Linda Richards descubrió su pasión por la enfermería después de sufrir dos tragedias personales. Cuidar a su madre siendo adolescente y a su marido herido en la Guerra Civil despertaron a Linda el deseo de mejorar una profesión que empezaba a dar tímidos pasos hacia la profesionalización. Linda Richards fue pionera en su país, donde introdujo un revolucionario sistema de archivo de historias médicas personales, aprendió de la gran Florence Nightingale y extendió su experiencia hasta el Japón. No en vano es recordada por la sociedad estadounidense con distintos reconocimientos públicos.
La niña con nombre de misionera
Malinda Ann Judson Richards nació el 27 de julio de 1841 en West Potsdam, Nueva York. Era la pequeña de los tres hijos de Betsy Sinclair Richads y su esposo, Sanford Richards, un predicador que escogió el nombre de su hija en honor a la misionera Ann Hasseltine Judson pensando que así iluminaría a su hija en la misma senda.
Linda tenía cuatro años cuando ella y su familia se mudaron a Wisconsin donde su padre había comprado una amplia extensión de tierra. Sin embargo, la repentina muerte del predicador Richards obligó a su viuda e hijos a volver a trasladarse. La familia se instaló entonces en casa de los abuelos de Linda hasta que Betsy pudo comprar una pequeña granja.
La enfermera obligada
Años después, cuando Linda era una jovencita de apenas 13 años, tuvo que hacerse cargo de su madre, quien había enfermado de tuberculosis, la misma enfermedad que se había llevado a su padre y que acabaría también con la vida de Betsy.
En 1860, Betsy conoció al que se convertiría en su pareja, George Poole y del que también tendría que cuidar después de ser gravemente herido en la Guerra Civil Americana. Desde 1865 hasta la muerte de George, en 1869, Linda se hizo cargo de él.
La enfermera voluntaria
En aquellos años, concretamente en 1856, Linda había empezado a estudiar en la Academia de St. Johnsbury para llegar a ser maestra, una profesión hacia la que nunca se sintió atraída. Fueron sus distintos papeles como enfermera de su madre y después de su esposo los que la llevaron a decidir que debía profundizar en sus conocimientos médicos y llegar a profesionalizarse en el campo de la enfermería.
Así, tras la muerte de George, Linda se trasladó a Boston dispuesta a convertirse en enfermera profesional. Su primer trabajo fue en el Boston City Hospital como ayudante de enfermería donde lejos de aprender, tuvo que trabajar largas horas extenuantes más como criada que como enfermera. Aguantó solamente tres meses.
Linda no se rindió y decidió cambiar ligeramente su rumbo y empezar de nuevo. En 1872 Linda se apunto en un curso pionero de la primera escuela de enfermería americana liderado por la doctora Susan Dimock y al que se unieron cuatro chicas más. Un año después fue la primera en graduarse.
Con su título bajo el brazo, Linda se trasladó a Nueva York donde fue contratada como supervisora de noche en el Bellevue Hospital Center. En su nuevo trabajo Linda conoció a la hermana Helen quien había trabajado aplicando el sistema Nightingale implantado en Londres por la famosa enfermera Florence Nightingale. Linda no sólo aprendió muchísimo en aquella época sino que creó un sistema nuevo y efectivo para clasificar y utilizar la información médica de cada paciente.
A pesar de haber creado un sistema clasificatorio tan efectivo y haber aprendido mucho en Nueva York, Linda quería seguir con su formación.
Encuentros entre grandes enfermeras
Sus deseos de seguir ampliando conocimientos la llevaron de Nueva York a Boston y posteriormente, en 1877, a Londres, donde tuvo el honor de conocer a la enfermera Florence Nightingale. Su estancia en Inglaterra fueron siete meses de intenso estudio primero en el Hospital St. Thomas de Londres donde compartió experiencias con Nightingale y después en el Hospital King’s College de Edimburgo.
La enfermera profesional
De vuelta a los Estados Unidos, Linda Richards inició una importante y pionera tarea de fundación y supervisión de escuelas de enfermería por todo el país. Su rigor y su efectividad la llevaron incluso a viajar a Japón en 1885 donde permaneció 5 años dando a conocer sus experiencias y las puso en práctica.
Durante otros 20 años, Linda Richards trabajó en la fundación de instituciones y escuelas de enfermería hasta que en 1911 se retiró definitivamente de la profesión. Con 70 años, Linda escribió sus memorias que se han reeditado en varias ocasiones.
Linda Richards, una de las madres de la enfermería moderna, fallecía el 16 de abril de 1930 en Boston.
Sobre el artículo original
El artículo La primera enfermera americana, Linda Richards (1841-1930) se publicó en el blog Mujeres en la Historia de Sandra Ferrer Valero el 24 de enero de 2014.
Un especial agradecimiento a la autora del artículo por permitir su reproducción en Mujeres con ciencia.
Sobre la autora
Sandra Ferrer Valero, periodista y apasionada de la historia, escribe en su blog sobre Mujeres en la Historia.
2 comentarios
Muy buenas investigaciones. Me interesa seguir recibiendo información.
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