Si le preguntas a cualquier persona en la calle, cúal es su imagen mental de lo que es un científico, ¿qué crees que te responderá? ¿Cuál es tu propia idea de un investigador? ¿Es una joven profesional, con una prometedora carrera en Ingeniería Informática? ¿Acaso un profesor de cabello cano despeinado trabajando en Física Teórica? ¿Tal vez una jefa de laboratorio clínico con quince años de experiencia? ¿O el respetable director de un departamento de Psicología? ¿Tu imagen es en blanco o es en color?
La ciencia, como otras cosas en la vida, no es un lugar libre de prejuicios. Aunque promueve y desarrolla muchas de las mejores cualidades de la especie humana, como por ejemplo la búsqueda desinteresada por el conocimiento, el trabajo colaborativo más allá del beneficio personal, o la innovación de tecnologías para mejorar la vida de las personas; desafortunadamente, también refleja algunos de nuestros peores defectos.
Existe la creencia común de que hasta hace muy poco tiempo, no ha habido mujeres científicas que hayan hecho contribuciones importantes en las áreas de ciencia y tecnología. Aunque es cierto que en tiempos pasados el número de mujeres en la ciencia era menor (ya que no tenían acceso a la educación), hay una gran cantidad de mujeres en la ciencia que deberíamos rescatar del baúl de los recuerdos.
¿Por qué? En primer lugar, porque muchas investigadoras nunca recibieron el merecido reconocimiento por su trabajo. Pero más importante aún, es la necesidad de dar a nuestras jóvenes modelos con los que se puedan identificar para combatir la idea de que la ciencia es un territorio que pertenece a los hombres y en el que ellas no tienen voz ni futuro.
Un ejemplo de científica escasamente reconocida, es el de la matemática Emmy Noether, cuyas contribuciones sentaron las bases del Álgebra y la Física Fundamental a comienzos del siglo XX. El teorema de Noether, que nos permite derivar cantidades conservadas a partir de simetrías, es actualmente usado en muchas áreas de la Física, como por ejemplo la Física Cuántica o la Astrofísica. El propio Einstein la consideró como una de las matemáticas más importantes de la historia, sin embargo nunca se la permitió optar a una plaza de profesora en la Universidad de Göttingen, institución donde realizó la mayoría de sus trabajos y en la que impartía clases extraoficialmente usando el nombre del director del departamento.
Parece natural pensar que con el paso del tiempo las cosas mejoraron, sin embargo, la lista de mujeres que han sido (o todavía son) injustamente olvidadas es extensa. Un ejemplo más reciente es el de la doctora Jocelyn Bell, que fue excluida del premio Nobel de Física a pesar de haber sido ella la primera persona que observó y analizó los objetos astronómicos conocidos como radio pulsares. Su director de tesis y otro académico del mismo departamento ganaron el premio en 1974 por ese trabajo.
Éstos son sólo dos ejemplos, pero existen muchos más: en este enlace se pueden comprobar los nombres e historias de otras científicas silenciadas. Salvar del olvido el nombre de todas esas mujeres, incluirlas en nuestros libros de textos, en nuestro imaginario social, entender que muchas han contribuido y siguen haciéndolo al avance de la ciencia y del desarrollo humano en general, es esencial para conseguir la igualdad real.
Un estudio publicado recientemente y realizado por Opinionway para la fundación L’OREAL, muestra que aproximadamente el 67% de los europeos creen que las mujeres carecen de habilidades necesarias para alcanzar el éxito en una carrera científica. El estudio también refleja que una de las principales razones que justifican esta supuesta falta de habilidades, es un desinterés intrínseco por la propia ciencia. No deja de ser preocupante que la mayoría de la población europea opine que las mujeres no se interesan en absoluto por la ciencia. Este planteamiento engañoso esconde graves injusticias e impedimentos para entrar y progresar en casi cualquier campo académico (incluso los dominados por mujeres).
Países como Alemania o Francia, cuentan con menos de un 30% de científicas, tal y como contabiliza el Instituto de Estadística de la UNESCO. Curiosamente, países como Bolivia o Venezuela, poseen un 63% y un 56% de investigadoras, respectivamente. Comparando números y países, es justo señalar que la supuesta falta de interés parece depender fuertemente de otros factores más allá del biológico. Siguiendo esta línea de argumentación, existen varios estudios internacionales que, usando datos sobre el rendimiento escolar en matemáticas, refutan la asociación entre género y el mejor o peor desempeño en la disciplina de matemáticas. En particular, contradicen la opinión imperante de que las niñas posean inferior capacidad debido a una diferencia innata. Un intensivo estudio llevado acabo por la Universidad de Wisconsin-Madison, presenta las siguientes conclusiones: “Ninguno de nuestros resultados sugiere una diferencia innata entre sexos como causante de la brecha de género en el rendimiento de matemáticas a ningún nivel. Por el contrario, este tipo de estudios internacionales muestran que la brecha de género en matemáticas, cuando ocurre, se debe a factores socioculturales que difieren de país a país, y que eso factores pueden cambiarse.” (Jonathan M. Kane and Janet E. Mertz. Debunking Myths about Gender and Mathematics Performance. Notices of the American Mathematical Society, Dec. 12, 2011).
