Las comunidades de bonobos: un comportamiento esclarecedor

Ciencia y más

El comportamiento de este pariente cercano del ser humano pone en tela de juicio las teorías sobre la supremacía masculina en la evolución de nuestra especie.

Frans de Waal

Cuando los estudiosos de la evolución humana intentan desvelar cómo vivían nuestros antepasados cuentan entre sus herramientas de trabajo con la observación meticulosa y paciente de las múltiples facetas de la vida diaria de los grandes simios, los parientes vivos más próximos de la humanidad.

En las últimas décadas, los descubrimientos relacionados con el comportamiento primate han generado un aluvión de resultados tan inesperados que están produciendo profundas modificaciones en la visión tradicional del mundo primate. De hecho, hasta hace muy poco tiempo la mayoría de los expertos convenía en que estos animales, altamente sociales, organizaban sus vidas en torno al liderazgo de un macho dominante, agresivo y violento, mientras que las hembras formaban parte de un profuso harén que lo rodeaba y se comportaban de manera sumisa y pasiva. Las investigaciones modernas, sin embargo, muestran un panorama bien distinto: la vida social de los primates revela un rango muy complejo de opciones y una sorprendente diversidad.

En la actualidad, un nuevo modelo ha captado la atención de los investigadores: las sociedades primates no siempre se encuentran controladas por machos. Pacientes observaciones del comportamiento de estos animales han puesto de manifiesto que no sólo la fuerza o el tamaño proporcionan a los individuos capacidad de control del grupo. La habilidad para valorar y manipular situaciones, esto es, la pericia para desarrollar estrategias de poder y liderazgo resultan fundamentales para mantener la cohesión entre los miembros de un clan. Así, factores como la edad, el temperamento, la historia de interacciones previas o el contexto social del momento presente, pueden jugar un significativo papel dentro de la complejidad interactiva de las sociedades de primates.

bonobos
Bonobos.

En el contexto de estas reveladoras novedades, nos parece de interés traer a colación a un simio africano relativamente poco conocido y al que muchos especialistas consideran más cercano al ser humano que el chimpancé común (Pan troglodites): se trata del bonobo (Pan paniscus).

Popularmente llamado «chimpancé pigmeo», el bonobo habita en una pequeña área geográfica limitada al bosque ecuatorial húmedo, entre los ríos Congo y Kassi, en la República Democrática del Congo, y ha sido el último gran simio descubierto por la ciencia. La anatomía de los bonobos, revelan los estudiosos, es acusadamente similar a la de nuestros primeros antepasados, y su estudio ha proporcionado un gran caudal de información que está resultando muy reveladora y de gran ayuda en los esfuerzos por conocer nuestro pasado.

Las sorprendentes sociedades de los bonobos

A finales de la década de 1980 salieron a la luz las investigaciones del prestigioso primatólogo de origen holandés Frans de Waal, profesor de Psicología y Comportamiento de Primates de la Universidad Emory de Atlanta (EEUU) y director de un centro dedicado a la investigación de primates llamado Living Links Center. Los trabajos de este científico sobre el bonobo conmocionaron la comunidad de expertos.

Frans de Waal
El primatólogo Frans de Waal. Fotografía de Xavier Cervera.

En efecto, al contrario del cliché siempre esperado, la sociedad de los bonobos se ha revelado, ante los sorprendidos ojos de los observadores, nítidamente organizada en torno a las hembras con los machos limitados a ocupar un lugar secundario. Frans de Waal, hoy considerado el mayor conocedor de estos simios, afirmaba asombrado en 1995: «El comportamiento de este pariente cercano del ser humano pone en tela de juicio las teorías sobre la supremacía masculina en la evolución de nuestra especie». Y más adelante conjeturaba que si los primatólogos hubieran conocido antes a estos simios, «con toda seguridad, ahora se creería que los primeros homínidos vivían en sociedades centradas en las hembras».

