La principal investigadora de las ondas gravitacionales de la colaboración científica LIGO en España explica la importancia de este campo para la Astronomía y la situación de las mujeres científicas.
La detección de ondas gravitacionales ha conseguido este año el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Esta distinción ha reconocido la labor de Kip Thorne, Barry Barish y Rainer Weiss, los impulsores del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO) en EE. UU., y de los científicos que colaboran a nivel internacional. Este es el caso de Alicia Sintes, una de los/as doce investigadores/as españoles/as vinculados a LIGO. Concretamente, Sintes es la Investigadora principal del MOU con LIGO y GEO y la co-chair de uno de los cuatro grupos de análisis de datos de la colaboración de la Universidad de las Islas Baleares (UIB). A continuación, explica como se unió a estos grupos de investigación, como funcionan, su importancia en la Astronomía y la dificultad de compaginarlo con su vida personal.
Pilar Bayón (PB) ¿Cómo te uniste a LIGO?
Alicia Sintes (AS) Yo empecé en LIGO cuando aún este no existía. Las primeras ideas de la utilización de interferometría láser para detectar ondas gravitacionales empiezan en la década de 1970. Sin embargo, no se empieza a construir hasta el año 1994, junto con la colaboración Británico/Alemana GEO600, a la que yo me incorporaba en 1997 con una beca Marie Curie tras mi doctorado en cosmologías inhomogéneas. Ese mismo año 1997 es cuando se formó la colaboración científica internacional LIGO.
En 2002, me incorporo a la Universidad de las Islas Baleares (UIB) cuando empieza a formar parte de la colaboración de LIGO.
Ese año con mi incorporación se amplían las líneas de investigación del grupo y yo empiezo a crear un subgrupo dentro del Grupo de Gravitación y Relatividad de la UIB, uno de los grupos de investigación más antiguos de España. En el que actualmente ejerzo como co-chair, es decir, presidenta de grupo de trabajo. Esto implica acudir a todas las reuniones del grupo y hablar con personas que viven en diferentes husos horarios. Además, se deben realizar planes de trabajo y análisis. Todo ello, unido a mis clases y a alumnos de doctorado en la UIB hacen que sea difícil compaginarlo con la vida personal.
(PB) ¿Cuál es la labor del Grupo de Gravitación y Relatividad de la Universidad de las Islas Baleares?
(AS) Pertenecemos a una colaboración de más de mil científicos distribuidos en más de noventa instituciones y quince países. Hay cuatro grandes grupos de trabajo encargados del análisis de datos de las señales: señales explosivas y supernovas, fondo estocástico, fusión de parejas y búsqueda de estrellas de neutrones. Desde la UIB trabajamos en los dos últimos.
En el grupo LIGO, nos dedicamos a la búsqueda de ondas gravitacionales procedentes de los agujeros negros que se fusionan y al estudio de estrellas de neutrones de rotación. De forma que nuestras tareas son: el análisis de datos y el modelado computacional de estas fuentes para poder identificar y desarrollar nuevos métodos teóricos y analíticos.
(PB) ¿Desde dónde se detectan las ondas?
(AS) Los detectores del proyecto LIGO que han estado operando este año se encuentran en Estados Unidos. A lo largo del 2017 se tendrán más detectores VIRGO en Italia y en 2018 puede que entre en funcionamiento otro detector KAGRA en Japón. El tercero está pensado para 2024 en la India.
(PB) ¿A qué distancia están los cuerpos que producen las ondas?
(AS) Depende. Ahora estamos analizando las posibles señales continuas procedentes de estrellas de neutrones en rotación y solo tenemos posibilidad de ver las que están en nuestra propia galaxia. Sin embargo, cuando se estudiaron los agujeros negros que se fusionaron, estos se encontraban a 1300-1400 millones de años luz en la distancia y el último anunciado recientemente a 3.000 millones de años luz.
(PB) Analizáis un tipo determinado de ondas de fusión de los cuerpos, ¿cómo se puede saber de qué cuerpos viene?
(AS) Las señales de cada cuerpo tienen un perfil muy característico y bien diferenciados. Hay de corta duración (orden de un segundo) o continuas. Para asegurarse que las señales de corta duración sean reales y no un artefacto, se necesitan realizar estudios de coincidencia con al menos dos detectores. En cambio, para las señales continuas, en principio podemos hacer una detección con un solo instrumento.
(PB) ¿Por qué? ¿Qué dificultades se encuentran a la hora de detectar las señales?
