Hilda Lyon, la mujer que dio forma al futuro de la aerodinámica

Vidas científicas

Matemática de formación, las ideas de la científica británica Hilda Margaret Lyon (1896-1946) transformaron el diseño de dirigibles y submarinos, dejando una huella profunda pero poco conocida en la historia de la ciencia y la tecnología.

Hilda Margaret Lyon. The Engineer.

Hilda Margaret Lyon nació el 31 de mayo de 1896 en Market Weighton, una pequeña localidad del condado de Yorkshire, Inglaterra. Creció en un contexto modesto: era la benjamina de cuatro hermanos nacidos de un matrimonio que regentaba una tienda de ultramarinos. Mostró una clara inclinación por las matemáticas desde pequeña, lo que la llevó a cursar sus estudios en la reconocida Beverley High School y posteriormente en el Newnham College, división para mujeres de la Universidad de Cambridge. Allí obtuvo una licenciatura en Matemáticas en 1918, aunque su título tardaría treinta años en ser equiparado al de los estudiantes varones –Cambridge no otorgó títulos universitarios completos a las mujeres hasta 1948–.

Tras graduarse, Hilda se sumergió en el campo de la aviación, una industria que florecía con el final de la Primera Guerra Mundial. Realizó un curso en el Ministerio del Aire del Reino Unido sobre análisis de tensiones de aviación y consiguió un trabajo como asistente técnica allí. No tardó en darse cuenta de que ese puesto resultaría más limitante que estimulante para su carrera –como mujer matemática, allí tenía pocas oportunidades para asumir responsabilidades o promocionar–, por lo que renunció al ministerio para realizar un viaje sabático de seis semanas a Suiza con su hermana. Aquel sería el primero de sus desplazamientos internacionales, una constante en su carrera.

Posteriormente trabajó como asistente técnica de aeronaves en varias empresas, incluyendo fabricantes como Siddeley-Deasy y Parnall, donde se ocupó de proyectos ambiciosos que requerían análisis y cálculos matemáticos complejos. Su talento no pasó desapercibido: sobre 1922 fue admitida como miembro en la Real Sociedad Aeronáutica del Reino Unido, lo que representaba un hito en un entorno dominado por hombres.

El reto de los dirigibles rígidos: R100 vs R101

El período de entreguerras vio al gobierno del Reino Unido embarcarse en un ambicioso programa de dirigibles rígidos –aeronaves autopropulsadas que tienen control de dirección–, con la esperanza de modernizar las comunicaciones internacionales y transportar tropas. El gobierno financió el trabajo de dos equipos que se establecieron en competencia: uno comercial en Howden, el R100, y otro liderado por el Ministerio del Aire en Cardington, el R101, donde Hilda Lyon encontró un lugar en 1925. Fue una de las pocas mujeres que se unió al equipo técnico de Royal Airship Works encargado del desarrollo aerodinámico de la que sería la máquina voladora más grande –223 metros de largo– jamás construida hasta la llegada del dirigible Hindenburg.

R100 sobrevolando Toronto (1930) y R101 el día de su primer vuelo (1929). Wikimedia Commons.

La competencia entre los dos equipos era feroz. El R100 fue el primero en obtener el certificado de aeronavegabilidad y realizó un exitoso vuelo de 79 horas a Canadá en diciembre de 1929. Los permisos del R101 tardaron en llegar, y puede que lo hicieran con parte de las investigaciones y pruebas necesarias aún incompletas. El dirigible R101 partió de Cardington con destino a Karachi el 4 de octubre de 1930, llevando a más de cincuenta personas a bordo, entre ellas el Secretario de Estado del Aire. La máquina se estrelló en Francia al día siguiente, matando a casi la totalidad de las personas a bordo. Como consecuencia directa de la tragedia, el gobierno británico decidió suspender el programa de dirigibles, y el R100 fue desmantelado. Sin embargo, Hilda había recopilado ya los datos necesarios para publicar un importante artículo sobre la resistencia de los marcos transversales de dirigibles rígidos en 1930, por el que fue la primera mujer en recibir el Premio Memorial R38 de la Real Sociedad Aeronáutica.

