En un mundo de racismo imperante, como era el de Estados Unidos en la década de 1960, la figura de la química Bettye Washington Greene tiene el inmenso valor de haber logrado romper fronteras que eran inimaginables para la inmensa mayoría de las afroamericanas de mediados del siglo pasado. En 1965, el mismo año que se aprobó conocida Ley de Derecho al Voto (en inglés, Voting Rights Act of 1965) que permitía la no discriminación por razón de raza de cualquier persona en unas elecciones en Estados Unidos, Bettye conseguía publicar su tesis doctoral en química, un área de la ciencia a la que dedicó su vida. Hasta ese momento, la doctora ni siquiera hubiera podido votar si no demostraba antes que estaba alfabetizada o pagaba sus impuestos, algo que sin duda cumplía pero que no se exigía a la población blanca.
Bettye, que llegó a tener numerosas patentes de productos hechos con látex, como un adhesivo o recubrimientos para materiales, fue la primera mujer afroamericana que logró trabajar como profesional en la multinacional Dow Chemical, todo un hito en tiempos en los que el Ku Klux Klan asesinaba impunemente a los líderes que luchaban porque se reconocieran sus derechos civiles.
Había nacido como Bettye Washington en Fort Worth, Texas, en 1935, y en su infancia acudió a escuelas públicas segregadas, es decir, en las que el color de su piel marcaba su educación y su posible destino. Pero en su caso no fue así. Si bien no se sabe mucho de su familia, lo que está claro es que se la animó, o en todo caso no se la coartó, para que continuara con sus estudios. Posteriormente, asistió al Instituto Tuskegee, en la localidad del mismo nombre de Alabama, y se graduó con una licenciatura en química en 1955. Ese mismo año, se casó con William Miller Greene, un ex capitán de la Fuerza Aérea con el que tuvo tres niños.
Llegada a la gran multinacional
Joven y con ningún afán por convertirse en la tradicional ama de casa y madre de su época, después de la boda ingresó en un programa de doctorado en química en la Universidad Estatal de Wayne en Detroit (Michigan), donde trabajó con el químico y físico alemán Wilfred Heller (1903-1982), obteniendo su doctorado en 1962. Su tesis doctoral, finalmente publicada tres años después como libro, tuvo por título Determination of Particle Size Distributions in Emulsions by Light Scattering.
El hecho de que ese 1965 fuera contratada para trabajar en el Laboratorio de Investigación EC Britton de la empresa Dow Chemical la hizo entrar en las páginas de la historia, pues hasta entonces esas puertas sólo la habían traspasado afroamericanas para tareas de limpieza o de índole menor; además, todos sus compañeros eran fundamentalmente del sexo masculino. Dow Chemical, fundada a finales del siglo XIX para producir y vender cloro, ya era una de las más grandes empresas químicas del mundo, con infinidad de patentes en su haber y un gran prestigio. El campo de trabajo en el que se volcó Bettye fue la química coloidal y más específicamente la del látex, incluida la interacción entre el látex y el papel, a lo que dedicó mucho esfuerzo.
Diez años después de su llegada a la compañía, fue ascendida al puesto de especialista en una investigación principal, otro hito en una carrera en la que gracias a sus experimentos científicos obtuvo varias patentes para diversas modificaciones del látex, incluidos unos adhesivos novedosos en forma de láminas de polímero de este material que compuso con fósforo, que hoy es la base de la cinta adhesiva recubierta de látex. En 1973, se unió a la División de Investigación de Polímeros Diseñados para desarrollar algunos que pudieran mejorar el látex, un material para el que no dejaban de buscarse nuevas aplicaciones y con el que hoy se fabrican más de 40 000 productos cotidianos para infinidad de sectores, como pueden ser la sanidad o la industria. En sus artículos científicos, que continúan siendo muy citados, Bettye analizaba las diferentes propiedades que contribuyen a la redispersión del látex, así como trabajos sobre metodologías para determinar la tensión superficial de líquidos o soluciones. Además de sus patentes de adhesivos, que hoy podemos identificar en algunos apósitos para heridas, también obtuvo otras de látex estables.
Bettye Washington Greene fue también la fundadora de la asociación de antiguos alumnos de Midland y de la hermandad de mujeres Delta Sigma Theta, un grupo de servicio público nacional que busca poner en valor el trabajo con mujeres afroamericanas. Más recientemente, ha sido catalogada como una de las químicas negras más influyentes de las últimas tres décadas.
En 1990, se jubiló y dejó Dow Chemical, pero falleció unos pocos años después, en 1995, cuando tenía 60 años.
Referencias
- Bettye Washington Greene, Academic influence
- Kativa, Hillary. From African-American History to Women’s History Month: Today we celebrate Dr. Betty Greene, Chemical Heritage Foundation
- https://en.wikipedia.org/wiki/Bettye_Washington_GreeneBettye Washington Greene, Wikipedia
Sobre la autora
Rosa M. Tristán es periodista especializada en la divulgación científica y ambiental desde hace más de 20 años. Colabora de forma habitual en diferentes medios de prensa y radio de difusión nacional.