Quizá es un poco justo, pero queremos que sea dinámico. No creemos que sea bueno que la dirección esté al frente ocho años, como ocurre en la mayoría de cargos académicos. A mí se me encargó crear el Instituto, así que estos dos primeros años, en realidad, han sido de puesta en marcha.
(JSM) Un arqueólogo griego dijo una vez que “excavar es abrir un libro y leer en él, el lenguaje que los siglos han escrito dentro de la tierra”…
(SG) ¿Marinatos quizá?
(JSM) El mismo. ¿Qué se puede encontrar una persona que sabe leer ese lenguaje?
(SG) El libro de la tierra tiene el atractivo de la materialidad, pero el archivo de la tierra es peculiar. En esa metáfora tan poderosa de Marinatos, se identifica a la tierra con un libro del que vamos pasando las páginas, pero lo que ocurre, en realidad, es que nosotros destruimos esas páginas para poder leerlas. Eso obliga a tratar con sumo cuidado ese archivo de la tierra.
(JSM) Es decir, que no sólo es un libro de una sola lectura sino que, además, sólo lo lee una persona.
(SG) Exactamente. No podemos reproducir en un laboratorio un estrato excavado, ni las condiciones de experimentación. La única forma de subsanar ese problema es construir una apoyatura metodológica que permita, en la medida de lo posible, reproducir el proceso científico, que no la materialidad. Hay que documentar todo el proceso para que quienes van a trabajar después con los datos, tengan la posibilidad de contrastarlos.
(JSM) La historia, la memoria, siempre me han parecido importantes, ¿quizá lo son más en la coyuntura actual?
(SG) En los periodos de crisis, la historia se vuelve tremendamente necesaria. Ahora es fundamental reflexionar sobre cómo se construye Europa, qué papel juega el pasado, qué uso político, social e ideológico se hace de él, dónde está la objetividad,… son elementos importantes.
(JSM) ¿Y dónde está la objetividad?
(SG) La objetividad siempre ha estado en el mismo sitio, en la forma de construir el dato. La fuente material per se, no es más subjetiva que otra fuente. Se puede decir, esta piedra mide diez centímetros, pero qué hace ahí, porqué está así y no en otro sitio, o qué significa que esté ahí, es una construcción que debe ser sometida a crítica y al procedimiento científico.
Proyecto Tolmo y Proyecto Domus
Sonia Gutiérrez está interesada por los asentamientos con larga secuencia de ocupación, que permiten pulsar la dialéctica del cambio histórico. Participa, desde hace años, en el Proyecto Tolmo de Minateda, una ciudad iberorromana y andalusí en el campo de Hellín, y ahora, está terminando de dirigir los trabajos arqueológicos en La Alcudia, un yacimiento de larga secuencia, propiedad de la Universidad de Alicante, en el marco del “Proyecto Domus: vivir en Ilici” donde se está excavando un sector de casas romanas aristocráticas de la Colonia Iulia Ilici Augusta, que se remontarían al siglo I d. C.
(JSM) Decía en una respuesta anterior que la historia es importante para saber adónde vamos, a mí me parece que estamos en La Caída del Imperio Romano del siglo XXI…
(SG) Bueno, podemos darle la vuelta, yo trabajo en la arqueología de la antigüedad tardía, la edad media y el mundo islámico, así que La Caída del Imperio Romano me parece maravillosa…
(JSM) (Risas)
(SG) Hablando en serio, estamos en un periodo de convulsión, de transformación histórica, de reflexiones importantes. Aquellos logros sociales, políticos, culturales que creíamos ya ganados, ahora están en peligro. Los periodos de crisis y de transición son más convulsos, pero la historia nunca acabará, se construye desde la dialéctica y ahí está su atractivo. Estos periodos son también interesantes para explicar cómo se construye el pasado desde el presente.
(JSM) ¿Por ejemplo?
(SG) Cuando yo estudiaba, la arqueología era sinónimo de antigüedad, se repasaba la historia del arte antiguo, remitía a los griegos, los romanos, los egipcios… pero a mi generación le correspondió abrir la arqueología a nuevos periodos históricos y ampliar el estudio de la materialidad, que no podía quedarse en el mundo clásico. Abrimos la perspectiva de la arqueología medieval y de la arqueología de los tiempos recientes, hasta el siglo XXI. Esa manera de construir, hizo por ejemplo que la arqueología de Al-Andalus, es decir, el estudio de la materialidad del periodo islámico de la península ibérica, fuera tremendamente fértil. En las últimas décadas del siglo XX fue el tema estrella. Al-Andalus se convirtió en una “marca” de moda, sazonada de una serie de mitos, como la tolerancia, las tres culturas.… De repente, la arqueología del periodo islámico fue tremendamente rompedora con la visión tradicional del medievo, de los Reyes Godos, las necrópolis visigodas, los castillos… que era lo que se había vinculado en la etapa del franquismo a la construcción de España. El principio del siglo XXI marcó el máximo interés por al-Andalus como objeto histórico contemporáneo y, sin embargo, de unos años a esta parte, la arqueología de Al-Andalus está en retirada y ahora se ha puesto de moda, de nuevo, la alta edad media de los reinos cristianos, los celtas, los carolingios, el feudalismo.
