Becca Peixotto y Hannah Morris completan el equipo excavador de Rising Star

Ciencia y más

De toda la gente que solicitó trabajar en la expedición, sucedió que las seis mejor cualificadas éramos mujeres.

Becca Peixotto

Becca Peixotto y Hannah Morris son dos jóvenes antropólogas estadounidenses que en el año 2013 tuvieron la oportunidad de formar parte del proyecto de investigación llevado a cabo en uno de los yacimientos de homininos más ricos del mundo: el complejo de cuevas de Rising Star, situado a unos 50 kilómetros al noroeste de Johannesburgo. Colaboraron con el equipo internacional dirigido por los paleoantropólogos Lee Berger, profesor de la Universidad de Witwatersrand, Sudáfrica, y John Hawks, profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison, EE. UU.

Antes de participar en esta prometedora expedición, Becca Peixoto ocupaba el cargo de Instructora Adjunta del Departamento de Antropología de la Universidad Americana, Washington DC. Por su parte, Hannah Morris, graduada por la Universidad de Georgia, acababa de leer su tesis doctoral sobre las implicaciones de la acción humana en los ecosistemas vegetales («The implications of human actions on vegetative ecosystems»).

En octubre de 2013, de manera paralela pero independiente ambas científicas se vieron sorprendidas ante un anuncio publicado en Facebook por el conocido experto en evolución humana, Lee Berger. El profesor solicitaba excavadores con experiencia en paleontología o arqueología para una excitante, aunque peligrosa, excavación en las cuevas sudafricanas de Rising Star. Su mensaje matizaba que la persona interesada debía ser delgada y preferentemente pequeña, no padecer claustrofobia y estar en buena forma física.

Sección geológica esquemática de la sala Dinadeli (Rising Stars). Imagen: Wikimedia Commons.

El objetivo del proyecto era desenterrar unos fósiles de homininos recientemente descubiertos, pero localizados en un lugar de muy difícil acceso. Tanto Becca Peixoto como Hannah Morris (al igual que hicieron Marina Elliott, Elen Feuerriegel, Lindsay Eaves y Alia Gurtov), respondieron de inmediato y con gran entusiasmo al anuncio, solicitando formar parte de la expedición. Tras sendas entrevistas vía Skype, fueron aceptadas. Pocas semanas después volaban desde sus respectivas ciudades hasta Johannesburgo, reuniéndose con el resto del equipo.

Creemos que puede resultar de interés traer a colación un breve resumen de lo que ellas mismas han relatado acerca de tan extraordinaria experiencia. Con ello completamos anteriores post que incluían a personajes y circunstancias que protagonizaron este acontecimiento destacado en los hallazgos de la evolución del género Homo.

Becca Peixoto y su camino hacia una cueva sudafricana

En una interesante entrevista concedida en septiembre de 2015 al magazine mensual Washingtonian, realizada por la reportera Ryan Weisser, Becca Peixotto se explaya relatando las contingencias hasta su llegada a Rising Star. Recuerda que «al finalizar mi Máster me tomé un año libre con el fin de prepararme para comenzar mi doctorado (PhD). Entonces ocurrió lo de la expedición. Leí el anuncio escrito en Facebook por el profesor Lee Berger y constaté que solicitaba especialistas con un conjunto particular de habilidades que yo tengo».

Becca Peixotto. Imagen: American University.

La joven científica continúa narrando que, ilusionada ante tan atractiva oferta, «respondí de inmediato, y para mi asombro me entrevistaron y fui seleccionada. Con enorme ilusión comprendí que ante mí se abría la posibilidad de colaborar en una expedición donde participaban acreditados paleoantropólogos y paleoantropólogas procedentes de conocidas universidades de distintas partes del mundo».

Inmediatamente voló a Sudáfrica. «Lo dejé todo para colaborar en aquel proyecto», ha comentado en más de una ocasión. Una vez llegada al campamento, se incorporó a un equipo de investigación internacional compuesto por sesenta científicos y científicas y numerosos técnicos.

