Justine Siegemund, partera que se inició en la obstetricia tras sufrir un prolapso uterino

Vidas científicas

Justine Siegemund.

Durante prácticamente toda la historia de la humanidad, parir ha sido un acto arriesgado. La presencia de una persona con conocimientos sanitarios especializados podía decantar la situación en favor de la vida de madre e hijo, una situación que muchas más veces de las que hoy consideraríamos aceptables se decantaba hacia el otro lado. Las parteras y matronas han sido siempre personas apreciadas y valiosas, salvadoras de muchas vidas.

Muchas de ellas nunca tuvieron una formación reglada. La mayoría eran mujeres humildes que no sabían leer ni escribir. Los conocimientos que tenían y con los que ayudaban a las mujeres durante los embarazos y los partos los adquirían con la práctica y se transmitían de boca en boca. En ocasiones el oficio pasaba de madres a hijas, pero no había manuales ni libros que recogieran sus prácticas ni sus consejos.

El primer texto médico en alemán escrito por una mujer

Justine Siegemund fue partera y, además de ayudar a venir al mundo a más de 6000 niños, durante todo el tiempo que practicó su disciplina, ella sí que escribió un libro. De hecho su manual Partera de la Corte fue el primer texto médico en alemán escrito por una mujer. Nacida el 26 de diciembre de 1636 en Rostock, Silesia (hoy Polonia pero entonces parte de Silesia), al cumplir 20 años sufrió un prolapso uterino, una patología en la que los músculos del abdomen pierden fuerza hasta el punto de no poder sostener el útero en su sitio, y este se desliza hacia abajo por la vagina. Es un problema doloroso que en aquella época podía confundirse con un embarazo.

Esto fue lo que le ocurrió a ella, que recibió una atención sanitaria deficiente. Esto la llevó a interesarse por la obstetricia y a estudiar esta rama de la atención sanitaria en la que, aunque la práctica tradicional había sido ejercida por las mujeres, los estudios formales y los perfiles más prestigiosos estaban ocupados por hombres. Aunque se casó, nunca tuvo hijos, y ella y su marido se apoyaron mutuamente en sus intereses profesionales.

En 1659 comenzó a trabajar como partera. Al principio atendía gratuitamente a mujeres plebeyas y pobres, pero a medida que su reputación crecía, fue requerida por mujeres de posición más alta, desde las esposas de mercaderes adinerados hasta pertenecientes a familias nobles. En 1683 fue nombrada Partera de la Ciudad de Legnica, donde ayudó a tratar de un tumor cervical a la duquesa Luisa a petición de los médicos que la trataban. Gracias a sus conocimientos obstétricos, pudo extraer el tumor con éxito. En 1701 recibió el título de partera de la corte de Berlín, donde ayudó a traer al mundo a los hijos de la familia real de Prusia.

Partera de la Corte, un diálogo entre Justine y Christina

Portada de Partera de la Corte.

Como resultado de su trabajo y experiencias, y con permiso real (en algunos textos se dice que por encargo de Maria II de Orange), Siegemund escribió Partera de la Corte, un manual para formar a otras parteras escrito a modo de diálogo entre ella misma y una aprendiz llamada Christina. Se trataba de un libro con ilustraciones de algunos de los principales ilustradores anatómicos de la época, cuyo trabajo ella misma costeó, y que mostraba, por ejemplo, maniobras para llevar a cabo en un parto donde el bebé estuviese colocado de hombros, en vez de la cabeza, algo que en ese momento complicaba el nacimiento y empeoraba las perspectivas de supervivencia tanto del niño como de la madre.

Algunas de sus prácticas eran novedosas, lo que le valió ataques de médicos y parteros hombres, que la acusaban de llevar a cabo técnicas inseguras; pero ella contaba con una reputación en aumento que servía para hacer frente a estas críticas. En su libro desafiaba la idea, universalmente aceptada entonces, de que los bebés no podían sobrevivir fuera del útero antes de la semana 40 de gestación: ella contaba varios casos en los que había traído al mundo, con éxito, criaturas en la semana 38 o 37. Rara vez administraba algún tipo de medicación ni utilizaba instrumental quirúrgico. Según el párroco que ofició su funeral tras su muerte en 1705, durante todos sus años de práctica obstétrica ayudó a nacer a casi 6200 niños.

Referencias

Sobre la autora

Rocío Benavente (@galatea128) es periodista.

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