La Medalla Fields es el premio científico más reconocido en el campo de la investigación matemática. Una de sus reglas es que no se concede a nadie que sea mayor de 40 años, con la intención, en teoría, de fomentar el pensamiento innovador en los jóvenes matemáticos, pero también bajo la asunción de que si a los 40 años no has tenido tu genial idea matemática, es que ya no la tendrás nunca.
Pero este pensamiento deja fuera a todos los que antes de tener su idea genial vivieron vidas distintas, a veces cercanas a las matemáticas pero en otros campos, cultivando otros intereses y decidiendo, en un momento de madura valentía, dar un giro a sus vidas y elegir caminos nuevos. Gente que se reinventó y que se reinventa y que pone a prueba esa idea del genio precoz como única narrativa interesante en el progreso de la ciencia y el conocimiento. Cecilia Berdichevsky fue una de estas personas.

De Polonia (hoy Bielorrusia) a las afueras de Buenos Aires
Cecilia Berdichevsky, nombrada al nacer Miriam Tuwjasz, nació el 30 de marzo de 1925 en Vidzy, hoy perteneciente a Bielorrusia pero por entonces parte de Polonia. A pesar de haber nacido en la misma casa que su madre y que su abuela, una era polaca, otra era lituana y la otra, rusa.
No vivió en esa convulsa zona de Centroeuropa demasiado tiempo. Proveniente de una familia judía, y ante las crecientes tensiones que este grupo de población sufrió en la época de entreguerras, la familia Towjasz emigró siendo ella muy pequeña. Cuando tenía cuatro años, Míriam y su familia se asentaron en uno de los barrios periféricos de Buenos Aires, la capital de Argentina. Fue entonces cuando la rebautizaron como Cecilia.
Su padre murió poco después y su madre se volvió a casar con un hombre de posición económica desahogada, lo que le dio la oportunidad de crecer de una manera muy distinta a lo que habría sido su juventud si hubiesen vivido en una parte de Europa que vivió una guerra devastadora, especialmente contra los judíos.
Pasó su infancia y adolescencia en Avellaneda, siendo una buena estudiante a la que le encantaban las matemáticas, materia en la que destacaba en el instituto. Tras graduarse, pensó que había dos formas de dedicarse a las matemáticas: una de ellas era estudiar un grado de matemáticas en la universidad, y la otra era formándose como contable. Pensando que con esta segunda opción tenía más posibilidades de encontrar un trabajo, se decantó por esta, y después obtuvo el título de Certificación en Contabilidad Pública. Sin tener una gran pasión por esta área, ejerció como contable durante una década.
Una frustrante carrera como contable
Cecilia se casó también con un doctor adinerado, un gastroenterólogo al que se le reconoce la llegada de las endoscopias a Argentina, y adoptó su apellido, Berdichevsky. Tenía una vida tranquila y un trabajo estable, pero se consideraba insatisfecha con su faceta profesional.
En 1955 acompañó a su marido que estaba pasando un año trabajando en París. Allí conoció a Manuel Sadosky, conocido como el padre de la computación en Argentina, al que habló de su frustrado interés por las matemáticas y su frustrante carrera como contable. Él le comentó que impartía algunos cursos puntuales en la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, pero ella prefirió matricularse formalmente para realizar los estudios completos.
Berdichevsky tenía 31 años cuando comenzó sus estudios universitarios. Era notablemente mayor que sus compañeros de clase. En la universidad tuvo su primera experiencia programando el nuevo Ferranti Mercury que había adquirido el departamento, y que pronto pasó a ser conocido como Clementina, después de que alguien lo utilizase para hacer sonar la canción Oh my darling, Clementine, muy popular en aquella época. Tras una formación particular en una sola tarde, Berdichevsky consiguió resolver un complejo problema de física en el que llevaba meses trabajando, sin éxito.

