Graciela Chichilnisky es una matemática y economista argentino-norteamericana de renombre mundial, especialista en cambio climático, que el Washington Post incluye en la «A-List Star» y que apareció en la revista Time, en 2009, en el apartado de «Héroes del Medio Ambiente«. Es autora del concepto de mercado de carbono del Protocolo de Kyoto de la ONU, que se convirtió en ley internacional en 2005. También creó el concepto de Necesidades Básicas, aceptado por 153 naciones en la Cumbre de la Tierra de la ONU en 1993, siendo la piedra angular del desarrollo sostenible, y en 1996 creó la teoría formal de Desarrollo Sostenible que se utiliza en todo el mundo. Chichilnisky participó como representante estadounidense en el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, grupo que recibió el Premio Nobel en 2007.
Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1944 en una familia de inmigrantes judíos rusos. Cuando el 29 de julio de 1966, durante La Noche de los Bastones Largos, el gobierno militar argentino cerró violentamente las facultades científicas de la Universidad de Buenos Aires, Chichilnisky tuvo que exiliarse.
Sin tener todavía ningún título universitario, Chichilnisky fue admitida en el programa de doctorado en matemáticas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde además consiguió una beca de la Fundación Ford. En 1968, se trasladó a la Universidad de Berkeley, California, donde completó su doctorado en matemáticas en 1971, escribiendo su tesis bajo la supervisión de Jerrold E. Marsden. Posteriormente, en 1976, obtuvo un segundo doctorado en economía bajo la dirección de Gérard Debreu, matemático y economista francés que fue Premio Nobel de Economía en 1983.
Después de los estudios postdoctorales en las Universidades de Harvard y Stanford aceptó un puesto como profesora asociada en Columbia, en 1977, donde posteriormente consiguió una plaza de profesora en 1979. Mientras permanecía en la Universidad de Columbia, fue profesora de la UNESCO de matemáticas y economía entre 1995 y 2008. También obtuvo una plaza en economía de la Universidad de Essex desde 1980 a 1981 y ha sido profesora visitante en otras muchas universidades. Catedrática de la Universidad de Columbia desde 1980, dirigió el Programa de Información y Recursos (PIR) desde su fundación en 1994. Este programa recibió, en 1995, apoyo por parte de la UNESCO.
Es autora de 14 libros y de más de 250 artículos científicos sobre economía, finanzas y matemáticas publicados en revistas académicas como Nature, American Economic Review, Transactions of the American Mathematical Society, y el Journal of Mathematical Economics, así como de colaboraciones en populares medios de comunicación, como Time o Financial Times; además de comentarista habitual en CNN, ABC, BBC News y Bloomberg News.
En 1985 fundó, presidió y fue Directora Ejecutiva de una exitosa empresa de telecomunicaciones financiera, FITEL, con sedes en Nueva York, Londres y Tokio, que fue vendida en 1990 en Japón; y de 2000 a 2004 fue Directora Ejecutiva y Presidenta de otra exitosa compañía de tecnología financiera, Cross Border Exchange, propiedad de JP Morgan.
Entre los reconocimientos académicos que ha recibido hasta el momento podemos destacar el Premio Lief Johansende la Universidad de Oslo (1995) y la Cátedra Salimbeni de la Universidad de Siena (curso 1994-95).
Además asesora diversas organizaciones internacionales como el Capital Institute, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo o la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC) en las áreas de economía y política ambiental internacional.
Figura como Directora del Departamento de Información, Recursos y Economía de la UNESCO; miembro del UK Climate Bonds Initiative; miembro de Mediterranean College; miembro del Gabinete Presidencial del Banco Central de Argentina y consultora activa de la ONU sobre negocios internacionales e industria financiera global de derivados y reaseguros; ex-miembro de la Junta de Consejeros del National Resources Defense Council; miembro de las juntas editoriales de varias revistas profesionales (como Advances in Applied Mathematics, Review of Economic Studies, Economic Letters, Journal of International Trade and Economic Development o Journal of Development Economics); miembro de las asociaciones americanas de Economía, de Estadística, de Matemáticas y de Química.
Entre sus contribuciones más relevantes podemos mencionar:
- la propuesta y diseño del “mercado de comercio de emisiones de bonos de carbono” que subyace en el Protocolo de Kyoto;
- la creación del término “desarrollo sostenible”;
- la introducción del concepto de “necesidades básicas” adoptado por más de 150 países en la Agenda 21 de la ONU como estrategia de desarrollo sostenible;
- la introducción del concepto de “catastrophe bundles” para manejar riesgos ambientales;
- la propuesta de creación de un Banco Internacional de Transacciones Ambientales, en 1995, para regular el intercambio de permisos de emisión de carbono, que formó parte del Protocolo de Kyoto alcanzado entre 166 naciones en 1997;
- en Teoría del Comercio Internacional, construyó un ejemplo de “paradoja de transferencia”, donde una transferencia de mercancías de un donante a un receptor puede hacer que aparezca transferencia desde el receptor en peores condiciones al donante mejor posicionado;
- en Economía del Desarrollo dio ejemplos de estrategias de crecimiento impulsadas por las exportaciones de países en desarrollo que podrían dar lugar a resultados pobres, paradójicamente, a causa de los rendimientos crecientes a escala en las tecnologías de los países desarrollados;
- en Teoría de Elección Social, introdujo un modelo continuo de decisiones colectivas en el que se aplica la topología algebraica para lograr resultados sorprendentes; siguiendo sus iniciativas, la elección social continua se ha desarrollado como una subdisciplina a nivel internacional;
- en 2009 publica, con K.A. Sheeran, Saving Kyoto, sobre el comercio del carbón;
- en 2010, publica La Economía del Cambio Climático.