Hilda Lyon, que había tenido la oportunidad de participar en los vuelos de prueba del R101 anteriormente, no se encontraba a bordo en el fatídico accidente, ya que poco antes había recibido una beca y había dejado su puesto en Cardington para estudiar en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por las iniciales de su nombre en inglés) de Estados Unidos.

Inventora de la “forma Lyon”

En el MIT, Hilda trabajó en túneles de viento experimentales y laboratorios de ingeniería. Sus investigaciones la llevaron a identificar la forma óptima para un dirigible, hoy conocida como la «forma Lyon», una revolucionaria silueta aerodinámica inspirada en la gota de agua –forma redondeada en la parte delantera que se estrecha hasta un punto en la parte trasera–. Este diseño, que reducía significativamente la resistencia al avance en fluidos, demostró ser igual de aerodinámico que otros, pero ofrecía más espacio para el gas de elevación, componente esencial que determina la flotabilidad en los aerostatos.

El trabajo de investigación que le valió una maestría no fue meramente teórico ni influyó únicamente en el campos de los dirigibles; en 1953 la forma Lyon se incorporó al diseño del submarino USS Albacore, convirtiéndose en el casco prototipo para casi todos los submarinos posteriores de EE. UU. y otros países.

Submarino Albacore probándose en el túnel de viento en Langley. Wikimedia Commons.

Después de su estancia en el MIT, Hilda continuó su trayectoria en Gotinga, Alemania, donde se incorporó al que hoy se denomina Instituto Max Planck de Dinámica y Autoorganización bajo la tutela del pionero de la ingeniería aeronáutica Ludwig Prandtl. Allí se sumergió en la élite internacional del estudio de la aerodinámica, ampliando su red académica y su visión técnica, hasta que su estancia se vio interrumpida por la enfermedad de su madre. La científica decidió regresar a Yorkshire para cuidarla.

De regreso al Reino Unido

Hilda convirtió en una oportunidad lo que para otras personas de la época habría significado el fin de su carrera. Decidió trabajar desde casa –y muchas bibliotecas universitarias– para poder conciliar su vida personal y profesional. Así, durante los dos años previos al fallecimiento de su madre en 1934, la científica publicó sendos artículos científicos sobre aerodinámica y efectos de capa límite, lo que ayudó a forjar su figura como autora de referencia en la materia.

En 1937 volvió a trabajar a tiempo completo cuando el Royal Aircraft Establishment creó el puesto de Oficial Científica Principal. Allí se centró en estudios de succión de capa límite en túneles de viento y de estabilidad aerodinámica. Más tarde se convirtió en la responsable de la Sección de Estabilidad y también fue miembro del Aeronautical Research Council, un consejo asesor que impulsaba la investigación aeronáutica en el Reino Unido.

Hilda Margaret Lyon tuvo una muerte prematura. Falleció el 2 de diciembre de 1946 a los 50 años, debido a complicaciones de una intervención quirúrgica. Casi cayó en el olvido hasta que su biografía fue publicada en 2019. Desde ese mismo año, una placa colocada en la fachada del antiguo comercio de su padre en Market Weighton, hoy reconvertido en un supermercado, honra su memoria. Un libro publicado en 2020 narra la trayectoria vital y profesional de esta mujer que fue pionera de la aerodinámica y la ingeniería aeronáutica en una época en la que muy pocas mujeres tenían acceso a estudios superiores, y menos aún a carreras técnicas.

Referencias

Sobre la autora

Edurne Gaston Estanga es doctora en ciencia y tecnología de los alimentos. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en organizaciones que fomentan la difusión del conocimiento de la ciencia y la tecnología.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *.