Mary Ann Booth, una científica en la vanguardia de la microscopía

Vidas científicas

La fotografía microscópica tiene como objeto retratar aquello que, debido a su tamaño, no se puede observar a simple vista. Dada su complejidad técnica, los orígenes de esta práctica en el siglo XIX estuvieron relegadas a ámbitos profesionales muy concretos, sobre todo la documentación y descripción de hallazgos biológicos.

La científica estadounidense Mary Ann Booth (1843-1922) fue la primera microscopista profesional de su país. Discapacitada física debido a una enfermedad que se desconoce, adquirió habilidades en la preparación de portaobjetos y los distribuyó ampliamente a través de un catálogo de ventas que mantuvo activo durante más de treinta años.

También fue editora de la sección de microscopía de varias revistas especializadas y una de las pocas mujeres entre los muchos hombres que dominaban las organizaciones científicas de la época.

Mary Ann Booth.

Mary Ann Booth nació el 8 de septiembre de 1843 en Massachusetts, EE. UU. Su padre era un entusiasta de la ciencia –tanto, que en casa disponían de un laboratorio totalmente equipado– y de él heredó su interés por la historia natural y la fotografía. La familia pasaba los veranos cerca del mar y fue allí donde nació su fascinación por el mundo microscópico en general y las diatomeas –algas unicelulares que forman parte del fitoplancton– en particular.

Varios registros publicados mencionan que Mary Ann era una persona con discapacidad, pero no revelan la naturaleza ni origen del hecho. Se sabe que esa condición la obligó a desplazarse en silla de ruedas hasta que tuvo aproximadamente treinta años; a partir de entonces, ya no la necesitó de forma permanente, pero se vio obligada a pasar muchas horas postrada en casa. A pesar de ello, Booth pudo trabajar y viajar extensamente por Estados Unidos y Canadá a lo largo de toda su vida.

Fascinación por la microscopía

Mary Ann Booth comenzó a practicar la microscopía en torno a 1877. Para proteger y poder mantener las muestras para su observación, estas se debían montar sobre un portaobjetos –a veces con la ayuda de un medio de montaje (como agua, aceite de inmersión, o resina)– y cubrirse con un cubreobjetos. Mary Ann se propuso adquirir las habilidades necesarias para la preparación de una amplia variedad de especímenes, incluyendo parásitos humanos, diatomeas y pólenes, y llegaría a poseer una de las colecciones privadas más amplias de la época.

La edición de noviembre de 1884 de The American Monthly Journal of Microscopy, del que Booth era colaboradora habitual, informaba a sus lectores sobre las “excelentes preparaciones” de escamas de alas de mosquito y diatomeas que la científica había enviado a los responsables de la revista. Ese mismo año sus preparaciones merecieron un Diploma de Honor en Entomología (Departamento de Mujeres) en la Exposición Mundial del Centenario Industrial y del Algodón de Nueva Orleans de 1884-1885.

En 1886, un miembro del Club Botánico Torrey de Nueva York escribía en una nota para los socios del club:

Puede resultar de interés para algunos de nuestros lectores interesados ​​en las diatomeas saber que la señorita M. A. Booth, de Longmeadow, Massachusetts, se especializa en la preparación microscópica de especies con nombre. Estas preparaciones están bien montadas e identificadas, y quienes busquen determinadas especies para completar sus colecciones harán bien en pedirle su lista.

Ejemplos de preparaciones para microscopio realizadas por Mary Ann Booth.
Historical Makers of Microscopes and Microscope Slides.

Anuncios publicados en la década de 1890 revelan que Mary Ann Booth no solo comercializaba sus preparaciones, sino que también operaba como distribuidora de preparaciones por terceros, negocio que mantuvo activo hasta bien entrado el siglo XX.

Miembro de sociedades científicas nacionales e internacionales

En 1889 Booth fue elegida miembro del comité ejecutivo de la Sociedad Estadounidense de Microscopía. A partir de ese momento viajó intensamente por el noreste de Estados Unidos y Canadá, la mayoría de las veces invitada por sociedades científicas. Daba conferencias sobre fotomicrografía e ilustraba sus presentaciones proyectando diapositivas de creación propia; luego exhibía bandejas con portaobjetos de microscopio de su catálogo de ventas.

Mary Ann Booth también fue miembro de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia y asistía regularmente a sus conferencias. A nivel internacional, fue elegida miembro de la Real Sociedad Microscópica de Inglaterra y de la Real Sociedad Fotográfica de Londres. Pocas mujeres de su época consiguieron formar parte de tales organizaciones dominadas por hombres.

La micrografía de una pulga de roedores dio a Booth cierta proyección pública inesperada. La científica había enviado al entonces responsable de salud pública del Gobierno Federal de Estados Unidos, Rupert Blue, una fotografía de una hembra de pulga. En sus intentos por detener la peste bubónica en San Francisco (1907-1908), Blue utilizó aquella fotografía en un folleto del gobierno para educar al público sobre el papel de los roedores y el saneamiento en la propagación de la enfermedad. Allí se explicaba que las pulgas de rata oriental eran vectores primarios de la enfermedad, es decir, podían transmitir la enfermedad cuando, tras alimentarse de un roedor infectado, picaban a un ser humano.

Mary Ann Booth donó gran parte de su colección de fotomicrografías al Museo de Historia Natural de Springfield, EE. UU., en 1916. Murió unos pocos años después, el 15 de septiembre de 1922, a los 79 años, mientras realizaba fotografías a una familia de ardillas que se habían instalado en un árbol del patio trasero de su casa.

Sus compañeras de la Asociación pro Sufragio de las Mujeres le dedicaron estas palabras en su obituario:

Como final apropiado para una amante de la naturaleza, el último acto de Mary Ann Booth en la tierra fue llevar la cena a estas pequeñas criaturas, y al aire libre, al final de un día de septiembre, rodeada de estos agradecidos amigos, pasó al más allá.

Referencias

Sobre la autora

Edurne Gaston Estanga es doctora en ciencia y tecnología de los alimentos. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en organizaciones que fomentan la difusión del conocimiento de la ciencia y la tecnología.

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