Nuestras sociedades necesitan dejar atrás viejas ideas preconcebidas y comenzar a pensar en estrategias para motivar a la niñas a interesarse por la ciencia y apoyar a las investigadoras a salvar los numeroso obstáculos que encuentran a lo largo de su carrera.
Una importante iniciativa para crear conciencia entre los europeos, es la prometedora campaña Change the Numbers (Cambia los Números) lanzada también por L’OREAL y que está poniendo un gran énfasis en incentivar a las jóvenes a realizar estudios superiores en Ciencia y Tecnología. En los últimos años, se están materializado iniciativas similares para inspirar a las niñas y chicas a soñar con un futuro brillante en la ciencia, o por lo menos, hacerlas abandonar la idea de que los trabajos técnicos son sólo para chicos. Un programa interesante que trabaja en esta dirección desde 2001 es El día de las chicas. Las autoridades alemanas conscientes del exiguo número de científicas en sus instituciones, han dedicado un día exclusivo en el que miles de niñas y adolescentes de todo el país visitan universidades técnicas, laboratorios e institutos para familiarizarse con el ambiente científico y tecnológico, entrar en contacto con investigadores de diversos campos e imaginarse la gran variedad de trabajos (tan “chulos”) que pueden hacer cuando sean mayores.
Otro ejercicio estimulante es el llevado a cabo por la compañía Goldie Blox que diseña juguetes de ingeniería y construcción para niñas alejados de los estereotipos tradicionales, como por ejemplo, el uso del rosa como elemento de identificación femenina. Con el lema “Nuestras niñas merecen más”, esta compañía ha recuperado el debate sobre los juguetes libres de connotaciones de género y está creando conciencia social ante la innegable influencia que los juguetes tienen en las aspiraciones de las niñas (es decir, convertirse en madres o reinas de belleza en lugar de médicas o ingenieras).
Favorecido por este debate, la conocida compañía de juguetes LEGO decidió crear en 2013 tres figuras representando a mujeres investigadoras: una astrónoma, una paleontóloga y una ingeniera química. El objetivo de esta campaña era dar visibilidad a las mujeres trabajando en las áreas de Ciencia y Tecnología. La marca contempla crear otros diseños entre los que se destacan una ingeniera aeroespacial, una mecánica o una geóloga.
Estos esfuerzos, ciertamente, contribuyen a romper estereotipos que afectan a las mujeres en la Ciencia. Sin embargo, la tarea es ardua y los desafíos son numerosos, cuando dentro de la propia ciencia encontramos los mismos tipos de prejuicios por parte de colegas masculinos. A comienzos del año pasado, Shrinivas Kulkarni astrofísico del Instituto de Tecnología de California definía en una entrevista al científico como “boys with toys” (literalemente traducido como “chicos con juguetes”). La respuesta a este comentario desafortunado y sexista, fue inmediata y consistió en una campaña viral de twitter –llamada, en contraposición, #girlswithtoys– en la que muchas investigadoras se fotografiaron en sus puestos de trabajo controlando sofisticados instrumentos y equipamiento. #girlswithtoys mostró que también se puede luchar contra la discriminación a través del sentido del humor.
La sociedad de hoy en día debe entender que las jóvenes y las mujeres se interesan por la Física, la Química, la Ingeniería, la Informática, la Biología, la Matemática, la Estadística…, y que son las convenciones sociales y los prejuicios generalizados los que llegan a convencerles en muchos casos que no son suficientemente buenas para dedicarse a ella. Necesitamos sobreponernos a la idea de que las mujeres no reúnen los requisitos necesarios (genialidad, inteligencia, dedicación, disciplina…) para lograr una brillante carrera técnica o científica. Es necesario interiorizar que son tan capaces como los hombres de llevar a cabo grandes proyectos, hacer descubrimientos prodigiosos, diseñar y utilizar maquinaria industrial, ser responsables de departamentos de ciencia e innovación, o en una palabra, de realizar cualquier actividad que sueñen en el campo de la Ciencia.
Para ganar la batalla por la igualdad, es necesario promocionar a las mujeres con talento y mérito a puestos académicos de responsabilidad, para que la sociedad pueda comprobar sus contribuciones a la ciencia, y sobre todo, escucharlas hablar sobre ella. Debemos fomentar la presencia de las mujeres en los medios de comunicación, en conferencias de alto nivel, en charlas al público general, para que sean ellas las que discutan sobre el progreso científico, lo comuniquen y expliquen a sus conciudadanos. Ha llegado la hora de que las jóvenes sientan que la ciencia es un universo a explorar donde alcanzar sus metas es posible. En definitiva, que la ciencia y el conocimiento en general puede y debe ser una parte muy importante y gratificante de sus identidades.
Como dijo la genial Rita Levi-Montalcini, ganadora del Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1986,
Sobre el artículo original
El artículo The future of science in the hands of young girls se publicó en el blog IYL 2015 Blog el 6 de octubre de 2015.
Un especial agradecimiento a la autora del artículo por traducirlo y permitir su reproducción en Mujeres con ciencia.
Sobre la autora
Sandra Benítez Herrera, astrofísica y divulgadora de la ciencia, trabaja en el Museo de Astronomía de Río de Janeiro en Brasil y forma parte del proyecto educativo internacional GalileoMobile.
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