Nadie del régimen soviético impidió que la científica Lina Stern fuera juzgada a sus 74 años de forma sumaria, para después ser torturada y enviada a prisión acusada de “traición y espionaje”, además de pertenecer a una conspiración sionista.
Pese a haber realizado grandes contribuciones en el área de la fisiología química y contar con el agrado de la URSS durante más veinte años al tratarse de una revolucionaria convencida ―y gracias a que su conocimiento médico salvó miles de vidas durante la Segunda Guerra Mundial―, en 1949 ser judío y activista feminista se pagaba caro en Moscú. De los 15 arrestados, Stern fue la única que sobrevivió a la condena a muerte que el politburó ruso decretó para los detenidos, pertenecientes al conocido grupo de intelectuales Colectivo de judíos contra el fascismo. Según se narra, en el último momento fue el propio Stalin quien decidió revocar la pena capital a la fisióloga, conmutándola por un exilio forzado, debido a su dilatada trayectoria científica.
Lina Solomonovna Stern (Liepāja, 1878 [antiguo Imperio Ruso, en la actualidad Letonia]; Moscú, 1968), la hermana mayor de una familia judía de siete, gracias a la posición privilegia de su padre, un exitoso comerciante, pudo beneficiarse desde pequeña de un entorno cosmopolita, ilustrado e intelectualmente estimulante en su ciudad portuaria natal. Pese a que, debido a las políticas anti-semitas del reinado del zar, tuvo que continuar su educación en Alemania y más tarde la universitaria en Suiza, junto a muchas otras de sus, posteriormente, compatriotas rusas que se veían obligadas a irse al extranjero para completar sus estudios.
En 1898, Stern fue aceptada en la facultad de Medicina de la Universidad de Ginebra y tras graduarse se convirtió en la ayudante adjunta del catedrático del departamento de Fisiología J. Prevost. Ahí comenzó su carrera investigadora centrándose en la oxidación, que le llevó a descubrir la enzima polifenol oxidasa, y donde escribió su primera publicación científica Study of the So-called Internal Secretion of the Kidneys (1902). Tras doctorarse, y al percatarse de la situación de desempleo de otras mujeres científicas en su país ―especialmente de las judías―, decidió permanecer en Suiza donde consiguió el puesto de profesora y directora del departamento de Fisiología química de la Universidad de Ginebra. Gracias a su prolífica carrera investigadora durante los años 1917-1925, publicó más de 150 artículos en francés y alemán ―dominaba a su vez el letón, ruso, italiano y yiddish―, Stern se convirtió en una de las más prestigiosas científicas europeas.
La época política convulsa de aquellos años, con el fin de la Primera Guerra Mundial y la conquista del poder los bolcheviques en Rusia, provocó en Stern una creciente desafección por el modelo capitalista y de forma inversamente proporcional fue su simpatía por el movimiento revolucionario soviético. A su vez, su relación con otros inmigrantes rusos en Suiza fomentó el que participara de forma mucho más activa en la vida política europea, mientras seguía inmersa en la investigación. Con la proclamación de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, la científica comenzó a plantearse el ir a vivir a Moscú. Pese a que desconocía cómo era en realidad la vida allí, de alguna forma la idea de una nueva sociedad con un sistema diferente le atraía, ya que a su parecer sería capaz de evitar que el mundo volviese a repetir errores del pasado ―principalmente la guerra y la injusticia―. En 1925 acepta ocupar la plaza vacante de directora del departamento de Fisiología en la segunda Universidad de Moscú [posteriormente conocida como la institución médica].
La carrera de Lina siguió acumulando prestigio y reconocimiento en la URSS: de 1926 a 1928 dirigió el Departamento de Bioquímica en el Instituto de Mechnikov de Enfermedades infecciosas; de 1929 a 1930 presidió el de Fisiología y Bioquímica del Instituto Médico; más tarde, de 1930 a 1936 pasó a formar parte del Instituto de Maternidad y Bienestar infantil; para finalizar como directora del departamento Fisiología química en el Centro de medicina experimental. Pese a las férreas políticas estalinistas, Stern intentó siempre que tuvo ocasión crear un centro de investigación internacional donde científicos de todo el mundo pudiesen trabajar y publicar. Pese a no conseguirlo, durante más de un década destaca la producción científica notable de ella y su equipo. Razón por la cual en 1939 entró a formar parte de la Academia de las ciencias de la URSS, siendo la primera mujer galardonada con tal reconocimiento.