(AS) Nuestro instrumento funciona como un micrófono que registra todo el sonido que hay en el universo y recibe las ondas de cualquier elemento, en cualquier posición del cielo. Las señales son minúsculas y producen distorsiones en la distancia en detectores como LIGO por debajo de la milésima de un protón. Simplemente las mareas de los océanos, que circule un avión o mucho viento pueden distorsionar los datos. Por ello, hay que hacer el análisis de forma extremadamente cuidadosa, teniendo en cuenta todos los posibles ruidos extra.
(PB) ¿Puede la detección de estas ondas arrojar más luz a la Teoría del Big Bang?
(AS) Sí, si pudiéramos observar el fondo estocástico cosmológico se podría empezar a probar diferentes teorías de universo primitivo. Tal vez tengamos que esperar veinte años más ya que aún no tenemos sensibilidad para verlo. Conseguirlo podría aportar información sobre cuál es la constante de Hubble, cual es la cantidad de materia y energía oscura que tiene que tener el universo, etc. Es una ciencia realmente espectacular pero aún estamos en los comienzos, solo hemos observado tres señales y tenemos una cuarta como candidata, pero es más débil.
En el momento en que los detectores vuelvan a ponerse en marcha, tendremos mucha más información y seguiremos haciendo más descubrimientos.
(PB) ¿Qué supone la detección de las ondas gravitacionales para la astronomía?
(AS) Es una gran revolución. La detección de las ondas gravitacionales ha marcado el principio de una nueva era en la astronomía. Se ha aportado por primera vez unos instrumentos que han permitido un descubrimiento múltiple: por un lado, observar el impacto directo de lo que hace la onda gravitacional, es decir, de contraer y expandir el espacio tiempo. Por otro, se ha descubierto cómo dos agujeros negros de masas estelares se funden en uno solo, y de unas masas superiores a veinte veces la de nuestro Sol, que no estaba claro que pudiesen existir.
(PB) ¿Crees que desde España se invierte suficiente en este tipo de ámbito?
(AS) En España, desde hace unos años, existe una red temática financiada por el Ministerio de España llamada Red Nacional de Ondas Gravitacionales. Hay un grupo en el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC) trabajando en proyectos espaciales como LISA, y otro grupo de astrofísicos de la Universidad de Valencia (UV) que desde hace un año forman parte del detector europeo VIRGO. Hay un interés creciente, en unos dos años y medio, en España, se organizarán, gracias al apoyo de muchos grupos españoles, dos congresos internacionales conjuntos en Valencia: el Congreso Internacional de Relatividad y Gravitación (GR22), junto con el congreso Amaldi dedicado este último a las ondas gravitacionales.
(PB) ¿Cómo ha sido tu vida como científica?
(AS) Mi vida personal ha sido un vaivén. Trabajé muchos años en el Instituto Max Planck de Física Gravitacional de Alemania, pero decidí venir a España con una plaza de funcionaria en la UIB. Durante los primeros años, lo que hacía era poner toda la docencia en un cuatrimestre y en los momentos libres me iba con licencias de estudios a trabajar en Max Plack durante varios meses al año. Esto funcionó hasta que mi pareja, que también trabajaba en Max Plank de Estados Unidos, y yo deseábamos ampliar la familia.
Aunque se piensa que tradicionalmente es la mujer la que sigue al marido, en este caso fue él quien abandonó su trabajo para tener una plaza de ayudante en una universidad española. Dejamos los viajes y empezamos a nuestro propio grupo de investigación en las Islas Baleares para cuidar de nuestra hija.
(PB) ¿Te ha supuesto algún problema ser mujer?
(AS) Tengo infinitas anécdotas. Hay muchas en las que no sabes si han ocurrido porque eres una mujer o porque mi doctorado era en las Islas Baleares y eso quería decir que no tenía pedigrí. Este es un mundo muy competitivo, pero se tuvieron en cuenta las capacidades, y desde muy pronto me pusieron a liderar grupos de trabajo.
El problema ocurre cuando tienes que compaginarlo con una pareja. Con el tiempo te das cuenta de que, trabajando en el mismo campo, al hombre normalmente no se le pregunta que hace su mujer o si le va a seguir donde vaya. Sin embargo, a la mujer sí se le cuestiona si su marido le va a seguir o se le pregunta que va a hacer si su marido quiere tener hijos.
Sobre la autora
Pilar Bayón es estudiante del Doble Grado de Periodismo y Relaciones Internaciones de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
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