No menos inteligentes que los chimpancés, los bonobos gozan de un temperamento mucho más sensible, son muy imaginativos a la hora de divertirse e inventar diversos juegos, que practican con gran concentración y dedicación. Pero lo realmente significativo de esta peculiar especie radica en el inesperado repertorio de comportamientos relacionados con el papel prioritario que ocupan las hembras en sus sociedades.

Ulindi, hembra bonobo
Ulindi, hembra bonobo (Zoo de Leipzig).

Al igual que la mayoría de los primates, se trata de animales altamente sociales que organizan su vida en grupos o clanes. Cuando los individuos alcanzan la pubertad las hembras tienden a emigrar y los machos a permanecer en su tribu natal —norma de comportamiento que también se da entre los chimpancés y que evita la endogamia y preserva la riqueza genética de la especie—. Al llegar a la nueva comunidad, las jóvenes bonobos asumen una conducta muy particular: escogen a una o dos hembras residentes mayores para dispensarles atención especial, empleando por ejemplo el acicalamiento o despiojado. De este modo, las hembras bonobos, empiezan a crear entre ellas robustos vínculos o alianzas, que no sólo les permiten adquirir posiciones de control en sus clanes, sino ganar en autonomía y competencia frente a los miembros del sexo masculino, que individualmente es más fuerte.

Cría de bonobo
Cría de bonobo.

Las vigorosas alianzas entre las hembras se reflejan, por ejemplo, en el momento de alimentarse; contrariamente a lo que ocurre con los chimpancés que al encontrar comida el macho la reclama entera para él, y tras saciar su apetito permite el acceso a los demás, en los bonobos son las hembras las primeras en acercarse al alimento. Comen juntas, por turnos y sin competencia evidente, ya que espontáneamente ceden los primeros lugares a las de más edad e ignoran por completo a los machos. Si alguno intenta molestar mientras se alimentan, todas se agrupan para ahuyentarlo; consiguen explotar así para ellas y para sus crías las porciones alimenticias más abundantes.

El descubrimiento del dominio ejercido por las hembras fuertemente unidas en los clanes de bonobos, ha alimentado un acalorado debate, sobre todo en un colectivo de expertos reacio a asumir que ellas fueran las figuras principales en una sociedad primate tan próxima a nuestra especie. En esta línea, la primatóloga Frances White (2007), ha subrayado que la cooperación entre hembras no emparentadas detectada en los bonobos «es realmente importante cuando se piensa en la evolución humana y en el amplio rango de comportamientos posibles».

La experta también destaca singularidades en la conducta de estos simios recordando, por ejemplo, que «al entrar por primera vez en contacto con ellos, los machos huyen rápidamente»; las hembras, por el contrario, no muestran timidez sino gran sociabilidad, «forman juntas un grupo continúa la experta y permanecen curiosas a la espera (exactamente lo opuesto de lo que hacen las chimpancés). Algo que resulta fascinante».

Bonobos
Bonobos.

Otro aspecto que también ha llamado poderosamente la atención en el comportamiento de estos simpáticos simios es que presentan una imaginativa actividad sexual. De hecho, en las sociedades de bonobos el sexo desempeña funciones sociales de gran significado y afecta a muchas estrategias de su comportamiento.

Según de Waal (1997), y otros expertos, las relaciones sexuales entre los bonobos actúan como un factor relajante entre ellos. Los estudiosos han detectado que estos animales tienen un temperamento mucho menos agresivo y exaltado que los chimpancés, con una tendencia a la violencia física claramente menor y los conflictos graves entre grupos de bonobos parecen ser bastante raros. Cualquier cosa que despierte a la vez el interés de más de uno de ellos suele acabar en contacto sexual (machos/hembras, machos/machos, hembras/hembras) lo que no significa que se trate, como se ha sugerido, de una especie hipersexual. Tras cientos de horas de observación, de Waal concluye que en realidad practican el sexo de manera bastante relajada, como una faceta completamente natural de su vida en grupo y no se detecta en ellos ansiedad alguna.