Todas esas transiciones de intereses historiográficos no son inocentes, responden a unas realidades históricas actuales. Hace unos años, hablar del concepto de “Reconquista” era algo historiográficamente denostado porque no se reconquistó nada, hubo un proceso de conquista de al-Andalus por parte de los reinos cristianos. Ahora, hay ciertos temas y conceptos que vuelven a estar de actualidad. Esas cuestiones historiográficas son muy interesantes, la arqueología no es inocente, los temas en alza no son casuales, los proyectos europeos tienen una orientación u otra… eso es muy interesante observarlo en los periodos de crisis.
(JSM) Se va reescribiendo todo…
(SG) Se revisita. Esa es la expresión inglesa que habla de revisar, volver a examinar o discutir la manera de explicar históricamente el pasado y, ahora precisamente, es cuando más falta hace entender que el pasado es plural, mestizo, que no hay esencias, ni destinos escritos en los “genes” de los pueblos y que el pasado es una construcción que debe ser crítica, no mitológica ni legendaria. Eso ahora conviene recordarlo mucho.
(JSM) Hay que hacer mucha pedagogía…
(SG) Hay que hacer pedagogía de que lo que nos interesa no es la búsqueda del tesoro, ni de la singularidad o la belleza en sí, sino que el tesoro es el conocimiento, la construcción de la explicación racional del pasado. Para mí tiene el mismo valor un humilde hogar del siglo XVII que la más bella escultura romana. Las cosas tienen un contexto, la misma pieza no significa lo mismo si está en la basura que si está en una vitrina o en un altar. Eso es lo que hay que explicar.
Los Siglos Oscuros y la Mezquita de Córdoba
(JSM) Hablando de mitos, en la profesión de arqueóloga hay unos cuántos.
(SG) Sí. Cuando digo que soy arqueóloga lo primero que me preguntan es si es peligroso… y lo segundo, si he encontrado muchos tesoros.
(JSM) Ya nos dejó claro María M. Intxaustegi en este mismo blog que los tesoros deberían llamarse patrimonio…
(SG) Claro, por eso el tesoro es el conocimiento. Además, la cuestión estética, es relativa. Siempre les digo a mis alumnos que la primera vez que fui a Palermo, cuando era una joven estudiante, me impactó mucho, porque la Roma del siglo octavo de nuestra era debió de ser algo parecido: edificios en ruinas, todos compartimentados pero vívidos… como la Habana Vieja. Era la imagen de la sociedad en crisis pero, al mismo tiempo, con una vitalidad increíble, capaz de seguir viva. A mí me gustan esos periodos.
(JSM) Sin embargo, cuando vamos a un museo o cuando visitamos una domus romana, todo lo que se recrea es lo monumental, lo espectacular, parece que la pobreza no fosiliza o no deja rastro en el registro geológico…
(SG) Yo lo veo desde otra perspectiva. Andrea Carandini, decía que los arqueólogos somos los campesinos de la historia y a mí me gusta esa reivindicación. Somos la parte más material de la historia. Por otro lado, por el segmento histórico en que trabajo, precisamente la alta edad media, me encanta la basura. Los niveles altomedievales de algunos yacimientos son casas, basureros, hogares… hay que explicar ese pasado. La basura es una fuente de información histórica fundamental. A los arqueólogos nos gusta mucho la basura, primero, porque ahí se encuentran los objetos amortizados que salen de la circulación, y segundo, porque te da una panorámica fantástica de la realidad cotidiana. Los objetos que hemos encontrado en La Alcudia, por ejemplo, estaban en el basurero de las casas del estrato correspondiente al siglo VIII, no en el de uso del siglo II cuando fueron fabricados.
(JSM) Y encima han llamado a ese periodo Los Siglos Oscuros, ¡Qué nombre tan fantástico para recrear el paso del mundo antiguo al medieval! ¡Qué cantidad de imágenes se evocan en sólo tres palabras!
(SG) Sí, pero en el fondo, hasta esas recreaciones no son inocentes. El concepto de edad media, es un concepto acuñado desde el humanismo, que sitúa una edad intermedia y carente de valor (intermedia aetas), entre lo brillante, representado por el mundo clásico, y el renacimiento. Y dentro de esa edad media, los primeros siglos, donde las fuentes escritas no son muy abundantes, entre los siglos VI y X, de alguna manera se consideraron “la prehistoria de la edad media” y para los que se acuña ese concepto de siglos oscuros.
