Mary Lea Heger, la astrónoma que descubrió una huella oscura en la luz que nos llega de las estrellas

Vidas científicas

Es fácil olvidar, especialmente para quienes no somos expertos en astronomía, que el espacio está lleno de cosas. Aunque pensemos en él como algo vacío, no lo está en absoluto. Y no se trata solo de las estrellas, los planetas y los asteroides que, evidentemente, sí sabemos que están ahí. Ahí donde creemos que no hay nada, porque no podemos verlo, también hay materia y energía haciendo de las suyas. Muchos fenómenos espaciales se han descubierto, precisamente, porque al observar el espacio no se vio todo lo que se esperaba ver.

Un ejemplo son las bandas interestelares difusas, un fenómeno observado por primera vez por la astrónoma Mary Lea Heger Shane cuando era estudiante. Las bandas interestelares difusas son huellas oscuras en la luz que nos llega de las estrellas, producidas porque en su camino hasta nosotros, esa luz atraviesa otros objetos como nubes de polvo, moléculas orgánicas y otros que se encuentran en el espacio. A día de hoy aún hay dudas de qué es exactamente lo que causa estas huellas, y las investigaciones al respecto siguen activas, buscando conocer mejor el espacio exterior y los elementos que lo componen.

Sodio en el espacio y la huella oscura

Mary Lea Heger Shane. Lick Observatory.

Mary Lea Heger nació el 13 de julio de 1897 en Wilmington, Delaware, Estados Unidos, aunque pronto se mudaron a la zona de San Francisco, California. Ella de hecho estudió allí, en la Universidad de California en Berkeley, donde se licenció en 1919 y comenzó el doctorado, que terminó en 1924 con una tesis que fue uno de los primeros artículos que mencionaba la detección de átomos de sodio en el espacio interestelar. Fue también en este periodo, en 1922, cuando describió por primera vez las bandas interestelares difusas.

Pronto tuvo dos hijos y dejó de trabajar, dedicándose principalmente a cuidar de ellos y a ejercer como anfitriona de los colegas astrónomos de su marido, que dirigía el Observatorio Lick, perteneciente a la Universidad de California y situado en lo alto del monte Hamilton.

Un archivo histórico ordenado y accesible

Tras la visita de una investigadora en busca de documentación para una serie de trabajos académicos, Heger decidió dedicar sus esfuerzos para convertir los cientos de miles de documentos generados por el trabajo en el observatorio desde su inauguración en 1888 en un archivo histórico ordenado y accesible.

Convenció a los responsables del campus de Santa Cruz, donde el observatorio se había trasladado en 1966, de que le cediesen un espacio en la Biblioteca Dean E. McHenry, y formó un equipo de voluntarios que bajo su dirección identificó, clasificó y organizó cientos de documentos, fotografías y recortes. También contaban con numerosas cartas escritas por prácticamente todos los astrónomos americanos de renombre, y muchos europeos. Añadieron a la colección mucha otra documentación que los responsables del Observatorio Lick y sus herederos donaron al archivo.

Mary Lea Heger murió el 13 de julio de 1983, el mismo día que cumplía 86 años, a causa de un ataque al corazón.

Referencias

Sobre la autora

Rocío Benavente (@galatea128) es periodista.

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