Seguramente a mucha gente le resulta familiar el nombre de David Bruce (1855-1931): fue un microbiólogo y patólogo que descubrió las causas y las vías de transmisión de varias enfermedades tropicales. O a lo mejor no le suena el nombre, pero sí que conoce la enfermedad infecciosa llamada brucelosis –o fiebre de Malta–, causada por bacterias del género Brucella y que afecta a mamíferos, en particular a seres humanos.
En 1887, Bruce era médico del Ejército británico en la isla de Malta, que formaba parte del Imperio británico desde que se firmó el Tratado de París de 1814. Muchos soldados presentaban cuadros de fiebre ondulante –se denominaba en este momento de este modo a la brucelosis, precisamente porque la fiebre fluctuaba– que se podía prolongar durante meses y en algunas ocasiones incluso provocar la muerte. Al realizar las autopsias a los soldados fallecidos por causa de estas fiebres, Bruce encontró en su bazo, su hígado y sus riñones un microoganismo que denominó Micrococcus melitensis –Melite es el nombre que los griegos dieron a la isla de Malta– y que demostró que provocaba la enfermedad. Luego pasó a llamarse Brucella melitensis en su honor.
Por cierto, recordemos que en Estados Unidos, en 1917, la microbióloga Alice Catherine Evans demostró que el Bacillus abortus causaba la brucelosis tanto en el ganado como en los seres humanos. Sus hallazgos y estudios de otros investigadores llevaron a la pasteurización de la leche en 1930, proceso que redujo de manera significativa la incidencia de la brucelosis.
Pero volvamos a Bruce y a sus inicios en la medicina… Tras graduarse en 1881, comenzó a trabajar en una consulta en Surrey y allí conoció a la hija de uno de sus compañeros, Mary Elizabeth Steele (1849-1931) y se casaron. Bruce ingresó en el Servicio Médico del Ejército británico, y su primer destino fue Malta. Por supuesto, Mary acompañó a su marido a la isla y se convirtió en su incansable colaboradora; de hecho fue coautora de treinta de las casi doscientas publicaciones científicas de David Bruce. Mary aprendió todo aquello que necesitaba para ayudar a su marido en sus investigaciones, se instruyó en microscopía e ilustró las presentaciones de Bruce gracias a sus habilidades como dibujante. Como hemos comentado, el patólogo –secundado por su esposa– descubrió el agente que provocaba la fiebre de Malta y publicó sus resultados en la revista Practitioner (ver la referencia 1.).
El matrimonio regresó a Inglaterra en 1889 y Mary viajó al laboratorio de Robert Koch (1843-1910) para aprender las últimas técnicas de microscopía y de preparación de cultivos.
En 1894, Mary y David viajaron a Natal (África), lugar en el que debieron investigar la nagana, una especie de enfermedad del sueño que causaba la muerte a los animales domésticos, perjudicando notablemente la economía de la zona. En la sangre de un caballo enfermo, Bruce encontró el motivo que provocaba este terrible mal: eran tripanosomas que fueron bautizados con el nombre de Trypanosoma brucei en honor a sus descubridores.
Cuando estalló la Segunda Guerra Bóer, el matrimonio Bruce tuvo que abandonar su estudio de la nagana para ayudar al ejército en su lucha contra la fiebre tifoidea. David Bruce trabajó además como cirujano durante el sitio de Ladysmith.
Tras diversos destinos de Bruce, el matrimonio regresó en 1908 a África para seguir investigando sobre la enfermedad del sueño y sus agentes transmisores: las moscas tse-tse.
En el capítulo dedicado a David Bruce en su libro Cazadores de microbios, el microbiólogo Paul de Kruif explica la extraordinaria aventura del matrimonio en su afán por entender esta enfermedad. Kruif insiste en la participación activa de Mary en todas las investigaciones de su marido.
Mary falleció el 21 de noviembre de 1931; David murió seis días más tarde.
Según se comenta en la referencia 3., tras la pérdida de Mary, Bruce manifestó ya moribundo: ‘Si alguna noticia de mi trabajo científico se da cuando yo me vaya, me gustaría saber que Mary ha recibido tanto crédito como yo.’
En realidad no ha sido así, pero gracias a aquellas personas que no se han olvidado de ella, Mary tiene también su pequeño reconocimiento en la historia de ‘la caza de microbios’.
Referencias
- David Bruce (1887). Note on the discovery of a microorganism in Malta fever. Practitioner 39, 161-170
- Paul de Kruif, Cazadores de microbios, Ediciones Nueva Fénix
- Walter Ledermann (2015). Un tributo al género: abnegadas esposas de intrépidos investigadores. Rev Chilena Infectol 32 (6): 697-702
- David Bruce, Wikipedia (consultado el 7 de octubre de 2018)
Sobre la autora
Marta Macho Stadler es doctora en matemáticas, profesora del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaboradora en ::ZTFNews y la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
1 comentario
Un tema muy interesante con respecto a la enfermedad de Brucella y su investigador David Bruce, algo muy interesante para nuestros estudiantes de nuestra universidad, muchas gracias por este artículo.