Entre las hembras este comportamiento tiene gran importancia en la consolidación de los fuertes vínculos que existen entre ellas. Cuando, por ejemplo, una recién llegada intenta incorporarse al grupo recurren con frecuencia el frotamiento genital con el fin de iniciar una relación cordial. Si las residentes responden positivamente, se establecen lazos que suelen volverse muy estrechos, posibilitando que la nueva sea gradualmente aceptada. El sexo habrá contribuido entonces a la incorporación de la advenediza en la influyente comunidad de hembras.

Las peculiaridades hasta ahora conocidas de los bonobos justifican con creces que gran número de primatólogos actuales haga hincapié en la relevancia de los estudios en torno a esta especie para intentar comprender algo mejor las raíces de la naturaleza humana. Las discusiones, sin embargo, se han encendido considerablemente porque no son muchos los autores dispuestos a asimilar con serenidad el comportamiento sexual que muestran estos animales.

Mano de bonobo
Mano de bonobo.

Uno de los aspectos más relevantes del conocimiento del modo de vida de estos simios radica en que podría ayudar a corregir esa imagen estereotipada de nuestros antepasados invariablemente asociada a la agresividad, las maquinaciones jerárquicas, las disputas encarnizadas y la dominancia de los machos. Tal como asevera De Waal, el mensaje que nos transmiten estos parientes cercanos «es que hay más flexibilidad en nuestro linaje de lo que pensábamos».

Lecturas recomendadas

  1. De Waal, F. (2014). El bonobo y los diez mandamientos. Tusquets. Barcelona
  2. Jahme, C. (2000). Bellas y bestias. Ateles. Madrid
  3. Martínez Pulido, C. (2012). La senda mutilada. Minerva Biblioteca Nueva. Madrid
  4. Strum, S. & Fedigan, L. (eds) (2000). Primate Encounters, Models of Science, Gender and Society. The University of Chicago Press

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

29 comentarios

  • Yo quiero ser bonobo!
    Fuera bromas, cuantos datos del comportamiento de estos primates, familia Hominidae sino me equivoco. Familia vamos 🙂
    Me gusta su estudio y como puede romper «clichés» de conductas que se dan como determinadas a nivel biológico en la naturaleza.
    Somos seres tecnológicos y sociales y aquí las hembras de las especies tienen mucho que decir.
    Maravilloso artículo Carolina Pulido.

  • ¡Muchas gracias por tu comentario, Marisa! La maravilla está en estos primates tan entrañables. Y algo penoso que no dije en el artículo para no extenderme demasiado: están en serio peligro de extinción, sus poblaciones están disminuyendo alarmantemente. ¡Sería tan penoso perderlos para siempre!
    Un cordial saludo.

  • […] Cuando los estudiosos de la evolución humana intentan desvelar cómo vivían nuestros antepasados cuentan entre sus herramientas de trabajo con la observación meticulosa y paciente de las múltiples facetas de la vida diaria de los grandes […]

  • Sin duda es interesante, ya conocía sobre los bonobos, definitivamente son unos animales curiosos. Las personas pro homosexualidad, feministas, lesbianas, Bisexuales, Poliamorosos, etc, toman como ejemplo a la sociedad de los bonobos para decir: «hey miren, estos monos tienen conductas homosexuales y son bien promiscuos y viven en paz, deberíamos ser así», no lo creo… Los bonobos usan el sexo para evitar conflictos, aumentar su jerarquía, relacionarse, relajarse, etc, les funciona para evitar la violencia, eso no se duda, pero hay algo que he observado siempre omiten las personas que admiran a la sociedad de los bonobos:

    1. Los bonobos machos no saben cuales son sus hijos, les da igual y les sería imposible saberlo entre tanto licuado de esperma, dudo que eso funcione en la sociedad humana.