En ese momento Clementina era el ordenador con mayor potencia que existía en Argentina, había costado 300 000 dólares estadounidenses y medía 18 metros de largo, y fue el primer gran ordenador usado con fines científicos y de investigación en el país. Ese mismo año una empresa de Buenos Aires instaló el primer IBM 1401.
La gran experta Argentina en el idioma de Clementina
Berdichevsky estuvo en el centro de ese impulso de innovación. Estudió computación con Cicely Popplewell, una ingeniera inglesa que había trabajado en Manchester con Alan Turing años antes. Ella la animó a desarrollar y aplicar el primer programa que se utilizó en aquella primera gran computadora, que requirió de avanzados cálculos aritméticos. Se trataba de un sistema fotoeléctrico que iba leyendo en una cinta de papel continuo perforada las instrucciones, que luego Clementina ejecutaba para dar en unos pocos segundos los resultados requeridos.
Gracias a sus progresos y logros, en 1962 recibió una de las dos becas que el Centro Internacional de Computación ofreció a estudiantes argentinos para continuar sus estudios primero en Londres y luego en Francia. La segunda beca quedó desierta porque nadie más en el país tenía la experiencia y conocimientos exigidos. Volvió a Argentina el año siguiente como una de las mayores expertas del mundo en la computadora Clementina. Ella misma explicaba que ese trabajo estaba marcado por muchos aspectos distintos que había que conocer y dominar: “sus características, estructura y capacidades operativas, los lenguajes, las rutinas, las librerías… El Mercury no podía llevar a cabo más de una operación al mismo tiempo, y debía ser una de las tres operaciones aritméticas básicas: suma, resta y multiplicación”.
En cuanto a los recursos que había que conocer, estos incluían un lenguaje automático, un ensamblador llamado Pig2 y un lenguaje de programación avanzado, lo que se conoce como un compilador, llamado Autocode. Más adelante otro, llamado Comic, sustituyó al Autocode. Todavía harían falta años para que se desarrollasen programas que pudiesen ser utilizados en distintos equipos, en aquella época se desarrollaba un compilador para cada modelo de ordenador. Además de su trabajo como científica de computación, Berdichevsky era profesora de prácticas de la asignatura de Cálculo Numérico I, junto a su mentor Manuel Sadosky, que era también el vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires.
El golpe de estado y el fin de la investigación
Trabajó con él hasta el golpe de estado de 1966 que instauró en Argentina una dictadura militar que impuso un estricto control sobre el trabajo en las universidades, hasta entonces autónomas en su docencia e investigación. Esto provocó intensas protestas y encierros por parte de estudiantes y profesores, lo que desembocó en la violenta represión de la conocida como la Noche de los Bastones Largos el 29 de julio de 1966. Esa noche los militares desalojaron violentamente a los estudiantes y profesores que habían ocupado la universidad y otras instituciones académicas, y muchos de ellos, incluido Sadosky, tuvieron que exiliarse en el extranjero. Dos años después, Clementina fue desmantelada.

Berdichevsky continuó en Argentina por motivos familiares, pero comenzó otra vía profesional, si bien relacionada con su actividad académica anterior, y de 1966 a 1970 fue una de las directoras y contable de la compañía Asesores Científicos Técnicos, que Sadosky y otros dos socios habían fundado años antes.
En 1984 comenzó a trabajar para la Caja Nacional de Ahorro y Seguro de Argentina, donde fue primero asesora informática para el presidente y después Directora General de Servicios Informáticos. Durante sus últimos años de carrera fue representante de la Sociedad Argentina de Informática e Investigación Operativa (SADIO), miembro de la Sociedad Argentina de Tecnología de la Información y de la Federación Internacional de Procesamiento de la Información (IFIP).
Berdichevsky sufrió un ictus en 2007 y murió tres años después, el 28 de febrero de 2010.
Referencias
- Cecilia Berdichevsky, Wikipedia
- Maruglobina, Mujeres en STEAM: ¿Quién fue Cecilia Tuwjasz de Berdichevsky?, Medium, 23 septiembre 2019
- Clementina, la memoriosa, Clarín, 8 diciembre 2015
- Cecilia Berdichevsky, MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews
- Alejo Zagalsky, Cecilia Berdichevsky, mi tía abuela, la primera programadora de Clementina, TN, 7 diciembre 2021
- Hernán Huergo, Para mi amiga Cecilia Berdichevsky, en su cumpleaños número 80, DINOS y DINAS de la Informática en la Argentina, 31 marzo 2005
Sobre la autora
Rocío Benavente (@galatea128) es periodista.