Un escritor dijo una vez que nuestra sociedad vive de espaldas a la parca. La muerte es lo que les pasa a otros. No queremos saber nada de ella, ni nos preparamos para lo único que sabemos con certeza que nos ocurrirá en algún momento. A lo que sí tememos es al dolor, a la soledad, al sufrimiento de los días, las semanas o los meses previos…
La evolución de los centros para tratar a personas enfermas terminales con cuidados paliativos modernos comenzó, como tantas otras cosas, en Inglaterra, con Cicely Saunders.
Al igual que Florence Nightingale transformó la enfermería y los hospitales al darse cuenta de las insuficiencias que sufrían los soldados durante la guerra de Crimea, Cicely Saunders fue consciente de las carencias en los cuidados hospitalarios que experimentaban los pacientes incurables antes de morir.
Su convicción puede resumirse en la frase que recoge en su obituario en la revista Pain: “Usted importa por lo que usted es. Usted importa hasta el último momento de su vida y haremos todo lo que esté a nuestro alcance, no sólo para que muera de manera pacífica, sino también para que, mientras viva, lo haga con dignidad”.
Este pensamiento le llevó a convertirse en una ferviente defensora de la muerte digna, y a oponerse a la eutanasia con el argumento de que la muerte puede ser una experiencia positiva a la que todos tenemos derecho.
Cicely Saunders nació el 22 de junio de 1918 en Barnet, Hertfordshire, Inglaterra. Aunque sus planes eran estudiar en la universidad de Oxford, su examen de acceso, que no fue muy bueno, se lo impidió, por lo que centró su carrera en el trabajo social y la enfermería.
En plena Segunda Guerra Mundial se unió a la Escuela de Entrenamiento Nightingale para formarse como enfermera de la Cruz Roja y más tarde empezó sus prácticas en varios hospitales psiquiátricos de Londres donde pasó por consultas y salas médicas, quirúrgicas, infantiles y ginecológicas en el hospital Park Prewett hasta que, en 1944, regresó al St. Anne’s College debido a una lesión en la espalda, tras lo que obtuvo su título de trabajadora social.
Debido a la escasa influencia de las enfermeras o las trabajadoras sociales sobre los pacientes, decidió empezar, a los 33 años, sus estudios de medicina, título que obtuvo en 1957 junto con una beca para estudiar el tratamiento del dolor en enfermos terminales.
A partir de sus experiencias en los diversos hospitales en los que trabajó y del resultado de sus investigaciones desarrolló la “Teoría del Dolor Total”. Según Saunders, el dolor que experimenta un paciente en fase terminal va más allá del dolor físico y, quien le cuida, debe tener en cuenta igualmente aspectos sociales, emocionales o espirituales: “La experiencia total del paciente comprende la ansiedad, la depresión y el miedo; la preocupación por la pena que afligirá a su familia; y a menudo la necesidad de encontrar un sentido a la situación, una realidad más profunda en la que confiar”.
Para ello, desarrolló su método paliativo que se basaba en la sedación continua de los pacientes con morfina administrada por vía oral, que les permitía continuar estables y conscientes con una razonable calidad de vida, en lugar de sedarles completamente con cada aumento del dolor.
Fue la primera especialista que abordó los momentos previos a la muerte en enfermos terminales de manera global, e inició el “Movimiento Hospice”, que posteriormente se extendió por todo el mundo, desde el St. Christopher´s Hospice de Londres, un hospital con cien camas exclusivo para pacientes con cáncer.
Dejó varias obras sobre cuidados paliativos. Por ellas y por su trabajo recibió varios reconocimientos, entre ellos, el Conrad N. Hilton Humanitarian Prize, un premio que reconoce la importancia de la ciencia y la humanidad para tratar a los pacientes. No por casualidad un observador describió su trabajo como una mezcla de compasión y ciencia.
En 2002 constituyó la Cicely Saunders Foundation para promover la investigación en cuidados paliativos.
Entre los reconocimientos que recibió está el título de Dama del Imperio Británico.
Cicely Saunders murió el 14 de julio de 2005, a los 87 años, de cáncer de mama, en su habitación del St. Christopher’s Hospice, el hospital que fundó, atendida con los mismos tratamientos que ella misma comenzó.
Sobre los autores
Colaboración realizada por Javier San Martín @SanMartinFJ e Izaskun Lekuona @IzaskunLekuona para el blog Mujeres con Ciencia.
13 comentarios
[…] Cicely Saunders. Un escritor dijo una vez que nuestra sociedad vive de espaldas a la parca. La muerte es lo que les pasa a otros. No queremos saber nada de ella, ni nos preparamos para lo único que sabemos […]
Hace unos meses que me llego el nombre de esta persona y por curiosidad leí una biografía sobre ella y
lo que mas me llamó la atención fue su gran vinculación con organizaciones religiosas.
Curiosamente este articulo coincide en el tiempo con la publicación de este otro:
https://lacienciaysusdemonios.com/2017/06/22/el-desproposito-intelectual-de-los-biologos-evolucionistas-religiosos/
No he podido evitar relacionarlos y la pregunta que me hago es si es adecuado reivindicar para el ejercicio de la ciencia alguien cuyos argumentos médicos están tan mediatizados por creencias irracionales?
Hola Asier:
La verdad es que tu reflexión es realmente interesante. Habría mucho que pensar y discutir sobre ella.
Lo que se me ocurre, a bote pronto, es que en el artículo no se nombra en ningún momento cuáles fueron sus creencias religiosas, sino cuál fue su trabajo científico. ¿Qué un aspecto influye en el otro? Por supuesto, en ambos sentidos, y no siempre tiene porqué ser (sólo) para mal.