    2. Los bonobos tienen sexo con machos y hembras de cualquier edad, un bonobo puede tirarse a una hembra o un macho infante, es decir, es como si un hombre o mujer mayor de edad pudiera tirarse a una niña o niño de 5 años sin ningún problema, en una sociedad como la de los bonobos, un hombre de 50 años podría tirarse a tu hijo o hija como si nada. Tu hijo de primaria se tiraría por el ano a su maestro, tu hija le chuparía la vagina a su maestra y viceversa, se harían orgías en los salones de clase, etc. Vamos, si tuviéramos una sociedad como la de los bonobos, todos seríamos mega pedófilos y bien pervertidos.

    3. Los bonobos sin importar su edad, tienen sexo con sus madres, padres, abuelos, tios, etc. No hay diferencias, porque no las conocen, si pasamos este comportamiento a la raza humana; en una familia normal tendrían sexo entre hermanos, hijos con padres, nietos con abuelos, tu abuelo te follaría y tú a tu abuelo, vamos, una porquería.

    ¿En serio esa es la sociedad ideal? Lo dudo mucho y me parece absurdo que en vez de distanciarnos más de comportamientos animales, se pretenda comportarse como tales como si fuera la panacea. Curioso que la sociedad de los bonobos sea dominada por las mujeres, vamos, que sea una sociedad matriarcal y se viva de forma tan promiscua con el sexo por encima de todo, digno de pensarse.

    • «Las personas pro-homosexualidad, poli amorosos…», dices. Por supuesto, no aceptamos la homosexualidad o las relaciones no monógamas sólo porque los chimpancés u otros animales también lo hacen, pero ver que la homosexualidad está presente en otras especies animales nos sirve para callar las bocas de los ignorantes que afirman que la homosexualidad es antinatural, una perversión de los humanos. Sin embargo, como humanos podemos elaborar nuestro propio código ético. Para rechazar la homosexualidad o las relaciones poliamorosas no me sirve el argumento de que «los bonobos también lo hacen, pero son pedófilos». Tenemos la capacidad crítica (algunas personas, por lo que se ve) de poder valorar cada aspecto de forma independiente.

      Podemos aceptar la homosexualidad porque:
      1. Está visto que es algo natural que se da en el mundo animal, como se explica en este artículo.
      2. Independientemente del punto anterior, porque realmente no es importante, ¿a ti qué más te da lo que hagan dos personas adultas cuando hay consentimiento mutuo? Nadie te obliga a ti a practicarla, no veo por qué tienes tú qué decidir a quién ama cada persona, o con quien establece relaciones sexuales consensuadas. En todas las especies animales hay homosexualidad, pero solo en la humana hay homofobia.

      Lo mismo que digo para la homosexualidad se aplica a las relaciones poliamorosas. Si no quieres estar en una, no lo estés, pero no obligues a nadie a vivir su vida de acuerdo a tu visión.

      Con respecto al sexo con menores (que, curiosamente, has descrito con todo lujo de detalles), tenemos también la capacidad de discernir cuándo es ético o no que dos personas mantengan relaciones sexo afectivas entre sí. ¿Ambas personas tienen la madurez necesaria como para ser capaces de consentir una relación? Coincidiremos en que los menores no tienen madurez física ni mental para comprender lo que implica establecer relaciones de este tipo.

      Y así es como se razona, no tomando la parte por el todo.

  • Oneuser, lamentablemente creo que has malinterpretado la riqueza del comportamiento bonobo para extrapolarlo a conductas humanas despreciables.

    • Para nada, es una realidad, te recomiendo ver este video: https://www.youtube.com/watch?v=fR4COtkFUs4

      Te dejo tambien un fragmento de lo que dice la wikipedia sobre la sexualidad de los bonobos: «La actividad sexual tiene lugar tanto dentro de la familia inmediata como fuera de ella, y suele implicar tanto a adultos como a crías» https://es.wikipedia.org/wiki/Pan_paniscus#Comportamiento_sexual_social

      Lo único que no se ha visto en la sociedad de los bonobos, es el sexo entre una madre y su cría, justo en ese punto, es que cometí un error en mi comentario anterior, todo lo demás es totalmente real y mis comparaciones adecuadas, al ver el video lo comprobarás.

