Carmen Azahara: la ornitóloga que ha encontrado su libertad en las plumas de las aves

Protagonista

No hay mejor símbolo de la libertad que las aves. Y es entre sus plumas donde yo he encontrado la mía.

Carmen Azahara
La ornitóloga Carmen Azahara en el Urdaibai Bird Center, donde desarrolla su labor de anillamiento científico.
La ornitóloga Carmen Azahara en el Urdaibai Bird Center,
donde desarrolla su labor de anillamiento científico.

Nació y creció en Cádiz. Estudió Ciencias Ambientales en la universidad de su ciudad y durante sus vacaciones realizaba prácticas como voluntaria medioambiental. Uno de sus voluntariados lo realizó en la Fundación Migres, que estudia la migración de las aves, y allí nació su interés por la ornitología. Se especializó en la Universitat de València, donde hizo un posgrado en Conservación y Biodiversidad, a la vez que se preparaba para obtener la licencia de anillamiento, que en España gestiona la asociación SEO/BirdLife. En Euskadi, la asociación encargada de este menester es la Sociedad de Ciencias Aranzadi.

Hoy en día desarrolla su labor investigadora en el Urdaibai Bird Center. Tiene 28 años, es ornitóloga, aunque ella se defina coloquialmente como “pajarera”. Le apasiona la ornitología, un campo en el que hay muy pocas mujeres. Disfruta con su trabajo, el cuál es además su hobby y su pasión. Y así lo demuestra a través de su blog Only Birds y las redes sociales, donde todos los días nos da cuenta de las aves que estudia y anilla. Durante 2014 anilló y controló más de 8.000 aves, que pasaron por las marismas de Urdaibai. Entre ellos destacan el mosquitero común (Phylloscopus collubita), el carricero (Acrocephalus scirpaeus) o el herrerillo común (Parus caeruleus), al cual la cría le ha ido bien el último año y abundaban en la zona.

Sin embargo, también se ha encontrado con especies que no son comunes en la zona como el ruiseñor japonés, que proviene de una invasión biológica. Es una ave que hemos traído de otros países y que al expandirse en hábitats lejanos a los suyos, compiten con las aves autóctonas quitándoles su espacio, su comida e incluso infectándolas con enfermedades a las que las autóctonas no pueden hacer frente.

Nos acercamos a su centro de trabajo justo cuando preparaba las maletas para trasladarse a una estación de anillamiento internacional, situada en Israel. Allí trabajará con aves que provienen de dos flujos migratorios, el asiático y el europeo. Ella es, Carmen Azahara.

Uxune Martinez Mazaga (UMM): Eres ornitóloga y tu labor principal es el anillamiento de aves. Para anillar aves no es necesario tener una titulación específica, sino una licencia. ¿Cuál es esa licencia?

Carmen Azahara (CA): Al inicio de mis estudios pensaba que era necesario ser anilladora para ser ornitóloga, pero no es así. El anillamiento, principalmente, es la manipulación de aves para marcarlas y estudiarlas y cualquiera que obtenga la licencia, sean cuales sean sus estudios, puede ser anillador. Mi licencia de anillamiento la gestiona una asociación sin ánimo de lucro SEO/BirdLife. El examen para obtener el título consta de dos partes, como el de conducir, uno práctico y otro teórico. Tras dos años de estudio, me presenté al mismo y aprobé los dos a la primera, cosa que es bastante difícil y estoy muy orgullosa de ello.

UMM: Dos años de preparación para obtener la licencia y estudiando el posgrado. ¿Cómo fue ese período de especialización?

CA: Como estaba en Valencia contacté con un grupo de anillamiento de allí, el Grupo Pit-roig (petirrojo en valencià) y ellos me ayudaron a formarme. Sin embargo durante mi aprendizaje no solo estuve en Valencia. También estuve en otras partes de la península porque me iban a examinar sobre todas la aves del estado. Por eso fui a otros sitios para ir aprendiendo y conocer a todos los anilladores posibles, porque cada uno de ellos te va a aportar algo nuevo.

Casualmente uno de esos sitios fue éste. Así es como llegué aquí, al Urdaibai Bird Center, buscando cómo formarme. En aquel momento en el centro había un voluntariado del seguimiento de aves postnupciales y necesitaban gente para ayudar, ya fueran anilladores o aprendices. Estuve un mes entero y repetí al año siguiente.