Su investigación académica se dividió a grandes rasgos en dos etapas: hasta 1917, la bioquímica; desde las enzimas del sustrato metabólico hasta el estudio in vitro de la respiración de los tejidos especiales. En Ginebra, junto a los profesores Prevost Jr. y Battelli publicó sobre oxidación principalmente en la revista Biochemische Zeitschrift. A partir de esto, cuando investigaba el efecto de ciertas drogas en el organismo, fue cuando comenzó a especializarse concretamente en la permeabilidad de la barrera hematoencefálica que se da entre los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central, investigación por la que luego sería más recordada. Desde ese momento, todo su trabajo científico se dirigió hacia ese campo, tanto en Ginebra (1919-1923) como en Moscú (1929-1940) ―aunque con muchas más trabas y dificultades adicionales (ajenas a la ciencia)―. Irónicamente, gracias a su labor, y a que durante la Segunda Guerra Mundial se especializara en medicina bélica, ayudó a salvar la vida de miles de combatientes. Hasta tal punto de recibir el Premio Stalin en 1943 por las aplicaciones prácticas de sus conocimientos médicos, esto es: por luchar contra el tétanos, el tratamiento de los soldados traumatizados y el desarrollo de un medicamento contra la meningitis tuberculosa.
Por eso la defenestración de Stern a partir de una serie de artículos anti-semitas ―en contra del “cosmopolitismo”―, publicados desde altas instancias del Estado soviético hacia 1948 sorprendieron, aunque no eran extraños en el clima de pos-bélico y de Guerra Fría. La científica fue detenida junto a otros colegas intelectuales por el MVP [el servicio secreto ruso, renombrado posteriormente en numerosas ocasiones] debido a su activismo pro-judío y feminista, a pesar de sus numerosas condecoraciones académicas, puestos ejecutivos universitarios y de estar afiliada al partido comunista desde 1939. Permaneció en prisión de 1949 a 1952, donde la interrogaron y torturaron en multitud de ocasiones. Al ser conmutada su ejecución por el destierro, siendo la explicación de la intervención de Stalin la más aceptada pese a tratarse de sólo un rumor, fue expulsada a Asia central, donde permaneció, con cierta solvencia económica gracias a seguir siendo parte de la Academia de Ciencias de la URSS, hasta la muerte del dictador.
A su regreso a Moscú en 1953, y pese a su avanzada edad, Lina Stern pudo retomar la labor académica en el Instituto de biofísica ―un nicho donde muchos disidentes rehabilitados podían estudiar biología molecular―, aunque no publicó nada más y tuvo que conformarse con cargos de menor rango acorde a su estatus. Mientras que la Universidad de Ginebra la recordó en 1960 y le otorgó un reconocimiento honorífico a toda su carrera, la URSS silenció sus últimos años de vida desde su arresto, hasta su muerte en 1968.
Referencias
- Grigorian, Nora Andreevna. Jewish Women: A Comprehensive Historical Encyclopedia [en línea], Lina Solomonovna Stern (1878-1968), 1 marzo 2009 [fecha de consulta: 17 julio 2015].
- Université de Genève [en línea], Lina Stern, une pionnière au pays des Soviets, 17 septiembre 2012 [fecha de consulta: 17 julio 2015].
- Complete Dictionary of Scientific Biography [en línea], Stern, Lina Solomonovna, 2008 [fecha de consulta: 17 julio 2015].
Sobre el autor
Jon Gurutz Arranz Izquierdo es comunicador científico.
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[…] letona Lina Stern hubo de emigrar a Suiza para cursar estudios universitarios por su condición de judía. En 1939 […]
[…] Lina Stern (1878-1953) letoniarrak Suitzara joan behar izan zuen unibertsitatean ikastera, judua zelako. 1939an SESBeko Zientzien Akademian sartu zen, eta hori lortu zuen lehen emakumea izan zen. Sternen lanari esker, soldadu sobietarren milaka bizitza salbatu ziren Bigarren Mundu Gerran […]
[…] letona Lina Stern (1878-1953) hubo de emigrar a Suiza para cursar estudios universitarios por su condición de […]