En el blog Trowelblazer, Becca Peixotto relata que «la paleoantropología era una línea de investigación totalmente nueva para mí, aunque sí estaba habituada a trabajar en entornos físicamente exigentes y potencialmente peligrosos». Por esta razón, explica, «la posibilidad de combinar mis capacidades técnicas de trabajo al aire libre (adquiridas en mi carrera previa) con la arqueología era una oportunidad que no podía dejar pasar».

Graduada en la University of Alabama, Huntsville, Peixotto había continuado sus estudios en la University of Amsterdam, donde obtuvo un máster. Retornó a los Estados Unidos y realizó otro máster en Antropología, esta vez en la American University Washington DC. Su principal proyecto de investigación estaba relacionado con el estudio de un sombrío pantano (Great Dismal Swamp Landscape Study) que se extiende en la frontera entre los estados norteamericanos de Virginia y Carolina del Norte.

La experiencia adquirida posteriormente le resultaría muy útil para el tipo de trabajo que debería realizar con el equipo de excavación en Rising Star. Tal como revela a la periodista Ryan Weisser: «Yo había hecho mucha labor de campo con el profesor Dan Sayers en Great Dismal Swamp, y pensé que ese trabajo me había preparado de diversas maneras para realizar el tipo de esfuerzo que requería la expedición. El pantano Dismal está inmerso en un ambiente verdaderamente duro, siendo un constante desafío física y mentalmente».

Además, continúa Becca Peixotto, «en la Universidad Americana, el programa de máster y los cursos de doctorado son muy rigurosos en términos teóricos y tienen un amplio contenido de conocimientos de antropología. En mi caso me centré en arqueología, pero también asistí a clases y aprendí sobre otros campos. Esa formación y el haberme implicado en charlas y discusiones en la facultad, me dieron confianza para pensar que sería capaz de trabajar con especialistas del calibre de los que encontraría en Rising Star».

El día 10 de noviembre de 2013, Peixotto, junto a otras cinco científicas espeleólogas igualmente seleccionadas, empezaron la difícil aventura de internarse en la peligrosa cueva de Rising Star, sorteando obstáculos como túneles muy estrechos y escarpadas pendientes, a la luz de la bombilla que portaban en sus cascos protectores. El aspecto que adquirían con su vestimenta de excavadoras dio lugar al afectuoso mote de astronautas subterráneas (underground astronauts), con el que se hicieron conocidas.

Desde el exterior, el resto del equipo observaba mediante un circuito interno de televisión el trabajo que en las profundidades realizaban Peixotto y sus compañeras; cómo extraían los fósiles, los envolvían cuidadosamente y los guardaban en diversos recipientes para transportarlos fuera sin dañarlos.

Becca Peixotto trabajando en una cueva de Rising Star. Imagen: Elen Feuerriegel (Eurekalert).

La calidad y cantidad del material recogido sorprendió a todos los miembros de la expedición. Así lo relata Becca Peixotto a David Beard, editor de PRI.org (Public Radio International), «pronto resultó muy claro que estábamos tratando con algo que no habíamos esperado, pues eran muchos, muchos restos». De hecho, extrajeron más de 1 500 fósiles procedentes al menos de quince individuos; era la muestra más grande de cualquier especie de hominino hallada en un solo yacimiento en África.

«Incluso el profesor Berger, confiesa a la reportera Ryan Weisser, cuando nos envió por primera vez ahí abajo pensaba que solo encontraríamos un esqueleto parcial al que no tardaríamos demasiado tiempo en extraer. Pero resultó que no era solo un esqueleto parcial, ya que había como mínimo quince individuos; más fósiles de los que nadie del equipo pensó que sería posible encontrar allí».

En abril de 2014, Peixotto relataba en el blog de National Geographic que «en solo ocho días de excavaciones, recuperamos más de 320 especímenes fósiles y una cantidad enorme de sedimentos […]. Algunos de ellos, seguramente espectaculares, permanecen en la cueva esperando a que los desentierren en un futuro no demasiado distante».

Seguidamente, la científica explica porqué no los desenterraron todos: «En primer lugar, hubiese llevado demasiado tiempo. Todos los fósiles que recolectamos en esta etapa proceden de una pequeña área del total del suelo de la cámara. Segundo, los arqueólogos a menudo prefieren preservar una parte del yacimiento en su lugar original para estudiarlo con posterioridad. Avances futuros en la tecnología y nuevas investigaciones pueden alterar la forma en que excavamos, por lo tanto, dejar algunas áreas sin tocar nos permite saber más del yacimiento y de los fósiles a lo largo del tiempo».