Durante las décadas de 1980 y 1990 algunas de las investigaciones de Chichilnisky se hicieron en colaboración con el economista matemático Geoffrey M. Heal, que fue colega suyo en Essex y Columbia, pero en 1994 Chichilnisky demandó a otros dos profesores de economía, acusándolos de robar sus ideas.
Chichilnisky también ha estado demandando a la Universidad de Columbia de forma intermitente desde 1990, alegando discriminación de género y desigualdad salarial.
La demanda original de 1991 surgió por los salarios y la posibilidad de promoción de las mujeres. Después de dos años de demandas y contrademandas la universidad llegó al acuerdo de pagarle medio millón de dólares por daños, aumentarle el sueldo a 60.000 dólares y ascenderla a profesora de la UNESCO, con un bonus de 50.000 dólares. Columbia también aumentó el salario de otras cuatro mujeres y ayudó a pagar los gastos del instituto de investigación PIR. En 1996 la universidad publicó un informe sobre la desigualdad de salarios, reconociendo la brecha salarial existente entre hombres y mujeres.
En 2000, los términos del acuerdo se habían agotado. Columbia quería revisar las condiciones del profesorado UNESCO, dejando de pagar a Chichilnisky por ello. La universidad también congeló su acceso a los 2 millones de dólares que ella había conseguido para el instituto. Chichilnisky consiguió una suspensión cautelar del bloqueo de esa partida que evitaba posteriores interrupciones del trabajo del PIR. Finalmente Columbia le devolvió su puesto UNESCO pero no descongeló los fondos del PIR.
En 2005 la universidad cerró su despacho del Departamento de Estadística que había utilizado para el PIR. Columbia decía que ella infrautilizaba el espacio, pero ella alegó que su otro despacho –el que le correspondía en la Facultad de Economía– no servía para atender al alumnado. Chilchinisky volvió a demandar a Columbia y la universidad replicó que ella había llevado a cabo mucho de su trabajo fuera del ámbito de sus obligaciones universitarias descuidando la docencia. La universidad decía que además su trabajo fuera le había aportado millones de dólares. Ella alegó que la universidad los animaba a asesorar a empresas externas y solicitó a otros colegas que la apoyasen.
Este último caso fue resuelto en 2008 bajo términos no revelados. El New York Sun informó que Chichilnisky recibió 200.000 dólares, “una cantidad sustancial de dinero”, dijo Chichilnisky, “y eso tiene que ver con quién tiene razón y quién está equivocado”.
Hay varias razones por las que Graciela Chichilnisky es considerada una innovadora. Su trabajo presenta mecanismos innovadores de mercado para reducir las emisiones de carbono, la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.
Además de ser la artífice del “mercado del carbono” del Protocolo de Kyoto y la creadora del término “desarrollo sostenible”, su más reciente empresa –la planta piloto Global Thermostat en Silicon Valley, California– ofrece una solución innovadora a la eliminación de CO2. La tecnología que utiliza toma calor residual de una planta de generación de energía solar y lo almacena gracias a un refinado proceso químico que (aparentemente) absorbe el carbono del aire. El hecho de que, de acuerdo con Chichilnisky, sean capaces de reasignar esta energía de bajo coste es la clave: otras técnicas de captura de carbono no han despegado debido a que consumen demasiada energía para secuestrar el carbono, por lo que son poco rentables. Global Thermostat estima que su proceso puede eliminar 5 libras de CO2 por kwh de electricidad, a diferencia de las centrales eléctricas de carbón que actualmente (en los EE.UU.) emiten 2 libras de CO2 por cada kwh de electricidad creada.
Las afirmaciones de Chichilnisky y su innovación invierten el actual paradigma según el cual la obtención de más energía produce más emisiones. Con su planta piloto insiste en que se produce más energía, mientras que las emisiones de carbono se reducen. Este es un camino demasiado utópico para muchos ecologistas que creen que el único modo de evitar el desastre es el apagón energético.
Global Thermostat es la encarnación de la optimista opinión de Chichilnisky de que es posible una “solución técnica” al calentamiento global, y con ella Chichilnisky está además decidida a demostrar que también es económicamente viable. En palabras suyas “el primer principio para la creación de un cambio que sea real es hacer que ese cambio sea rentable.”
Referencias
- Página personal
- CV de Graciela Chichilnisky
- Página de Global Thermostat
- Lucy Siegle, Graciela Chichilnisky’s innovation: carbon capturing, The Guardian, 14 noviembre 2010
- Página Columbia University
- Columbia and Graciela Chichilnisky: A Legal History, Bwog Columbia Student News, 1 de julio de 2008
- Página de wikipedia
Sobre la autora
Amelia Verdejo Rodríguez es doctora en matemáticas y profesora del Departamento de Matemáticas de la UVigo. Su página web es Matemáticas en pie de Igualdad.
1 comentario
[…] bonos de carbono no son algo nuevo, inicialmente los propuso la economista argentina Graciela Chichilnisky en 1993, luego en 1997 fue incluido dentro de los mecanismos de desarrollo limpio del Protocolo de […]