Aquí me ayudaron muchísimo de cara al examen, desde prestarme libros, darme consejos y ayudándome en mi formación de anilladora. Una vez que aprobé los exámenes llamé para darles la noticia y tras felicitarme me dijeron que me esperaban para trabajar.

UMM: ¿En qué consistió el examen práctico?

CA: Consiste en hacer tu trabajo de anillamiento, en plantear una jornada completa de anillamiento y demostrar que eres independiente y que no necesitas ayuda para hacerlo. El examen consta de distintos apartados y en cada uno de ellos tienes que sacar una nota mínima. Si flojeas en uno de los apartados no apruebas. Y conlleva, desde montar las redes, datar y censar, manipular, anillar, cómo manejar la bibliografía y demás.

UMM: ¿En qué consiste el anillamiento, tu labor actual?

CA: Lo básico del anillamiento es que puedes individualizar un ave. Ves un grupo de aves y no sabes quién es quién, todas son iguales y nosotros lo que le damos es como su DNI. En la anilla viene un número de serie que es único para cada ave. Y en el momento que le pones la anilla ya sabes qué animal en concreto es. Gracias a ello puedes sacar una serie de datos, por dónde se mueve, cómo se encuentra de salud, cuánto vive, etc. El anillamiento es esencial para conocer todos estos datos y estudiar a las aves.

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Observando el anillo de ave recapturada.

UMM: ¿Cómo te acercas a las aves para anillar?

CA: Hay diferentes técnicas, según el ave que quieras anillar. Por ejemplo, para las aves pequeñas, ponemos unas redes que se llaman japonesas o de niebla. Japonesas porque proceden de allí y de niebla porque son muy finitas y el ave cuando va volando no la ve y se topa con ellas y cae en unos bolsillos. El ave queda dentro del bolsillo y la sacamos de ahí. La introducimos en una bolsa de tela opaca y que transpira. Ahí, en la oscuridad, se queda más tranquila y la llevamos en la mesa de anillamiento para estudiarla.

Lo primero que vemos es si está anillada. En caso de que así sea observamos de donde procede, si es una anilla extranjera se lee la dirección del remite y vemos cuál es su origen. En caso de que no disponga de anilla le pongo una ajustada a su tamaño. Pero antes de poner la anilla identificamos primero su especie y posteriormente analizamos el sexo, la edad, le hacemos un reconocimiento de salud: cómo de está de grasa, qué musculatura tiene, tomamos algunas medidas de sus alas, del tarso y lo peso. Este es el procedimiento habitual. En caso de que tengas que estudiar otras variables se les hacen más pruebas. Después de esto se las vuelve a soltar.

Carmen recogiendo un ave de una red japonesa del Urdaibai Bird Center.
Carmen recogiendo un ave de una red japonesa del Urdaibai Bird Center.

UMM: ¿Qué haces con todos estos datos que recoges?

CA: Los datos los paso a ordenador, se archivan en un programa informático y cada año se hace un informe que se envía a Aranzadi Zientzia Elkartea. Aranzadi gestiona estos datos y los comparte con la Euring (The European Union for Bird Ringing) que coordina los datos de todos los países. Especialmente de las recapturas. En ese caso si alguien ha recapturado un ave que he anillado, nos pasan la información y comprobamos cuanto tiempo ha tardado en viajar, por donde ha pasado, etc.

UMM: ¿Cuál es el dato más importante que recogéis en el anillamiento científico?

CA: En el anillamiento científico se obtienen muchos datos, pero sobre todo la más importante son las rutas migratorias. Saber por dónde pasan, cuándo pasan, cuánto tiempo tardan en pasar y a parte, eso no es algo fijo, es algo que está continuamente cambiando. Por eso hay que estudiar esto. Incluso se han dado casos de individuos que han elegido rutas distintas cada año o miembros de una misma especie que no pasan por el mismo lugar. Existen muchas cosas que aún desconocemos y que quedan por estudiar.

UMM: Una vez que aprobaste los exámenes Urdaibai Bird Center dijo que te esperaba en el centro para trabajar y llevas ya más de un año. ¿En qué consiste tu trabajo en el centro?