Tras las acertadas reflexiones de Becca Peixotto, puede resultar enriquecedor el relato de otra compañera de excavación.

Hannah Morris: inolvidable experiencia en las cuevas sudafricanas

Hannah Morris, por su parte, también tenía razones para responder al mensaje del profesor Berger en Facebook. Tras doctorarse, había adquirido experiencia participando en proyectos arqueológicos en los Estados Unidos y en México. Con posterioridad, optó por ingresar en la Ohio State University y realizar un máster en arqueología, que leyó satisfactoriamente en 2012. El trabajo hacía especial referencia a la plaeoetnobotánica, también conocida como arqueoetnobotánica, disciplina centrada en el estudio de los restos vegetales hallados en los yacimientos arqueológicos. Los resultados de proyectos de este tipo permiten analizar las interacciones entre los seres humanos del pasado y el mundo vegetal.

Hannah Morris en las cuevas de Rising Star. Imagen: Refinery 29.

En septiembre de 2015, durante una entrevista concedida a la coordinadora de comunicaciones de la Universidad de Georgia (UGA News Service), Stephanie Schupska, Hannah Morris relata que mientras participaba en un proyecto de investigación en St. Catherine’s Island (isla del Estado de Georgia que posee yacimientos arqueológicos de notable interés) «disfrutando de una agradable e intensa excavación del Museo de Historia Natural», leyó el citado anuncio del paleoantropólogo Lee Berger y su curiosidad se despertó de inmediato.

Tras comunicar al profesor Berger su deseo de formar parte del equipo de la expedición a Rising Star y ser aceptada, en un plazo de tres semanas aterrizaba en Johannesburgo. Aquí se incorporó al grupo de jóvenes científicas espeleólogas que bajarían hasta la cueva donde yacían los fósiles de homininos. No obstante, tal como ha aclarado Morris a Stephanie Schupska, su viaje hacia la espeleología había empezado mucho antes del post de Facebook.

Hija de un profesor de geología, desde niña estaba acostumbrada a pasar largos periodos de tiempo en el exterior. «De hecho, apunta Morris, el noroeste de Georgia tiene algunas de las mejores cuevas de Norteamérica […]. Crecí bajando a diversas cavernas con mi padre y mi familia, y también haciendo escaladas a rocas. Ciertamente me encanta la espeleología». Además, añade, estudiando en la Universidad de Georgia «he excavado en circunstancias únicas y extremas».

Hannah Morris con los huesos de Homo naledi
descubiertos en Risng Star. Imagen: Ohio State University.

En Rising Star, pese a las interminables dificultades que ofrecía el acceder a la cámara con los fósiles, la expedición tuvo un éxito extraordinario. Destacando el valor de los hallazgos, Morris revelaba a Stephanie Schupska que «al segundo día, nos dimos cuenta de que no estábamos tratando con los restos del esqueleto de un único individuo; en la cueva había restos de más de un hominino». Y así fue: habían hallado múltiples fragmentos de casi todas las partes del cuerpo; un descubrimiento notable porque podría contribuir a conocer mejor la historia del crecimiento y el desarrollo de aquellos homininos

Al terminar su participación en las excavaciones, Hannah Morris, en el mismo sentido que el resto de sus compañeras, declaraba: «Me sentí muy honrada y agradecida por haber sido parte de un equipo tan increíble». Con orgullo y satisfacción ponía el acento en la valiosa información contenida en los fósiles que ellas habían logrado exhumar y, además, colaborado a interpretar.

En la actualidad, informa la profesora de antropología y geografía de la Universidad de Georgia, Suzanne Pilaar Birch cofundadora y moderadora del blog Trowelblazers, que Hannah Morris dirige su propia compañía de consulta arqueológica (Chena Consulting Services), que ofrece sus servicios a centros como museos, universidades y otras organizaciones culturales semejantes. Uno de esos clásicos casos de emprendimiento nacido desde la universidad y la investigación.

