Elizabeth Kenny, la enfermera que alivió a los enfermos de polio con su método

Vidas científicas

Enfermera rural australiana formada por el ejército, Elizabeth Kenny (1880-1952) fue la primera en sugerir que la movilización temprana de los pacientes con parálisis poliomielítica restauraba la fortaleza y movilidad de sus músculos. Sus ejercicios chocaron frontalmente con la ortodoxia médica de la época, rehabilitaron a miles de personas enfermas en todo el mundo y fueron una de las formas de tratamiento más eficaces antes de las vacunas.

Elizabeth Kenny mostrando su método (cerca de 1942). Fuente: MNopedia.

Elizabeth Kenny, también conocida como Sister Kenny, nació en Warialda, Australia, el 20 de septiembre de 1880. Era hija de Michael Kenny, granjero, y Mary Moore, quien se encargó de su educación hasta que asistió a la escuela.

Siendo niña se rompió la muñeca al caerse de un caballo, hecho que marcaría su futuro, ya que tras el accidente conoció a Aeneas McDonnell, un cirujano que ocuparía un lugar trascendental en la vida de Kenny. Esta circunstancia, unida a la delicada salud de su hermano Bill, a quien Elizabeth practicaba ejercicios para ayudarle a desarrollar su musculatura, la llevaron a interesarse por cómo funcionaban los músculos. McDonnell le proporcionó libros de anatomía humana y un modelo de esqueleto para estudiar, y se cree que fue así cómo surgió el interés de Kenny por la enfermería.

A pesar de que no existe ningún documento que acredite la formación formal de Kenny como enfermera, se sabe que trabajó como voluntaria en la pequeña maternidad de Guyra, Nueva Gales del Sur, y que a los 23 años se estableció como “bush nurse” o enfermera rural. Las características geográficas y demográficas de Australia a principios del siglo XX, configuradas por grandes extensiones de terreno, con poblaciones muy distantes y de difícil acceso, dificultaba la asistencia sanitaria a la población rural. Kenny cubría grandes distancias a caballo para atender las necesidades de comunidades que carecían de atención médica.

Tratamiento alternativo para la poliomielitis

Fue en este contexto donde tuvo su primer contacto con la poliomielitis: en 1911 acudió a la llamada de una familia que solicitó su asistencia porque su hija presentaba rigidez y dolor muscular que se intensificaba al tocarla. Kenny, desconcertada ante la situación, se puso en contacto con su mentor McDonnell y le explicó los síntomas que había observado en la niña. La respuesta fue muy concreta: se trataba de parálisis infantil. Aunque no se conociera tratamiento para curarla, la recomendación de su amigo fue que tratara de aliviar los síntomas según fuesen apareciendo.

Elizabeth Kenny examinando a un niño (cerca de 1945). Fuente: MNopedia.

Pretendiendo calmar el intenso dolor que padecía la niña, Kenny comenzó por aplicarle sal caliente y cataplasmas de linaza, tras lo que observó que los músculos respondían al calor, aunque no dejaran de doler. La envolvió con compresas hechas a base de tiras de manta previamente hervidas y escurridas, y el dolor desapareció. Aunque no se apreciaba ninguna lesión a simple vista, Kenny observó que la niña había olvidado cómo mover los músculos de sus piernas y que era incapaz de levantarse. Comenzó entonces a practicarle ejercicios pasivos de fortalecimiento muscular gradual, lo que hizo que la pequeña mejorara e incluso volviera a caminar.

Así surgió el método Kenny: calor húmedo y ejercicios de rehabilitación temprana, proceder que chocó frontalmente con el tratamiento convencional de la polio, basado en el reposo y la inmovilización total de los miembros dañados, tras el cual muchos pacientes no volvían a caminar. A pesar de una fuerte oposición por parte de la comunidad médica australiana, que no estaba preparada para que una enfermera sin el debido rigor científico la cuestionara, Kenny siguió aplicando su método durante décadas, y obtuvo muy buenos resultados.

La conquista de América

En 1915, tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, Elizabeth decidió incorporarse al cuerpo de enfermería de la Armada Australiana. En 1916 se le concedería el título honorífico de Sister, que equivalía a primer teniente del ejército y nada tenía que ver con la religión, desarrollando así su trabajo como jefa de enfermeras de los hospitales británicos.

Una vez concluida la guerra, en 1919, Kenny continuó trabajando con niños enfermos de polio. La falta de respaldo médico a su método le impedía tratar casos agudos, por lo que se ocupó de los crónicos y de los que eran rechazados por la medicina.

Desanimada por la falta de apoyos, y tras la muerte de su gran amigo McDonell, tomó la decisión de trasladarse a Estados Unidos para seguir desarrollando su método allí. Impartió numerosas conferencias por el país. El colectivo médico se le siguió resistiendo hasta que algunos doctores comenzaron a creer y mostrar interés en su método. La invitaron a quedarse en Minneapolis, en la Medical School of the University of Minnesota, para realizar un estudio y análisis más profundo del mismo. Años más tarde, unos investigadores publicarían en la revista Journal of the American Medical Association los beneficios que habían observado en los pacientes a los que se les había aplicado el método Kenny. En 1941 la National Foundation for Infantile Paralysis y la American Medical Association recomendarían públicamente el método Kenny frente a los tratamientos ortodoxos que aplicaba la medicina.

Cartel de «Sister Kenny».

En 1943 se constituyó el Instituto Elizabeth Kenny en Minneapolis, que sería pionero en la utilización de su método y en la rehabilitación muscular, con la intención además de formar nuevos profesionales que siguieran sus pasos en el tratamiento de la poliomielitis. En la actualidad, este centro se caracteriza por ser uno de los más progresistas e innovadores en el campo de la rehabilitación.

La propia Elizabeth Kenny contó su experiencia en un libro autobiográfico titulado And They Shall Walk, en el que describió sus años de experiencia con pacientes infectados por polio. Su fama hizo también que Hollywood contase su historia en la película Sister Kenny (1946), protagonizada por Rosalind Russell y dirigida por Dudley Nichols.

Elizabeth Kenny regresó a Australia en 1950. Contrajo la enfermedad de Parkinson un año después. Falleció el 30 de noviembre de 1952 tras sufrir un accidente cerebro-vascular.

El desarrollo de vacunas para prevenir el contagio del virus de la polio durante la década de 1950 erradicó la enfermedad y cerró para siempre el debate médico que Elizabeth Kenny había abierto. Con ello, su figura quedó relegada al olvido. En los últimos años, su nombre y contribuciones han resurgido gracias a la biografía Polio Wars: Sister Kenny and the Golden Age of American Medicine, escrito por Naomi Rogers, historiadora de la Universidad de Yale, Estados Unidos.

Referencias

Sobre la autora

Edurne Gaston Estanga es doctora en ciencia y tecnología de los alimentos. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en organizaciones que fomentan la difusión del conocimiento de la ciencia y la tecnología.

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