  • Gracias por los videos. Te transcribo algo que incluyo en esta página, y ten en cuenta que de Waal está reconocido entre los mejores especialistas en el tema
    «Tras cientos de horas de observación, de Waal concluye que en realidad practican el sexo de manera bastante relajada, como una faceta completamente natural de su vida en grupo y no se detecta en ellos ansiedad alguna».

  • Los humanos sí podemos saber quiénes son nuestros hijos.

    Este comportamiento bonobo nos da una idea de que es imposible que se «destruya la sociedad» incluso convirtiéndose en una sociedad matriarcal y bisexual como los bonobos, además, los humanos creamos lazos emocionales más fuertes y de hecho es lo que grupos pro homosexualidad buscan, que la unión entre parejas del mismo sexo pueda ser aceptada.

  • Hola Miguel, gracias por comentar.
    Los bonobos nos muestran que las sociedades primates no son siempre agresivas y violentas, eso me parece muy estimulante. No creo que una sociedd matriarcal sea un buen objetivo para la humanidad, lo que sí debe serlo es una sociedad igualitaria. Y por supuesto, los homosexuales, los biesexuales, los heterosexuales y cualquier otra forma de sexualidad deben tener todos los mismos derechos y deberes.
    Un saludo.

  • totalmente de acuerdo, se malinterpreta una conducta anmal, ellos evitan sexo con las ramas de familia, por eso las hembras se mudan a otros clanes, el hombre es diferente pero definitivamente la homosexulaidad y otras conductas sexuales no deberian ser estigmatizadas, sino aceptadas en su diversidad, nisiquiera deberia ser un tema. Que las hembras dirijan la sociedad sin menos violencia es muy natural, creo, que las mujeres somos mas honestas en general, mas emocionales y empaticas, si dirigieramos esta sociedad mas igualitariamente, creo que el mundo estaria mejor.

  • Gracias por tu comentario, Claudia. Los bonobos son un grupo de simios muy interesantes y despiertan gran simpatía por su escasa agresividad. Ciertamente, si nuestra sociedad consiguiese ser más igualitaria, inclusiva y respetuosa con las diferencias, nuestro mundo sería mejor.
    Un saludo
    Carolina

  • Muy bueno este trabajo. Vi un reportaje en dmax titulado la tieera del hombre, donde se analizaba la conducta humana y los sistemas fe desarrollo que conservamos desde la antigüedad celular hasta ahora. Y hablaban de la conducta participativa y no agresiva del ser humano actual , basado en los comportamientos del bonobo opuestos al chimpancé común. Éste estudio corrobora lo dicho. Felicidades

  • Muchas gracias por tu comentario, Gerardo. Creo que los humanos nos beneficiaríamos mucho si imitáramos algunos comportamientos de los bonobos.
    Un cordial saludo,
    Carolina

  • Carolina: Hace apenas minutos escuché el final de la entrevista que te hicieron en el programa (muy bueno a mi criterio) «Sábado verde» en Radio Ciudad de CABA. Me impactó tanto lo que decías sobre los bonobos, pero sobre todo cómo lo decías, que me vine de cabeza a conocerte un poco más por aquí. Me dio curiosidad, interés lo que exponés en tus artículos, el video donde hablás de la mujer y la ciencia excelente! Un gusto saber de tu labor, y un placer escucharte, como una profe apasionada. Abrazo

  • Hola Marga. Muchas gracias por enviar un comentario tan agradable. Me hizo mucha ilusión participar en Radio Ciudad de Buenos Aires. El tema de los bonobos es muy atractivo e interesante. Supongo habrás visto que en este blog hay mucha y muy buena información sobre las mujeres en la ciencia.
    Un abrazo
    Carolina