Hannah Morris también dedica parte de su tiempo a la enseñanza y la divulgación científica. Así, por ejemplo, según señala Birch, ha colaborado en la organización de un seminario para estudiantes de secundario titulado «Las chicas exploran la arqueología» («Girls Explore Archaeology»), en coherencia con su notable interés por fomentar la participación de las mujeres en disciplinas científicas como Arqueología o Antropología.

Una expedición exitosa desde la perspectiva de género

El equipo de espeleólogas científicas ha mostrado su preocupación por el papel de las mujeres en la ciencia, tal como revela Becca Peixotto, convertida en portavoz. En unas declaraciones a la periodista de Washingtonian, Ryan Weisser, le decía que se trata de «un tema del que nosotras hablábamos mientras estuvimos allí abajo excavando. Nos preguntábamos ¿cuántas paleoantropólogas hay fuera? Sabíamos que realmente había muchas […]. Quizás, pensamos, el perfil de las mujeres en la ciencia está asomando; quizás ahora están alcanzado mayor reconocimiento por su trabajo del hasta hace poco logrado».

Además, Becca Peixotto añade: «Creo que Rising Star también captó la atención del público porque había seis mujeres que no solo participaban en el proyecto, sino que de hecho estaban entrando en las cuevas, y no es algo que cualquiera esté dispuesto a hacer. Y, de toda la gente que solicitó formar parte del equipo, sucedió que las mejor cualificadas éramos mujeres». Seguidamente afirma, «creo que esto dice mucho sobre la cantidad de investigadoras que realmente tienen la formación y la experiencia requeridas para formar parte de expediciones con estas exigencias».

Asimismo, continúa recalcando, «es muy importante mostrar a otras chicas y a mujeres jóvenes interesadas, la multitud de caminos diferentes mediante los que puedes implicarte en un ámbito que incluye los aspectos más aventureros de la ciencia».

The underground astronauts. Imagen: Ohio State University.

No elude, sin embargo, un asunto que ha sido determinante en esta expedición: el tamaño físico. Cuando la reportera manifiesta su curiosidad sobre si tal característica influiría en la elección de mujeres, Becca Peixotto reconoce que «por supuesto, el tamaño tuvo su importancia. Debíamos arrastrarnos a través de una grieta de 18-20 cm de ancho». No obstante, añade, «todas las del equipo teníamos tallas distintas. Lo que de hecho compartíamos era la capacidad para excavar y la experiencia necesaria para este tipo de expedición».

Finalmente, ante la pregunta sobre qué diría a una chica joven que trate de dedicarse a la ciencia hoy, Becca Peixotto recurre a los nuevos medios de comunicación. Afirma que «gracias a las redes sociales, el gran número de mujeres que trabajan en la ciencia está saliendo a la luz, por lo que sirven de ejemplo y referente. Se hacen visibles al público como científicas e intelectuales, lo que tiene enorme influencia». Subrayando esta facilidad de acceso, recuerda que «averiguar con quién quiero hablar, quién puede ser mi modelo, a quién debo leer para aprender más, es ciertamente algo que para mí fue difícil como joven interesada en la ciencia».

En este punto coinciden las seis participantes en la expedición de Rising Star: los numerosos medios hoy existentes, de los que este blog también forma parte, se han convertido en magníficas atalayas desde las cuales las científicas expertas pueden comunicarse y ser conocidas por las jóvenes deseosas de referentes que las estimulen a dedicarse a la labor científica e investigadora.

Referencias

Nota de la editora

Esta serie sobre el descubrimiento de los restos fósiles de homininos en el sistema de cuevas de Rising Star (Johannesburgo, Sudáfrica) consta de cinco artículos:

  1. Marina Elliott, joven antropóloga en la expedición de cueva de Rising Star (Sudáfrica)
  2. Elen Feuerriegel, joven investigadora en la conjunción de ciencia y aventura
  3. Dos expertas en evolución humana, Lindsay Eaves y Alia Gurtov, coprotagonistas en la arriesgada expedición de Rising Star
  4. Becca Peixotto y Hannah Morris completan el equipo excavador de Rising Star
  5. Breve crónica de la presencia femenina en el descubrimiento de la última especie humana

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

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