Hoy, sin embargo, sabemos mucho más de aquellos elementos. Para quienes hemos trabajado en arqueología islámica, el siglo X es el siglo del esplendor, de una sociedad compleja, poliédrica, comparable a la del Imperio Romano, con unas ciudades espectaculares y unos contextos materiales impresionantes. Cuando se produce la conquista de estas tierras en el siglo XIII, entiendes perfectamente que los conquistadores se aculturaran, porque el nivel de infraestructuras urbanas, de arquitectura y utillaje doméstico era incomparable. Por eso se puede entender perfectamente que reyes y señores feudales imitaran la vajilla de mesa, las casas, los baños…
En la Córdoba del siglo X nadie hubiera percibido que la sociedad estaba en crisis con respecto al pasado romano, que es lo que sostienen algunos colegas del norte de Europa desde un ambiente cultural totalmente distinto al nuestro.
(JSM) Aunque la respuesta es evidente, tengo que preguntarle por la reciente polémica que envuelve al Obispo de Córdoba y sus declaraciones asegurando que la Mezquita de Córdoba es arte bizantino.
(SG) No he seguido las declaraciones recientes del obispo, pero yo soy arqueóloga que trabaja el mundo islámico y La Mezquita de Córdoba es, evidentemente, una construcción islámica, nadie puede discutir eso sin caer en la inconsistencia intelectual o en la tergiversación histórica. Se sabe que la mezquita se empieza a construir ex novo en la época de Abderramán I, ocupando en parte el espacio de una primitiva iglesia visigoda que fue destruida y es un edificio claramente islámico.
Sin embargo, este es un ejemplo que utilizo, no precisamente en clase de arqueología islámica, sino en clase de “Memoria y usos públicos de la historia”, una asignatura de cuarto curso de grado. Es un ejemplo perfecto de cómo se intenta apropiar un espacio. No hay más que ver como ha cambiado la designación del monumento para darse cuenta de cómo detrás hay toda una política pensada: la Mezquita de Córdoba pasó a ser la Mezquita-Catedral, después la Catedral-Mezquita de Córdoba, y últimamente, en las entradas, el nombre que figuraba era Catedral de Santa María de Córdoba. Eso no es inocente, responde a una voluntad de apropiación simbólica y material de un edificio histórico cuando, por otro lado, nadie discute que hoy es una iglesia. Todo esto tiene que ver con quién se atribuye la propiedad pública de este tipo de monumentos o quién cobra la entrada y cómo…
(JSM) Las palabras del obispo de Córdoba causaron suficiente indignación como para que se pidiera su vuelta a la educación secundaria,… Seguimos viendo a diario en la televisión el empeño por dividir, en el Mediterráneo pensado como frontera… en nosotros y ellos.
(SG) Es que no hay un nosotros y ellos, esa gente del otro lado éramos nosotros, de la misma manera que ahora no vamos a aceptar un discurso propio del franquismo en el que los españoles ya lo eran desde el neolítico y estaban aquí sentados viendo pasar culturas. No debemos caer en la demagogia, tenemos la obligación de construir una historia crítica y hoy es más necesaria que nunca la labor de un historiador crítico en la construcción racional del pasado.
Memoria histórica
(JSM) Su recorrido por la historia llega incluso hasta el presente, hasta eso que se ha llamado memoria histórica.
(SG) Ese es un término engañoso porque la memoria nunca es historia. La historia es una construcción crítica, consensuada y colectiva, mientras que la memoria es, esencialmente, individual, aunque exista una memoria social. En los tiempos recientes, la arqueología se ha visto abocada a participar de procesos que no son, necesariamente, fruto de una investigación histórica, como la exhumación de fosas de la Guerra Civil o el problema del tratamiento de la materialidad de los monumentos suscitado por la Ley de Memoria Histórica, es decir, qué hacer con los símbolos del pasado… y esto nos ha supuesto nuevas perspectivas metodológicas y de aproximación histórica.
Por ejemplo, en Francia, desde el año 2000 hay una ley de arqueología preventiva. Esa ley obliga a documentar todos los restos del pasado que se vean afectados por una actuación presente, como una carretera, por poner un caso. Es lo que aquí llamamos, fíjese la diferencia, arqueología de urgencia o de salvamento. Aquí hacemos cuatro agujeros y allí hay una planificación estatal de los diagnósticos y las excavaciones preventivas.