  • Comparar el comportamiento sexual de los bonobos con el del género humano en esos términos no tiene sentido, el ser humano ha practicado el incesto, en la antigüedad, en algunas culturas no estaba mal visto, como lo planteas de tener relaciones un nieto con su abuela o al contrario o con tu padre o madre, queda asqueroso, pero para los bonobos no es un problema entra dentro de sus leyes. Los humanos creamos normas para que eso no sea legal, pero las leyes se crearon para evitar estos comportamientos … porque existían, sino no hubiera hecho falta hacerlas. Siempr

    e hubieron padres y madres depravadas que abusaron de hijos e hijas ( más padres que madres) y aún hay de estos y estás, pero nosotros no somos bonobos, ni chimpancés, ni leones. Aunque entre nosotros haberlos haylos. Matriarcado o patriarcado ?? Pues yo creo que conciliando y evolucionando… porque a los y las machistas, xenofagos, homófobos, que sepan que no les queda otra ¡ que se le va ha hacer ! . VIVAN LAS BONOBAS. Bonito artículo Carolina

  • El comportamiento de los bonobos, M. dolores, creo que puede usarse como referente para interpretar el de los homininos cuando vivían en condiciones naturales, al igual que se ha empleado el de los chimpancés, gorilas u otros simios, salvando las distancias y recordando que son nuestros parientes vivos más cercanos. Nos permite pensar que nuestros antepasados lejanos pueden haberse comportado de manera pacífica en sociedades donde las hembras jugaran un papel significativo. Es evidente que a lo largo de la evolución humana han surgido normas para regir nuestras conductas que los animales no tienen.
    Gracias por leer y comentar este artículo.
    Un cordial saludo
    Carolina

  • Estoy completamente de acuerdo contigo Carolina, yo me referi en mi escrito contestando
    A Oneuser que habla de la sexualidad de los bonobos comparándola con la de los humanos, en terminos de incesto y/o aberración. Perdonavque no me ecplique bien. Un saludo

  • Hola otra vez, M dolores.
    No hay nada que perdonar, me parece muy bien que comentes lo que te interesa. Pero, como te decía y veo que lo entiendes, no podemos pensar que nuestro comportamiento haya sido en el pasado idéntico al de los bonobos, ni que éstos, con un cerebro en torno a 400cc, esto es la tercera parte del nuestro, pudieran tener sentido del incesto.
    Un cordial saludo
    Carolina

  • Muy interesante el artículo. Ya había visto documentales y artículos sobre la investigadora Amy Parish. Sin embargo tengo mis dudas. Si su zona natural es tan limitada ¿no será de que se trate de un caso especial, como las gaviotas de Galápagos, incapaces de vivir fuera de su entorno? ¿Hay contacto entre chimpancés y bonobos? ¿se pueden defender como grupo de otras especies? ¿Por qué la mayoría de especies de simios no practican el matriarcado como los bonobos? ¿tiene que ver la escasez de los recursos en este tipo peculiar de comportamientos?

  • Gracias por tu comentario, Enrique. No se si podré responder satisfactoriamente a todas tus preguntas, pero lo intentaré en lo que pueda. Lo bonobos viven en un entorno especial, pero el área que ocupan no era en sus inicios tan reducida como lo es ahora; el tamaño pequeño se debe principalmente a que la expansión humana los ha ido «arrinconando». Los contactos entre bonobos y chimpancés parecen bastante escasos, y hasta ahora, no se han encontrado hibridaciones entre ellos. Sí son capaces de defenderse de los depredadores, pero su mayor enemigo son los cazadores furtivos y, como te decía, que los humanos ocupan zonas cada vez mayores de su entorno, provocan deforestación y otros cambios sumamente perjudiciales. En lo que respecta a la organización matriarcal de las sociedades de bonobos, no se conocen (bueno, no conozco) sociedades tan claramente organizadas en torno a las hembras. Pero esto, de ninguna manera significa que todas las sociedades primates estén organizadas en torno a un macho dominante. Al contrario, los últimos hallazgos demuestran que estas sociedades son sumamente diversas y las hembras, en gran número de casos, suelen tener un comportamiento mucho más autónomo e independiente de los machos de lo que suele pensarse. En tu última pregunta apunto que no creo que la escasez de recursos haya influido en el comportamiento bonobo. Es más, creo que lo consideramos «peculiar» porque tenemos impregnado en nuestro pensamiento la idea de que los machos siempre dominan, y eso no es así, la variabilidad de comportamientos es altamente frecuente.
    Un cordial saludo
    Carolina