El saber cientifico y las creencias religiosas (pensamiento irracional en general) son antagonistas por definicion, si hay transmision entre ambos aspectos el unico q pierde razon de ser es la racionalidad.
Me refiero en concreto a este parrafo:
«Este pensamiento le llevó a convertirse en una ferviente defensora de la muerte digna, y a oponerse a la eutanasia con el argumento de que la muerte puede ser una experiencia positiva a la que todos tenemos derecho.»
Intuyo argumentos religiosos en esa postura. Insisto, no critico el afan de ayudar a los demas de esta persona, solo dudo de reivindicarla como paradigma de mujer cientifica.
Hola Asier:
Comprendo lo que quieres decir, pero entonces ¿qué hacemos con Newton o Darwin, por poner dos ejemplos conocidos? ¿Dejamos de reivindicarlos para la ciencia porque tenían pensamientos religiosos? ¿Y con las personas que se dedican, hoy en día, profesionalmente a la ciencia y afirman, públicamente, ser profundamente religiosos?
Creo de verdad que el debate que planteas es interesantísimo pero, por otro lado, mi objetivo no era mostrar a Cecily Saunders como paradigma de científica, sino cumplir con la misión de este blog: “mostrar lo que hacen y han hecho las mujeres que se han dedicado y dedican a la ciencia y a la tecnología (…) dar a conocer la existencia de esas mujeres, su trabajo y las circunstancias en que lo desarrollaron o lo desarrollan”.
nada tiene que ver ese analisis…nunca son validos los «intuyo»…ademas las creencias religiosas no le quitan a nadie su conocimiento cientifico
Todo el mundo tiene unas creencias, hasta el no tener ninguna inclinación religiosa es tener una creencia. No podemos descatalogar a alguien como referente científico o simplemente como científico por ser cristiano, judío o musulmán. Los valores y creencias son intrínsecos al ser humano, sean de la índole que sean. Es una de las dimensiones de la persona.
Ella tendría un enfoque y una idea de la vida y la muerte concreto y posiblemente condicionado por su religión , como todos lo tenemos, un enfoque único y diferenciado. Pero bien es cierto que su trabajo en el cuidado paliativo fue determinante y también sus estudios sobre la sedación continua. No se le puede quitar mérito porque públicamente se manifestase como cristiana creyente y practicante.
Ella misma decía que cuando estás frente a un paciente terminal trabajas y cuidas atendiendo a sus necesidades físicas, psicológicas, y espirituales y religiosas. Las suyas, no las tuyas. Si el paciente no es creyente no le hablarás de Dios. Escucharás lo que dice, en lo que cree y le ayudarás a caminar hacia el final de su vida acorde a su creencia.
Y eso es lo que hacemos todos los que nos dedicamos al cuidado paliativo.
Obviamente, su opinión al respecto de la eutanasia estaba marcada, en mayor o menor medida, por su religión, como la de todos. Todas nuestras opiniones están marcadas por nuestra cultura, tradiciones y creencias. Y es que el tema de la eutanasia, el proceso de morir… no es un tema puramente científico, es algo íntimo, que claro que tiene mucho que ver con las creencias y bajo mi punto de vista, más que con la ciencia.
Pero todo esto no quita que fue una mujer que hizo mucho por el paciente terminal y por la vida y muerte digna. Supo ver al paciente como algo más que una enfermedad, supo ver a la persona, no sólo su dolor físico sino también su sufrimiento psicológico, espiritual, sus miedos y ansiedades y abrió una linea de cuidado primordial hoy en día. Eso, amigos, no podemos negárselo por muy cristiana que fuese.
Buenas tardes Silvia.
Muchas gracias por tu comentario. Ha sido muy reconfortante, por muchos motivos.
Gracias.
Sigo esta página dese hace un poco tiempo, me gusta el tema de estas mujeres, muchas veces completamente desconocidas, con vidas interesantísimas y aportaciones valiosísimas a la humanidad. He terminado de leer el artículo y hasta que no he visto los comentarios, no he pensado que «esta persona era creyente». Que lo fuera no le quita ni un ápice de valor científico, ¿cómo iba a aproximarse a un tema tan humano si no fuera desde una cualidad humana -puede confundirse con «religiosa» si se quiere, pero no deja de ser humana- como es la piedad? ¿Es menor su aportación por haber sido creyente y haber partido de la humanidad para hacer ciencia?
Hacemos unas distinciones demasiado dualistas, a veces. Y eso no sé yo si es una posición abierta al descubrimiento. Gracias por esta página y sus aportaciones.
Gracias a ti por seguirnos. Saludos.
Marta (editora)
Acabo de leer este artículo, se me escapó cuando salió por primera vez. Creo que Cicely Saunders desempeñó una función magnífica, tan necesaria hoy como en el pasado, por su generosidad. Quizás no sea ejemplo de una gran científica, pero sí lo es de una gran mujer. Me parece una personalidad femenina valiosa para estar incluida y ser recordada en este blog.
Un saludo cordial
Hola Carolina.
No podría haberlo resumido mejor, ni estar más de acuerdo contigo.
En esta sociedad que vive de espaldas a la muerte, creo que tener en cuenta esta fase de la vida es fundamental.
Muchísimas gracias por tu apreciación.
Un abrazo
[…] este sentido, la enfermera británica Cicely Saunders es un pilar fundamental sobre el que se apoya, dado el valioso aprendizaje que se deriva de su […]