Trinidad Arroyo Villaverde (1872-1959)

Vidas científicas

La conferencia [Segunda Conferencia Nacional de Mujeres Antifascistas Españolas 1937] eligió un Comité Nacional cuya composición merece ser reproducida íntegramente para conocer a una serie de mujeres maravillosas cuya gran aportación a la lucha antifranquista y antifascista se ha ignorado hasta hoy. La presidenta era indudablemente Dolores. El resto del comité estaba compuesto por: la doctora T. Arroyo, Isabel de Palencia, Matilde Cantos, la abogada Matilde Huici, la diputada Matilde de la Torre, Trinidad Torrijos, Emilia Elías, Maria Lejarraga (conscientemente autoanulada con el nombre de su marido: Maria Martínez Sierra), Gloria Morell, la cultísima aristócrata Constancia de la Mora, Luisa Álvarez del Vayo (mujer del ministro de Exteriores), Margarita Nelken (la heroína de la manifestación contra la movilización de reservistas del 34), Eloína Malasechevarria, Aurora Arnáiz (de la JSU, que también ha escrito sus memorias de esta época), Victoria Kent, Gertrudis Araquistáin, Roberta Ramón, Clara Campoamor y yo misma, junto con una serie de compañeras elegidas no nominalmente, sino en representación de fábricas y ramas de producción. También se eligió un comité de honor en el que figuraban Catalina Salmerón, Amparo Melía, la republicana Belén Sárraga y la señora de Azaña, entre otras.

Irene Falcón, Asalto a los cielos, pág. 156

Nació en 1872 en el seno de una familia burguesa de Palencia. Comenzó sus estudios de Bachillerato en 1883. Le resultó difícil matricularse en la Facultad de Medicina de Valladolid en 1888, al ignorar el Rector la Disposición Real que permitía a las mujeres realizar estudios universitarios, precisamente, desde ese mismo año. El padre de Trinidad recurrió ante el director general de Instrucción Pública y su hija pudo matricularse, acabando la carrera de medicina en 1895. Tras superar el examen del Grado de Licenciatura, trasladó su expediente a Madrid y comenzó el doctorado y la especialización como oftalmóloga. En 1896, defendió su tesis sobre los músculos intrínsecos de los ojos y los efectos de ciertas drogas sobre éstos. Con esta tesis abrió su propia línea de investigación sobre los efectos analgésicos de clorhidrato de codeína y diodina, cuyos resultados publicó en revistas especializadas y presentó en congresos. En 1909 apareció un nuevo trabajo titulado «Del empleo preferente de la atropina en las úlceras corneales», según su autora, este preparado es útil no solo en las iritis sino también en los procesos ulcerativos corneales superficiales. Ese mismo año se desplaza a Budapest, para acudir al XIV Congreso Internacional de Medicina. En su sección de Oftalmología, ofreció una comunicación titulada «Sobre la analgesia ocular local producida por el clorhidrato de codeína sobre el ojo». Su última aportación científica es de 1933, con motivo de otro congreso; y fue «Notas sobre el diagnóstico y terapéutica de la tuberculosis ocular».

En 1898 regresó a Palencia y abrió con su hermano una consulta de oftalmología. Atendía pacientes de toda la comarca y viajaba con frecuencia para operarles. En 1902 se casó con Manuel Márquez (1872-1962), un compañero suyo al que ella convenció para que estudiase Oftalmología, quien en 1911 se convirtió en el primer catedrático en la especialidad de la Universidad Complutense. Desde entonces, y hasta 1936, la pareja combinó —y compartió— la práctica de la medicina privada, con gran éxito, con las actividades académicas.

Trinidad Arroyo fue una de las primeras mujeres en ejercer la medicina y ser reconocida por su talla profesional. Consciente de su influencia sobre las mujeres más jóvenes, apoyó numerosas iniciativas para el desarrollo de la educación de las mujeres. Fue socia del Lyceum Club Femenino, vicepresidenta del Comité Femenino de Higiene Popular en Madrid, presidenta Honoraria de la Asociación Española de Mujeres Médicos y colaboradora de la revista Medicina Social Española (1916-1920) en su sección «Notas feministas. De mujer a Mujer». Formó parte de la comisión seleccionadora que creó la Junta para Ampliación de Estudios para el intercambio de alumnado femenino con las universidades de Estados Unidos.

En 1936 Trinidad era ayudante de Oftalmología de la Universidad Central y Márquez catedrático de Oftalmología y Decano de la Facultad de Medicina de la misma universidad. Ella y su marido iniciaron el exilio que les llevó de Valencia a Barcelona y finalmente a México DF, donde llegaron en 1939 y donde Trinidad siguió practicando la Medicina.

Alumnas de medicina. Alfonso. AGA.
Alumnas de medicina. Alfonso. AGA.

Sí, en aquel entonces tenía algo de odisea la lucha por seguir los estudios universitarios y obtener el título. Así le pasó a doña Trinidad, buena oculista, esposa del doctor Márquez, también destacado galeno en esta especialidad, aquella que pasados los setenta años comenzó a estudiar ruso. Doña Trinidad y don Manuel formaban un matrimonio peculiar. Sin ninguna ayuda ellos solitos atendían los quehaceres de la casa y entraban en conmovedora y amigable competencia sobre a quién le había quedado mejor la limpieza. Y, en ocasiones, con candor preguntaban su opinión a los pacientes. Fue una unión que se adelantó a su tiempo en más de medio siglo.

Aurora Arnáiz, Retrato Hablado de Luísa Jujan, pág. 149.

Sólo regresó a España una vez, en 1955, para crear una serie de becas de bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza Jorge Manrique de Palencia y otra en Valladolid, para un alumno o alumna de su Facultad de Medicina que careciese de recursos económicos. Murió en México D.F. el 28 de septiembre de 1959, a los ochenta y siete años de edad.

Sobre el artículo original

Trinidad Arroyo Villaverde (1872-1959) forma parte del libro: [Paloma Alcalá Cortijo, Capi Corrales Rodrigáñez, Julia López Giráldez (coord.), Ni tontas ni locas. Las intelectuales en el Madrid del primer tercio del siglo XX, FECYT, Madrid, 2009, págs. 118-119].

Puede descargarse el libro completo en pdf en este enlace.

Un especial agradecimiento a las autoras del artículo por permitir su reproducción en Mujeres con ciencia.

Sobres las autoras

Paloma Alcalá Cortijo es licenciada en Ciencias Físicas y Profesora de Física y Química en Enseñanza Secundaria. Pertenece al Instituto de Investigaciones Feministas de la UCM y en la actualidad trabaja sobre las mujeres científicas durante el franquismo y la introducción de la igualdad de sexos en los itinerarios didácticos y contenidos de los museos de ciencias.

Capi Corrales Rodrigáñez es Doctora en teoría de números y Profesora Titular del Departamento de Álgebra de la Universidad Complutense de Madrid.

Nota de la editora

Este artículo está basado en el artículo publicado (en inglés) por Teresa Ortiz-Gómez en W. F. Bynum & Helen Bynum (eds.) Dictionary of Medical Biography, Westport, CT /London, Greenwood Press [5 Volumes], 2007, vol V, 1177-1178.

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