Gwyneth Alva Challis, geóloga de bata y bota

Vidas científicas

La protagonista de hoy es la geóloga Alva Challis. Aunque la geología es tan extensa, que es preciso preguntarnos a qué tipo de geología dedicó su vida Challis. ¿Trabajó en estratigrafía, es decir, en la disciplina que analiza rocas sedimentarias con el objetivo de construir la historia de un lugar? No, Alva no fue estratígrafa. Tampoco se dedicó a la paleontología, ciencia que analiza los seres vivos del pasado petrificados en la roca. ¿Fue vulcanóloga? No lo fue. ¿Acaso fue geofísica y analizó terremotos? Tampoco. La respuesta es mucho más sencilla de lo que se pueda pensar. ¿Qué es lo primero que te viene a la cabeza al escuchar geología? Es un tópico pero, efectivamente, Alva se dedicó a analizar minerales, más concretamente, se dedicó a estudiar los cristales de las rocas ígneas, las que se forman cuando el magma se enfría.

Identificó un mineral nuevo en el laboratorio

Alva Challis. Royal Society NZ.

Gwyneth Alva Challis, nacida en Gales en 1930, estudió radiografía, materia que estaría muy relacionada con su carrera de mineralogía. En 1952 se mudó junto a su familia a Wellington, Nueva Zelanda, donde trabajó como radiógrafa. Después, comenzó a estudiar geología en la Universidad de Victoria. En 1959 recibió la beca Sir Robert Stout a la mejor estudiante de la universidad y, dos años después, el DSIR le concedió una beca para seguir estudiando en Cambridge.

Hizo su doctorado en Cambridge; fue el primer doctorado en geología realizado por una mujer de Nueva Zelanda. Durante su estudio empleó su ingenio y su experiencia en radiografía para analizar minerales en el laboratorio. Uno de los métodos que empleó fue el de difracción de rayos X, basado en las interferencias que se producen cuando un haz de luz atraviesa una rendija con un espesor comparable a la longitud de onda de la radiación emitida. Puesto que las distancias entre átomos en una red cristalina son del mismo orden que las de la luz, cuando la red se ve irradiada, los rayos se difractan con ángulos que dependen de las distancias y, de esta manera, se deduce la estructura cristalina de un mineral.

Challis también usó la novedosa microsonda de electrones, que igualmente emplea rayos X, para determinar la composición de partículas minerales muy pequeñas. Fue mediante esta última técnica con la que descubrió un mineral desconocido hasta el momento y al que nombró wairauíta, un mineral compuesto por hierro y cobre que encontró en el valle de Wairau en Nueva Zelanda.

Geóloga de bata y bota

Como buena geóloga, no trabajó solo en el laboratorio; debía ir en busca de nuevos minerales y analizar también las rocas de las que los extraía. Durante su doctorado, que terminó en 1963, analizó el cinturón ultramáfico de Nueva Zelanda. Las rocas ultramáficas son un tipo roca ígnea –que se se forman al enfriarse el magma– con muy bajo contenido en silicatos y alto contenido en minerales máficos –oscuros y con alto contenido en hierro y magnesio– que se forman al enfriarse el magma proveniente del manto de la Tierra. No es de extrañar encontrar rocas ultramáficas en Nueva Zelanda, ya que la isla está en el punto de encuentro entre la placa australiana y la placa del Pacíficosubducida bajo la australiana–; por tanto, es normal que el magma se eleve por las grietas hacia la superficie.

La frontera de las dos placas en Nueva Zelanda.

Después del doctorado, Challis también analizó las rocas ultramáficas de Longwood Range al sur de Nueva Zelanda.

Fue parte del equipo –la única mujer– del Geological Survey (GNS) entre 1958 y 1995. Tras el fallecimiento de su marido –Ross Lauder, también geólogo– en 1979, continuó estudiando minerales hasta que se retiró y se asentó en Motueka, cerca de la famosa Dun Mountain. Esta montaña toma su nombre Dun –pardo, en inglés– de su color marrón causado por la meteorización de la roca ultramáfica en la que se oxidan los minerales metálicos. Tras jubilarse, colaboró como voluntaria en el museo de Motueka.

Buena compañera y apasionada por los minerales

Entre sus colegas, Alva tenía la reputación de ser una mujer alegre y muy solidaria con los demás. Estaba encantada de ayudar a otros en la identificación de minerales. Ella misma admitía que le encantaba mirar a través del microscopio; de hecho, no se desprendía de él, llevándolo a todos lados. Le fascinaba su trabajo y, en 1960, dijo a sus compañeros:

No creo que nadie que no haya mirado al microscopio pueda saber lo hermosos que son los minerales.

He visto muchos minerales por el microscopio óptico durante la carrera, y me parece que observarlos es como contemplar una obra de arte abstracto. Estoy de acuerdo con Alva.

El mineral biotita de un granito visto desde un microscopio y bajo luz polarizada.

Referencias

Sobre la autora

Maialen Muniozguren Puertas es graduada en geología por la UPV/EHU, ha realizado el Máster de Cultura Científica de la UPNA y la UPV/EHU y es divulgadora en el Flysch de Zumaia.

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