Helen Dick Megaw (1907-2002) fue una científica irlandesa cuyas contribuciones ayudaron a sentar las bases de la cristalografía moderna, una disciplina clave para campos tan diversos como la ciencia de materiales, la farmacología o la electrónica. Su trayectoria vital y profesional fueron testigo de la curiosidad y el talento de una mujer muy comprometida con la difusión del conocimiento científico.

Helen Megaw nació el 1 de junio de 1907 en Dublín, Irlanda, en el seno de una distinguida familia norirlandesa. Su padre, Robert Dick Megaw, era abogado y político, y su madre, Annie McElderry, profesora de matemáticas. Helen mostró gusto e interés por las ciencias desde muy joven, algo inusual en una época en la que la educación que recibían las chicas era aún limitada. Tras su paso por varios centros educativos de Irlanda y Reino Unido, en 1926 pudo matricularse en el Girton College de la Universidad de Cambridge, fundado exclusivamente para mujeres. Aunque inicialmente había optado por la Queen’s University de Belfast por motivos financieros, una beca le permitió cumplir su sueño de estudiar en Cambridge. Su plan era estudiar matemáticas, pero su gusto por la química y el consejo de una profesora la llevaron a decantarse por las ciencias naturales, con menciones en química, física y mineralogía.
Fue precisamente esta última asignatura, elegida casi al azar, la que marcaría su destino profesional. Helen, que hubiese preferido la geología, se inclinó por el estudio de los cristales gracias a una directora de estudios que intuyó su talento para la observación y el pensamiento espacial. La mineralogía era un campo que comenzaba a desarrollarse en aquella época debido a los avances en la técnica de cristalografía de rayos X.
Descifrando los secretos del hielo…
Tras graduarse en 1930, su carrera investigadora despegó bajo la tutela del físico John D. Bernal –científico de renombre y uno de los primeros reconocer el potencial de la cristalografía de rayos X para estudiar compuestos químicos– en los prestigiosos Laboratorios Cavendish de Cambridge. En su tesis doctoral (1934), Megaw abordó temas complejos como la expansión térmica de los cristales, los enlaces de hidrógeno del mineral hidrargilita y, especialmente, la estructura cristalina del hielo. Su trabajo sobre las diferencias en los enlaces de hidrógeno de los diferentes tipos de hielo fue pionero y, en reconocimiento a sus contribuciones en este campo, desde 1962 una pequeña isla en la Antártida lleva su nombre: la Isla Megaw.
Helen realizó estancias postdoctorales en Viena y Oxford y luego se dedicó a la enseñanza secundaria durante algunos años. Este hecho la alejó de la investigación académica, pero alimentó su vocación por la educación.
… y las estructuras de los materiales ferroeléctricos
La Segunda Guerra Mundial modificó el rumbo de muchas carreras, y la de Megaw no fue una excepción. En 1943 fue contratada por Philips Lamps Ltd, una empresa dedicada a la investigación y desarrollo de tecnología electrónica. Allí desentrañó la estructura cristalina del titanato de bario, un material de enorme importancia en la fabricación de condensadores, sensores de presión y otros dispositivos electrónicos. Este material ferroeléctrico cristaliza en la llamada estructura de perovskita; su descubrimiento posicionó a Helen como una autoridad internacional en el estudio de estas estructuras cristalinas que a día de hoy siguen siendo clave para el avance de ciertas tecnologías. Dada la importancia estratégica de estos materiales, gran parte del trabajo de Helen fue clasificado y se le permitió publicar sus investigaciones sobre la estructura con la condición de no mencionar las propiedades útiles.

Retorno a Cambridge
En 1946 volvió a incorporarse a los Laboratorios Cavendish de Cambridge, donde permanecería durante el resto de su carrera científica. Allí combinó su labor investigadora con la enseñanza y la dirección de estudios en el Girton College.
Megaw prosiguió con el estudio de las estructuras y transiciones de fase de los materiales ferroeléctricos y su trabajo contribuyó significativamente a la comprensión de la base estructural de esta propiedad de los materiales. A pesar de las limitaciones tecnológicas de la época —no había ordenadores potentes ni software de modelización— Helen fue capaz de intuir y describir con precisión la complejidad de muchas estructuras cristalinas; tenía una capacidad extraordinaria para visualizar los átomos en el espacio sin más ayuda que su mente. Es esta etapa también se interesó por la estructura cristalina de los feldespatos, materiales que abundan en la corteza terrestre.
Más allá de sus descubrimientos, Helen Megaw fue mentora y un modelo a seguir para muchas personas de su campo. Era conocida por la generosidad con la que compartía su conocimiento y tiempo con las y los estudiantes.
En 1957 Megaw publicó Ferroelectricity in Crystals, considerado el primer libro de texto sobre materiales ferroeléctricos. La obra sintetizaba décadas de investigación y se convirtió en un texto de referencia sobre la materia. Años más tarde, en 1973, publicaría Crystal Structures: a Working Approach, libro que denotaba su compromiso con la enseñanza de la cristalografía.
Creativa dentro y fuera del laboratorio
Uno de los trabajos más singulares que Helen Megaw desempeñó en su carrera ocurrió fuera del laboratorio, cuando fue invitada a participar como asesora científica en el Festival of Britain de 1951, un gran evento cultural que buscaba celebrar la creatividad británica tras la Segunda Guerra Mundial. Colaboró con diseñadores y artistas para incorporar patrones cristalográficos a materiales textiles, cerámica y mobiliario que se emplearían para decorar el evento. Gracias a su intervención, estructuras geométricas que son invisibles al ojo humano se transformaron en elementos de diseño hermosos y visibles para toda la ciudadanía.
La iniciativa no solo mostró la belleza inherente de la cristalografía, sino que también demostró la relevancia de la ciencia en la vida cotidiana y el diseño. Algunos de los objetos creados para la ocasión se conservan en el Museo Victoria & Albert y el Museo de Ciencia de Londres.
Reconocimiento a su carrera
Helen Megaw se jubiló en 1972 y regresó a su hogar familiar en Ballycastle, Irlanda del Norte, para dedicarse a su otra pasión, la jardinería, aunque mantuvo su interés por los materiales ferroeléctricos y continuó colaborando como revisora de revistas científicas.
En 1989 se convirtió en la primera mujer en recibir la Medalla Roebling de la Sociedad Mineralógica de los Estados Unidos, la más alta distinción que otorga esta organización. Además de la Isla Megaw en la Antártida, el mineral megawita también lleva su nombre. Recibió doctorados honoríficos por la Universidad de Cambridge en 1967 y por la Queen’s University de Belfast en 2000.
Helen Dick Megaw falleció a causa de un derrame cerebral el 26 de febrero de 2002, a los 94 años. Muchos de sus documentos personales y cuadernos de investigación pueden encontrarse en el archivo del Girton College de la Universidad de Cambridge.
Referencias
- Helen Dick Megaw (1907-2002), Dictionnary of Ulster Biography
- Mike Glazer, Helen D. Megaw (1907–2002) and Her Contributions to Ferroelectrics, IEEE Transactions on Ultrasonics, Ferroelectrics, and Frequency Control 68 (2021) 334-338
- Mike Glazer, Helen Megaw (1907 – 2002), ACA History, 2018
- J.M.D. Coey, Megaw, Helen Dick, Dictionary of Irish Biography
- Helen Megaw, Wikipedia
Sobre la autora
Edurne Gaston Estanga es doctora en ciencia y tecnología de los alimentos. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en organizaciones que fomentan la difusión del conocimiento de la ciencia y la tecnología.