  • «La humanidad (cambio el sustantivo para ser politicamente correcto) es la medida de todas las cosas» planteo Protágoras muchos siglos atras. Pienso que tenia y sigue teniendo razón. Tenemos un manejo de la palabra y el concepto que ninguna raza animal se nos parece. Somos algo distinto. Pero estas investigaciones son muy valiosas porque antes de dominar el lenguaje y la abstracción si eramos un animal más. Probablemente nunca descubramos como surgió esta radical diferencia pero la inquietud por saber es parte de nuestra esencia. Conocer estas conductas particulares de los bonomos es muy útil para refutar a tanto autoritario que plantea una «verdad natural» que siempre coincide con su «verdad subjetiva». La «verdad» debemos consensuarla entre todos y siempre es conveniente (para nuestra supervivencia y calidad de vida) que negociemos de manera pacífica.

  • Hola Julián. Gracias por tu comentario. Creo que los estudios sobre nuestros parientes más próximos hoy vivos nos ofrecen muchísima información sobre los orígenes de la humanidad. Es verdad que, pese a las semejanzas evidentes, somos distintos de los bonobos. Una de las razones de las diferencias se debe a que nosotros, los miembros de la especie Homo sapiens somos los únicos supervivientes de un largo linaje evolutivo: el de los homininos. Los homininos son primates bípedos , esto es, que caminan erguidos, y han constituido una rama con muchas ramitas del árbol evolutivo que nos dio origen. Todos nuestros antepasados se han extinguidos, y por eso nuestras diferencias se hacen más evidentes.
    Un cordial saludo
    Carolina

  • En mi Pais Argentina no hace muchos años atrás, existía en la zona sur un grupo étnico conocidos como Onas, que en realidad ellos se denominaban a si mismos Shelk-nan y por lo que leí en los años ´70 en un libro de una antropóloga francesa titulado «los Shelk- nan, creo de nombre Anne Chapman, quien realizo un estudio etnológico sobre los pocos sobrevivientes de ese grupo, ya altamente mestizados, llego a la conclusión sobre relatos vivientes, que era una comunidad dividida en agrupaciones por un lado masculina y por otro femenina que se reunían con fines místicos pocas veces al año en un gran encuentro donde las bebidas y infusiones espirituosas que bebían los embriagaban hasta perder la conciencia y realizaban practicas sexuales que les permitían al cabo de unos meses a las mujeres de su clan, exclusivamente femenino,parir niños y niñas de padres desconocidos que luego ya criados y amamantados serian separados, donde los varones eran entregados al clan masculino y las niñas continuaban en el clan femenino. Por lo que creo entender, que seria una excepción al «tabú del incesto» aquellas fiestas propias de sus creencias místicas ya que se desconocían padres e hijas o viceversa. Las madres consideraban ser fecundadas por Dioses domésticos ya que los hombres iban cubiertos con mascaras y tinturas que en su embriagues se consideraban en realidad Dioses que venían de un universo cósmico distinto al vivencial cotidiano de cacería y pesca. Esto hombres «cazadores y recolectores sedentarios» que depositaban en un sitio especial parte de su cacería y frutos para alimentos de sus Dioses, pero que en realidad eran recogidos por el clan femenino como asignado a ellas por esos Dioses. Sus vidas eran como una gran obra de teatro campestre pero de connotaciones míticas…pero pienso también que que sus comportamiento religioso no esta muy alejado del nuestro…aparentemente mas «civilizado» o no. Dejo este ejemplo para describir comportamientos humanos variados pero al mismo tiempo para que «no se interprete dentro del esquema evolucionista de «Civilización y barbarie»…todo es posible en «la viña del Señor».

  • Hola Darío. Gracias por tu interesante relato. No conocía ese pueblo y sus costumbres.
    Un cordial saludo
    Carolina

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