Y en cuanto a la asignatura de memoria histórica, yo colaboro con los compañeros de historia contemporánea, pero desde la perspectiva de cómo se construye la materialidad de los tiempos recientes y la memoria, desde el punto de vista material. En el caso de los espacios urbanos de Alicante se puede ver cómo se ha construido o deconstruido la memoria liberal de la ciudad desde el siglo XIX, la memoria republicana, la memoria franquista y de la dictadura y la memoria democrática. Los monumentos urbanos, su resignificación… Me gusta por curiosidad intelectual de historiadora. De la misma manera que reconstruimos el símbolo de la Mezquita de Córdoba, o reconstruimos un castillo… o el significado de los tesoros visigodos.
Científicas en femenino plural
(JSM) ¿Por qué científicas en femenino plural?
(SG) Es una realidad. Aunque en mi universidad ha habido una voluntad muy clara de que haya un sistema paritario en los cargos académicos, siempre parece que la investigación es un campo mayoritariamente masculino, a pesar de que en ciertos ámbitos, como por ejemplo las humanidades, hay muchas mujeres investigando. Es un tema interesante sobre el que reflexionar. LEGO ha dado salida a un producto que es un instituto de Investigación Femenino para visibilizar que las mujeres también investigan en ciencias. Es un hecho, cuando menos, significativo.
(JSM) Mientras hablamos tiene delante su colección de LEGO y Playmobil…
(SG) Ahora está de actualidad por la discusión del sexismo en las colecciones, pero a mí siempre me han gustado los Playmobil históricos y efectivamente, me costaba mucho encontrar mujeres. Las he ido buscando, y personalizando y, ahora mismo, tengo un instituto de investigación arqueológica de Lego sobre mi impresora… El otro día, en clase, ponía el ejemplo de una antigua lámina de un museo donde se veía una evolución del género humano aparentemente paritaria, con hombres y mujeres: desde los primitivos homínidos ellas llevaban los niños y ellos las herramientas, hasta llegar al siglo XX, donde él llevaba un maletín y un teléfono móvil y ella seguía llevando al niño de la mano. Es decir, que siempre hay tics que matizar, aunque sean inconscientes.
(JSM) ¿Hoy siguen esos tics?
(SG) Yo me formé en la investigación con un catedrático de arqueología romana, Lorenzo Abad, con una mentalidad inusualmente abierta a que quisiera hacer temáticas que no eran clásicas y que nunca tuvo problemas en apoyar a discípulas y discípulos por igual. Nunca tuve la percepción de que mi condición de mujer fuese un obstáculo en mi proceso formativo, en mi progresión profesional. Quizá sí he percibido ciertos resabios en niveles académicos más altos, reflejados en la suspicacia de algún colega. Por otro lado, nunca los he sentido en mi vida personal, con un compañero estupendo, Héctor, que siempre supo que teníamos que trabajar en paralelo… con él he hecho una carrera académica y tenido dos hijos porque tenía un 50%, o más a veces, de paternidad responsable… pero sí veo que, en mi entorno, las mujeres siguen teniendo que tomar una serie de decisiones, de elecciones, más complicadas.
(JSM) ¿Se incentiva que las generaciones más jóvenes piensen que su futuro puede estar ligado a esta área de conocimiento con premios como el Princesa de Asturias de Ciencias Sociales que recayó en Mary Beard?
(SG) Sí. Su trabajo me gusta mucho. A veces, hay muy buenos investigadores que no son capaces de construir una explicación histórica útil para comprender nuestro presente poniendo en juicio, en valor y en crítica nuestro pasado. Creo que es un buen equilibrio entre construir buena historia y trascenderla, llevándola a los demás. Este tipo de premios visibilizan la investigación histórica desde cualquiera de sus campos, no sólo incentivan, sino que también reflejan un interés social por la historia.
Sonia Gutiérrez Lloret también ha explorado con éxito el mundo de la divulgación de su actividad científica. Los siguientes enlaces recogen algunos de sus artículos, basados en los resultados de las excavaciones en el Tolmo de Minateda, que codirige desde 1990, escritos para el Diario Digital “El Objetivo de Hellín”.
- La casa de Aixa,
- La leyenda de la antigua Kanisa,
- Madinat Iyuh: el Tolmo de Minateda en el siglo IX.
Sobre los autores
Esta entrevista ha sido realizada por Javier San Martín (@SanMartinFJ) e Izaskun Lekuona (@IzaskunLekuona) y es una colaboración de Activa Tu Neurona (@ACTIVATUNEURONA) con el blog Mujeres con Ciencia.
3 comentarios
Fantástica esta arqueóloga, Sonia Gutiérrez Lloret. Y también quienes la entrevistaron y fotografiaron.
Un saludo,
Carolina
Gracias Carolina.
Todo el mérito es de Sonia. Cuando encuentras a personas con esas vivencias y disposición, todo se vuelve tremendamente fácil.
Un abrazo
[…] del Instituto de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH), contaba en Mujeres con Ciencia como en la basura de los habitantes islámicos del siglo VIII en La Alcudia, se podían encontrar […]