CA: Mis dos tareas principales son, el mantenimiento de las estaciones de esfuerzo constante de anillamiento. Se llaman así porque que es una manera de anillar muy concreta, que consiste en usar siempre el mismo número de redes en el mismo sitio durante todo el año. Gracias a eso tú puedes comparar datos, vas más allá, no sólo marcar y recapturar, que también es fundamental, sino que también puedes realizar estudios comparativos: saber qué especies hay en una u otra época, cómo varían las poblaciones a lo largo de los años, si suben, bajan. Puedes sacar más información así que anillando cada día en un sitio distinto.

Además, esas estaciones están colocadas dependiendo del hábitat que tenemos. Tengo tres estaciones constantes una de bosque, otra de carrizo y otra de marisma. Y una cuarta que hacemos en el periodo reproductor. Y parte de mi trabajo también es mantener en buenas condiciones esas estaciones, donde a veces incluso se me han caído árboles encima y cosas así. Hay que estar continuamente desbrozando, remendando los boquetes que te hacen las ramas en las redes…, el mantenerlas en perfecto estado lleva muchas horas.

Aparte de todo esto soy guía ornitológica. Los visitantes que acuden al centro se encuentran con la investigadora del centro y pueden hablar conmigo sobre lo que ven y preguntar todo lo que les interese. Esto me gusta mucho, ya que ves que los visitantes salen del centro más contentos tras este trato personalizado y tras conocer que el anillamiento de las aves es algo que no les produce dolor, ni sufrimiento, que la anilla es un elemento que no pesa y que llevan al igual que nosotros llevamos puesto una pulsera o un anillo.

UMM: ¿Cuál es tu objetivo a la hora de desarrollar tu trabajo?

CA: Mi objetivo es saber qué está pasando. Ese es mi objetivo y las aves me “chivan”, me cuentan lo que pasa. Como este humedal de Urdaibai es parte de un proyecto de recuperación en las marismas de Gautegiz Arteaga y lo tenemos que gestionar para conseguir que haya distintos tipos de hábitats en un sitio tan pequeño, ellas me son las que me dicen si lo estamos haciendo bien o no.

Si yo veo que llegan aves que han llegado aquí de su migración, tras recapturarlas al de una semana, veo que han engordado y han cogido grasa, la cual necesitan para seguir migrando, entonces digo: ¡perfecto! Urdaibai les proporciona lo necesario para seguir con su viaje. Sin embargo, si veo que han perdido grasa, entonces sé que algo va mal y que tenemos que cambiar y mejorar.

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A la espera de recuperar la libertad, una vez analizada el ave.

UMM: ¿Cuál es el ave que más has estudiado?

CA: El ave de la que más datos tengo y he estudiado en profundidad es la golondrina. De las 8.000 aves que anillé en 2014 en el paso migratorio, 4.000 eran de golondrinas. Quiero seguir haciendo ese estudio intensivo de esta especie, de hecho fue nombrada especie del año por SEO/BirdLife en 2014 porque ha caído de una manera alarmante.

Su decaimiento está relacionado con el abandono de usos tradicionales, como por ejemplo aquí, con el abandono de los caseríos.

UMM: La ornitología es un ámbito en el que encontramos pocas mujeres.

Para una mujer requiere más esfuerzo este ámbito. Es un continuo demostrar que vales. A los hombres no les pasa eso, se les supone que saben lo que están haciendo. Mientras que para una mujer es un continuo examen y tienes que estar al pie del cañón continuamente. Y eso ejerce mucha presión, el estar demostrando continuamente que sabes lo que haces.

Este problema no lo viví mientras estudiaba en la universidad. Allí recoges conocimientos y nociones y luego tienes que mostrarle al profesor que las has “recibido”, devolviéndole la información en un examen. Pero una vez que salí de allí me encontré con ese problema, es por ello que creo que hay pocas mujeres que llegan a ser pajareras. Esto nos limita. Pero las que llegan a este campo, básicamente es porque les impulsa una gran vocación.

Es curioso pero en las redes sociales, como por ejemplo en Facebook, tengo muy pocas compañeras. Tanto fotógrafos, ornitólogos y demás, la mayoría aplastante son hombres. El hecho de encontrar mujeres en esos foros es muy llamativo, pero nuestra presencia demuestra que a las mujeres también nos gustan las aves.

Sobre la autora

Uxune Martinez Mazaga es licenciada en sociología, posgraduada en gestión de recursos y comunicación. Es responsable de la base de datos de la comunidad científica vasca Inguma y colabora con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU en el blog Zientzia Kaiera.

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